Capitulo 38

El silencio reinaba entre todos, Bertha, mi supuesta madre, Brandon detrás de ella confundido y por último yo, que me aferraba a Bertha para no caer de bruces al suelo.

Mi cerebro no sabía que hacer que sintiera, ya que mi dentro de mí crecía la angustia, el abandono, el miedo y la furia, mucha furia.

—Tú no eres mi madre—Volví a negarme a creer esa tontería—¿Solo por el parecido? —Reí sin rastro de humor—Eso no tiene sentido y además sí así lo fuera, tu presencia no es para querer reencontrarte conmigo ¿O me equivoco?

Claudia sonrió gatunamente—¿No crees que deberíamos ponernos cómodos para hablar sobre esto? —Cuestionó mirando sus uñas.

Bertha alejó su brazo de mí—Es cierto, por favor adelan…

—Ella no entrará aquí—Interrumpí a Bertha con seriedad y sin dejar de ver fijo a esa mujer.

—Anel…

—He dicho que no—Posé mis fríos ojos sobre ella. Bertha pasó saliva y rendida asintió.

Claudia lanzó una carcajada—Admiro tu educación querida.

—Con todo orgullo informo que en ese sentido soy selectiva—Ella borró su sonrisa y me fulminó con la mirada—Y tú no eres mucho de mi agrado en este momento—Un carraspeo provocó que Claudia girara hacia atrás y mis ojos la siguieran para posarlos sobre el pajarito.

Este al notar como dos pares de ojos verdes y fríos como el hielo se posaban en él, se tensó e inmediatamente dio los últimos pasos que lo distanciaban de mí. Bajó su rostro hacia el mío y besó mi mejilla casi rozando el oído.

—Tranquila—Susurró. Mordí mi labio inferior y asentí a su petición, pero no estaba del todo segura, si lograría cumplir con mi palabra.

—Niña, mi tiempo es limitado—Comentó Claudia—Si respuestas es lo que quieres, dejarme entrar debes y por supuesto a solas.

Asentí—¿Tengo preguntas? —Me auto-cuestioné—Sí, pero no soy tan idiota para dejar entrar a gente de tu calaña al orfanato—Claudia hizo una mueca—Hablaremos, pero aquí—Mis ojos se dirigieron a Bertha y a Brandon, quienes estaban serios ante la escena—¿Podrían entrar, por favor?

Bertha apretó sus labios—¿Estás segura? —Asentí calmada—Está bien, vamos dentro hijo, te prepararé algo para quitar el frío—Dijo hacia Brandon, quien no despegaba sus ojos de mí.

—Seguro—Respondió e inclinó su faz nuevamente hacía mí—Grita si me necesitas—Sonreí—Suerte, Bruja.

Ni bien Brandon entró junto a Bertha, un silbido provocado por Claudia llamó mi atención.

—Pero mira que chocolatito a punto de convertirse en un verdadero bombón te has conseguido—Comentó con chulería—¿Ya te has acostado con él?

Mis puños hicieron presión contra ambos flancos de mi cadera—Eso es algo que no te incumbe y para que lo sepas, no ando de lanzada.

Hizo una mueca de aburrimiento—Pues yo ya lo estaría disfrutando de todas las formas posibles—Rió—En fin, dime ¿Qué quieres saber? —Llevó una de sus manos a su abrigo de cuero, para cubrirse un poco.

—¿Por qué dejarme de esa forma? —La observé enojada—¿Tan difícil era, no lo sé, dejarme en la puerta de alguien más?

—Te dejé de esa manera porque es como tu padre y yo te considerábamos, parte de la basura y bulto que conllevaba consigo un sinfín de problemas—Una punzada en mi pecho, provocó que un gemido inaudible saliera de mis labios.

¿Cómo pude sobrevivir nueve meses dentro de ella?

—Y con respecto a tu segunda pregunta—Sonrió gatunamente—Tú padre era un narcotraficante de los mayores, por lo que el haber tenido sexo casual con una drogadicta y el haberla dejado embarazada, era un golpe muy duro para su reputación—Explicó—Así que ordenó que te hiciera desaparecer del mapa y creí que lo había logrado—Me observó con desdén.

—Tú no puedes ser mi madre.

Claudia elevó una ceja—¿En serio? —Tragué saliva—¿Y de dónde más heredarías esos genes? —Se acercó un paso hacia mí—Tus ojos, tu cabello y la forma de tu cuerpo, son mis regalos, en cuanto al resto se lo debes a Francis—Volvió a su lugar—Si continúas insistiendo en que miento, pues yo misma te acompañaré al hospital y hacemos una prueba de ADN, para aclarar tus dudas, más no las mías.

—Acepto tu propuesta—Dije ignorando lo anterior a lo del ADN y Claudia sonrió—¿Así se llamaba?

Frunció su ceño—¿A quién te refieres?

—Mi supuesto padre.

—Oh—Acarició su mentón—Si, así se llamaba.

—¿Llamaba?

Claudia lanzó una risita—Está muerto, ser el dueño del mundo de las drogas acarrea consecuencias y para tu padre, representaron su muerte.

—¿Jamás lo amaste?

Esta me observó incrédula—¿Amarlo? —Dejó escapar una estruendosa carcajada—Solo quería sus drogas y además fue solo un calentón de momento, lo cual debo decir que satisfizo como un experto.

Hice una mueca de asco—Lo último estaba de más—Comenté—¿A qué has venido?

—Pues, aunque no lo creas, estaba en tu búsqueda o en realidad de lo que llevas allí—Señaló la medalla—Te vi un día junto al bombón de allí dentro, yo estaba en la panadería y fue cuando los vi entrar—Relató mientras se cruzaba de brazos—Pero jamás esperé encontrarme con el paquete completo.

Apretujé mis brazos a mi alrededor debido a la ventisca—¿Entonces eso es lo que deseas      ? —Tomé la medalla y la arranqué de un solo tirón—Ten—Extendí mi mano y ella tomó el pequeño y dorado objeto con rapidez—Ahora desaparece.

—No tan rápido—Me detuvo—Debemos hacer el análisis y si los resultados salen positivos y sé que así será, pelearé por tu tenencia y cuando logre obtenerte, te vendrás conmigo Rusia.

Esta vez yo reí burlesca—No iré a ningún lugar contigo—La observé fríamente—Ya tienes lo que querías ahora vete.

—Tengo lo quería, pero una parte de, la otra se sitúa justo frente a mí.

—¿Acaso me crees un objeto? —Ella sonrió levemente—Escucha con atención ¡Jamás iré a ningún sitio contigo! ¡Me rehúso a hacerlo!

—Tengo mis contactos—Comentó para sí misma—Vales demasiado para mí y no estoy dispuesta a desperdiciarlo, cuando se confirme que eres mía, reclamaré legalmente tu tenencia y al ganarla, deberás despedirte de la anciana y el bombón—Se acercó a hasta mi rostro—Porque cariño, te irás conmigo.