—Danna Nos vamos a ir a las 8:50
—¡Bien!
—No te enojes linda.
Me tomo la mano y me beso. No seguiré el beso, no lo haré, no lo haré... Diablos lo estoy besando. Me separe de él bruscamente y jadeando por la falta de aire.
—No puedes... no puedes... simplemente besarme...cuando quieras.
—¿No?
Miré a su pecho, negué con la cabeza y seguido mordí mi labio inferior.
—No.
Tomo mi mentón y lo levanto, para proporcionarme un lento, delicado y muy dulce beso en los labios.
¡Wow! Y el tercer mejor beso toma lugar una vez más con Taylor Dilaurentis.
—Ve a cambiarte linda.
Subí las escaleras, con las bolsas en manos.
Tome un largo y relajante baño, porque ya saben, una ducha es algo rápido, solo ballarte y una ducha es para disfrutarla y relajarte, algo tardado.
Después de secarme muy delicada y detalladamente el cabello, porque si algo que cuido es mi cabello, es en lo único que me considero femenina. Me hice un chongo, y por una vez en mi vida desearía que estuvieran aquí mis hermanas para maquillarme o saber más que solo colocarme mascara para pestañas y labial.
Me coloque el vestido y las zapatillas. Agradezco a mamá haberme obligado a usar zapatos altos para todas esas reuniones tan aburridas y tan importantes según mi madre. Una miradita a el espejo. ¡Wow! ¿Danna eres tú? ¿ahora hablo con mi reflejo? sí que estoy loca.
Bien, ¿tienes que ser una mujer segura de acuerdo? nada de ser la chica tímida que todos pisotean y que nadie recuerda, ahora estas casada. ¿Casada?, sí, aunque... no importa eso ahora, estas CA-SA-DA y debes comportarte como tal.
Después de darme un sermón frente al espejo, eche un vistazo al reloj de la pared, Justó a tiempo las 8:50 Alguien golpeo la puerta, estoy segura que es Taylor.
Gracias por leer.
«TE HAS CRITICADO A TI MISMA DURANTE AÑOS Y NO HA FUNCIONADO. PRUEBA A HALAGARTE Y OBSERVA QUÉ OCURRE.».