09 de Agosto del 2017
Lucy iba caminando lentamente por medio del campus de la universidad e iba sumergida en sus pensamientos cuestionándose porqué había escogido algunas materias, a pesar de que el semestre había comenzado tan solo pocos días antes ella ya se arrepentía de haberlas escogido ya que no se sentía preparada para verlas y tenía miedo de perderlas más adelante, eso significaba que tendría que botar a la basura el esfuerzo que hacia sus padres para que ella estudiara. Cuando llegó a la entrada principal del campus noto que el frío de la noche estaba más fuerte que días anteriores y también vio que varios estudiantes estaban observando hacia afuera, Lucy fue caminando y adelantando a varios estudiantes para darse de cuenta de que ellos estaban trancando el paso porque estaba lloviendo. Ella descolgó su maleta y busco frenéticamente en ella para encontrar el paraguas, pero luego de una búsqueda exhaustiva se dio por vencida. Lucy se quedó mirando al cielo por pocos segundos, ella tendría dos opciones, esperar a que parara de llover y quedarse ahí donde estaba junto con los otros estudiantes o salir corriendo lo más rápido posible hacia la estación para tomar el transporte, pero ella desechó rápidamente la primera opción ya que si se demoraba mucho su hermana se preocuparía.
Lucy se ajustó bien su chaqueta de cuero negra, se puso el gorro, se colocó bien la maleta en su espalda y salió corriendo. A medida que iba avanzando por el amplio camino que separaba la universidad de una calle noto que varios estudiantes tenían paraguas y otros simplemente estaban corriendo, pero en un punto la gran mayoría se detenían y luego continuaban. Cuando iba llegando allí vio que había alguien agachado en medio del camino, por la espalda y por la chaqueta de cuero roja con negro y franjas blancas que portaba pudo deducir que era un chico. Ella se detuvo y lo observo, pero decidió continuar con su camino hasta que se giró hacia él y noto que lo había visto en algún lado, Lucy se quitó un mechón de cabello que estaba en su mejilla y recordó que aquel chico lo había visto parcialmente en la clase anterior y que faltando pocos minutos para que esta finalizara él salió sin decir nada. Lucy se devolvió y se le acercó a paso lento, cuando estuvo al frente lo observo, pero él ni se inmuto en mirar quien era la persona que se había parado a su lado. Ella suavemente se agacho en frente de él y posó su mano en su hombro suavemente.
– Hola. ¿Estás bien?
Lucy hablo lo más suavemente que pudo tanto que su voz parecía un susurro, pero él chico no le contesto nada y solo seguía mirando fijamente a un punto. A Lucy le dio la impresión de que él omitía completamente el hecho de que estaba en medio de camino y que estaba completamente mojado.
– ¿Te puedo ayudar en algo?
– No…no me puedes ayudar. – La voz de él era suave y entrecortada.
– ¿Me puedes decir porque estás aquí en este estado? – Lucy vio como aquel chico junto sus manos y comenzó a apretar una contra la otra mientras se quitaba parte de las uñas, ella instintivamente tomó sus manos y trato de alejarlas. – Quiero ayudarte, pero no te hagas daño.
– No puedes, de verdad no puedes ayudarme.
Él chico con cuidado se deshizo del agarre de Lucy y se llevó una de las manos a los ojos limpiándose frenéticamente, en ese momento Lucy noto que aquel chico estaba llorando, pero por las gotas de agua que recorrían su rostro no había podido darse de cuenta de aquel detalle. Ella se quedó mirándolo perpleja y decidió acercarse a él más y abrazarlo tratando de posar la cabeza de él en su clavícula, pero él se resistió por pocos segundos ya que aquel acto había sido impredecible, luego accedió. En el momento que él chico sintió el abrazo de Lucy quedo estático.
– No te preocupes, puedes llorar y desahogarte si quieres. – Lucy susurro suavemente.
– Mi mamá… acabo de fallecer.
Las palabra de él pronunciadas con voz entrecortada y pausada tomaron por sorpresa a Lucy por lo que ella no pudo evitar sentir un escalofrío que la recorrió por todo el cuerpo, ella instintivamente lo abrazo fuertemente y acaricio su cabeza con delicadeza.
– Gracias.
– No te preocupes. – Lucy dejó de abrazarlo y él la miró, ella vio que aquel chico de cabello negro, tez blanca, delgado, ojos pequeños con un brillo encantador, cara perfilada, nariz pequeña y labios pequeños, era un chico muy guapo y encantador que le hubiera gustado verlo en otra situación, sin embargo en ella nació un sentimiento de querer ayudarlo y protegerlo. Era extraño, pero a pesar de que Lucy era consciente de que aquel chico era mayor que ella no pudo evitar verlo como alguien mucho menor. – ¿Cómo te llamas?
– Stephen.
– Stephen, me llamo Lucy. – Lucy tomó una de sus manos y se levantó lentamente.
Él entendió rápidamente el mensaje y sin soltar la mano de ella se levantó y al quedar a su lado Lucy se sintió extremadamente bajita ya que por suerte ella llegaba a la altura de sus hombros.