Llego el día, empacaba mis cosas, Toallas, Sandalias, bloqueador solar, Lentes, traje de baño, etc. Era el día en que me iría a la playa junto al amor de mi vida.
Estaba muy entusiasmado, pero de pronto se me paso por la cabeza que nunca fui con mis padres a una playa. No sé porque lo había recordado de la nada. No me gusto recordarlos, pero también Haneul me ha comentado que debería hablar con ellos y arreglar las cosas. Le conté sobre ellos después de la disputa que tuve con sus amigos, decidí que no quería más secretos entre nosotros. Pero aun así no me atrevo a hablarles, aun no me siento preparado.
No era momento de pensar en eso. Solo recogí lo necesario y me dirigí a la casa de mi novia. Emprendimos el viaje hacia Haeundae Beach. Solo admiraba el paisaje junto a mi princesa, me contaba que no era la primera vez que iban ahí. Iban más frecuente en las vacaciones con su madre, pero cuando ella murió, no habían ido, pero después de una charla con su padre y hermano decidieron ir porque seguramente su madre lo habría querido.
Todo el camino fue muy increíble, por momentos nos deteníamos a admirar o comprar algunas cosas como comida porque era un viaje largo. Pero no me había dado cuenta, pero había algo que me estaba molestando y creo que no lo había admitido hasta ahora, y es que Haneul era extremadamente hermosa, era muy bella como una princesa de cuento de hadas y cuando eso sucede llega a llamar la atención de cualquier hombre. En cualquier lugar donde ella y yo íbamos muchos la veían sin ser discretos, tanto jóvenes como nosotros hasta hombres maduros. Llegamos a hablar sobre eso, pero debo decir que no pudimos acordar algo sobre eso y es porque ella no tenía la culpa, pero mis celos eran bastantes impulsivos y no era nada disimulado, si algo me molesta no puedo ocultarlo. Aun así, nada se pudo resolver y estaba ocurriendo una y otra vez en nuestro viaje. Sin embargo, no dije nada en el camino.
Cuando llegamos al Hotel me percaté de un vendedor ambulante que llevaba flores blancas tanto reales como artificiales, de verdad me encantaron y fui con él. Y compre una rosa para ella.
- ¿Quiere alguna otra cosa Joven?
- Que es exactamente esto? – Pregunte por una especie de diadema de flores blancas artificiales.
- Es una corona, solía hacerla con flores reales, pero son muy delicadas y no llegan durar mucho.
- Me gusta, me llevo los dos. – Seguro que a Haneul le encantaran
- Si me deja darle una recomendación, tengo esta pulsera que combina perfectamente con la corona. – La pulsera era hermosa. No lo dude y compre ambas.
El padre de Haneul me vio comprar las flores y solo me miro con una sonrisa. Le platique que eran para Haneul y sus flores favoritas eran las flores blancas porque le recuerdan a su madre ya que ella vestía casi siempre blanco y era su color favorito. Haneul se quedó con eso y ahora casi todas sus cosas son de color blanco.
Ambos regresamos al Hotel y después nos dirigimos a nuestra habitación. Lo raro fue que pidieron 2 habitaciones, una para El padre y hermano y la otra era para Haneul y yo. Parece que me he ganado la confianza de Su padre para que hiciera tal cosa e incluso Haneul se sorprendió cuando su padre lo pidió así en recepción.
En cuanto llegamos a la habitación le di a Haneul aquellas flores.
- Haneul, vi esto afuera del hotel y…no pude evitar pensar que te quedaría hermoso. – Le entrego la rosa, la corona y la pulsera. Ella se queda sin palabras, aun no sé, pero siempre se sorprende de cualquier cosa que pueda regalarle.
- Kai…me encanta… - Decía emocionada. En seguida le puse la corona y le abroché la pulsera. En verdad se veía hermosa.
Es increíble, pero ella en ningún momento se quitaba esa corona y la pulsera, solo cuando dormíamos, pero al despertarse y arreglarse volvía a ponérselas, en verdad le encanto y no podría estar más feliz de verla así.
Nos quedaríamos por 5 días, y estábamos en el 3er día ¿Qué puedo decir?
Estábamos en la playa, pasábamos en la tarde. Me decías que estabas en tus mejores momentos, me acariciabas mi cabello y te di un beso que saben a duraznos, creo que te dije que no me iría nunca. Dibujaste una sonrisa en tu rostro.
- Amor…creo que algo anda mal… - La mire de inmediato y le pregunte que tenía. – No se…pero no quiero esto… - Su mirada estaba petrificada, estaba asustada, como si viera un fantasma y cayo convulsionándose.
Pedí ayuda, su padre estaba yendo hacia nosotros y le grité que me ayudara con desesperación, pero también se quedó petrificado y mirándome como si no tuviese alma.
- ¡¡Sácame de aquí!!…- Dijo con una voz siniestra. – ¡¡Sácame de aquí!! – Lo decía una y otra vez.
De la nada escuche una doble voz que provenía de abajo. Era Haneul diciendo las mismas palabras. Me asuste, estaba con la misma expresión sin alma que su padre, ambos no dejaban de decir esa frase y lo siguiente fue….
- ¡DEJAME EN PAZ! ¡NO!
- ¿Qué te ocurre? – Jadeaba, me hacía falta el aire. – Kai tranquilo, fue una pesadilla… - Reconocí su voz y la volteé a ver, estaba bien.
-Yo… - No podía pronunciar las palabras, solo la abrace.
Ella también estaba asustada. Era la primera vez que me sucedía algo así. Era como si fuera real.
- Todo está bien, no te preocupes. – Me mencionada una y otra vez Haneul.
- ¿Qué paso? – Deje jadeando, pensé que me daría un paro cardíaco
- Fue una pesadilla…no te preocupes – Acariciaba mi cabello para tranquilizarme.
La abrazaba fuerte, en verdad era la primera vez que tenía un sueño tan horrible.
Lo que paso después no lo recuerdo, solo sé que desperté abrazado de Haneul. El sol daba con todo a la habitación. Me sentía como si tuviera resaca, y un dolor de cabeza. No sé en qué momento paso, pero volví a despertar, esta vez reaccioné rápido y vi la hora. Eran casi la una de la tarde. Llame a Haneul rápido.