Ian Thorne y la Llama Azul

Parte 1- Un extraño Suceso

Ian Thorne acababa de cumplir 11 años y el mejor regalo que le pudieron haber dado fué un carnet de la biblioteca de Norfolk, el lugar donde más pasaba sus días, ya que la magia, mundos mágicos, animales inexplorados y muchas historias antiguas era lo que más le llamaba la atención. Sus libros favoritos eran la nueva colección de: Magia y otras Leyendas Mundos Ocultos y Dragones Mágicos y Como Criarlos, Aprende a ser tu propio Mago y más. Todos de fantasía claro, la magia no existía o al menos nunca se había atrevido a preguntar.

Era un tema prohibido en la escuela y no ayudaba vivir con una familia muy culta, su padre el señor Tiberius y su madre Margaret, no permitían hablar de temas de magia, ni nada de eso, eran muy estrictos, no se les podía culpar, el pueblo tenía una leyenda de brujas, hechiceros y magia, justamente por una leyenda que cierta o no, había generado en el pueblo un gran temor.

El papá de Ian, el señor Thorne era un hombre alto, rubio y de ojos celestes, delgado tan delgado que de vez en cuando su esposa tenía que coserle la ropa porque cada día le quedaba más grande y siempre tenía que estar bien presentado, ya que el señor Thorne era contador y trabajaba para un banco llamado Grewing Norfolk, era el banco más importante del pueblo, pues claro, era el único que había, su esposa la Señora 

Margaret, era una mujer bajita y delgada, con cabello rizado, corto y negro como la noche, con unos ojos de color verde brillante que fue lo que enamoró al señor Thorne hacía 12 años, ella era maestra de la pequeña escuela del pueblo, la cual estaba a unas pocas cuadras de donde vivían y muy inconveniente para los niños ya que la mantenía todo el día afuera de casa por lo que tenían que pasarlo con su niñera.

Todo comenzó un Domingo, a eso de las 10 de la mañana, se ve a Ethan, un niño gordito y simpático en el ático con gafas de piloto, una gorra de colores que le había regalado el tío Berman, con un pantalón grande y café, de esos que tienen tirantes y una camisa de cuadros con un pin de Boys Scouts colgando a un lado de la camisa , el era un niño muy callado, pero muy inteligente a sus 9 años ya había ganado un premio de ciencias y pasaba sus tardes en el ático haciendo experimentos y creando siempre algo innovador, según él, como una vez, que inventó un abanico el cual resulto bastante bien, pero un día un corto circuito hizo que tuvieran que estar a oscuras varios días, y es por eso, que sus padres lo limitaron a crear sus inventos ahí arriba.

Un poco más abajo, en otra habitación se ve una ventana medio abierta, ahí se encontraba Ian, pues aunque eran vacaciones y todos querían estar afuera, el no, el era nocturno, las vacaciones las aprovechaba para ir a la biblioteca, pintar o recrear historias mágicas, el era alto para su edad e introvertido y en las fiestas familiares sus primos le decían el raro por sus dos ojos, ya que ellos tenían una anormalidad, uno era celeste y el otro verde lo cual le daba vergüenza y siempre exigía a su mamá que le echara el flequillo hacia adelante para tapar justo un ojo y poder evitar ser la burla de los demás, pero no se dejen engañar a pesar de esto Ian era feliz en su mundo de fantasía

Ese día el resplandor del sol atravesaba la ventana medio abierta y enseñaba esa gran pila de libros cubiertos de polvo que él tenía en una repisa al lado de su cama, pero no solo el sol entraba por ella sino de repente un olor extraño como a humo de carro se sentía en el aire , la habitación se puso fría y oscura.

-¿Qué es eso? - murmuró Ian al sentir un susurro en su oído. Aún intentando cubrirse con la cobija, comenzó a sentir el olor tan desagradable que estaba ya entrando en sus narices.

-¡¡¡ Ahhhhh.... !!! - exclamó con asco al respirarlo.

Ian aún envuelto en su cobija , con su pelo despeinado el cual hacía visible sus dos ojos brillantes decidió levantarse a cerrar la ventana para seguir durmiendo, entre gemidos y gruñidos con sus pies casi arrastrándolos hacia ella.

Fue cuando escuchó un ruido extraño en la puerta y un fuerte golpe que estremeció toda la habitación.

¡¡¡BUMMMMM!!!

--¿ Qué... qué fue eso?-¿Es... es un temblor? - exclamó Ian asustado.

--¿ Qué es ese ruido? -se dirigió mirando hacia la puerta. La abrió, y al no ver a nadie decidió bajar las gradas.

Se ve un corredor largo, lleno de plantas de todos los colores que la señora Margaret cuidaba con orgullo, Ian comienza a atravesarlo y nota la puerta del jardín abierta.

--¿Mamá? ¿estás aquí? - preguntó Ian algo tembloroso

Ian salió caminando algo torpe y brusco, intentando mirar pero la luz del sol no le permitía.

Salió frotándose los ojos, sintió una brisa extraña, el cielo de repente se nubló , al menos en su jardín, volteó hacia los lados y no había nada, miró hacia el cielo y notó algo extraño, el sol había desaparecido entre las nubes negras que cada vez se aglomeraban más, de pronto un extraño sentimiento empezó a embargarlo, notó como una pequeña luz se asomaba entre las nubes, Ian caminó unos pasos hacia atrás, extrañado y confundido, pero notó que la luz se hacía cada vez más grande, cuando de pronto y sin darse cuenta esa luz bajó como un rayo y lo atravesó en el brazo



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En el texto hay: magia y aventura, magia, magia y fantasia

Editado: 30.12.2018

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