Ian Thorne y la Llama Azul

Parte 2- El Sueño

Doctor dígame cómo está mi hijo? - exclamó angustiada la Señora Margaret

- Milagrosamente se encuentra estable, todavía está inconsciente y tendrá que pasar unos días en el hospital- respondió el Dr. Alfers,- su hijo tuvo mucha suerte señora Thorne, el rayo pudo haberlo matado-dijo el Doctor mientras miraba a Ethan. -Si no hubiera sido por ti pequeño, tu hermano no estaría vivo, fuiste muy valiente. El pequeño Ethan miraba al doctor que lo felicitaba y entre dientes una pequeña sonrisa le salía.

En aquella habitación de ese frío hospital, la número 45, estaba Ian, con muchos aparatos a su alrededor que lo mantenían estable, apretando los puños de las manos, y sus ojos bien cerrados. Como si una pesadilla estuviera presenciando.

Ian despertó, estaba en un lugar cálido y blanco, habían palmeras que cubrían unos extraños basureros negros, en forma de floreros. A lo lejos se podía ver la playa que llegaba hasta la arena lentamente y se devolvía como una bailarina danzando en círculos, delicadamente.

Ian abrió sus ojos pero no podía levantarse, tenía una pesadez en todo su cuerpo, notaba sus manos ásperas, y un extraño hormigueo recorría todo su cuerpo.

- Estoy muerto?- se preguntaba mientras trataba de ponerse en pie.

Miraba sus manos pero no notaba nada extraño, solo sus venas, se veían más de lo normal, al escuchar el ruido de las olas, dirigió su mirada a ese extraño lugar en el que se encontraba.

Allá entre aquellas palmeras una hermosa mujer se acercaba hacia él

-¡Ian, hijo mío, haz vuelto a mí!- dijo aquella mujer en tono de felicidad.

Ian la miraba sorprendido.

Era alta, de ojos celestes, cabello largo y dorado, tan largo que llegaba hasta sus piernas, cubierto de diamantes que formaban una trenza justo al final, sujeta por un lazo de oro bien brillante,  llevaba un capa blanca que tocaba la arena, con unos destellos celestes, una mujer blanca, tan blanca como la nieve misma, su sonrisa era tan deslumbrante que opacaba una corona que llevaba encima. Aquella mujer dirigió su mirada a Ian  y le sonreía, por una extraña razón el confío en ella y no temía, sentía que la conocía de toda la vida, pero ¿cómo? si nunca la había visto.

-¿ Estoy muerto? preguntó Ian al ver una mujer, que jamas en su corta vida

pensó que vería.

-Creo que sí Ian, pero dime tu... tu, te sientes muerto?-- dijo Mientras miraba el brazo de Ian.

____¿Donde estoy?-- dijo al notar que ella veía su brazo.

--Eso te iba a preguntar- respondió la mujer. -¿ Tienes algun recuerdo de esta playa?

-Se parece a esa playa, solo que está más calmada y brilla bien hermoso, justo como al principio. Antes, antes de todo... - responde Ian algo nostálgico mientras los dos miran las olas.

- ¡Ohhh! -  Es curioso lo raro que actúa la naturaleza a veces, como si tuviera vida propia, o como si fuera manipulada, no crees? - Preguntó mientras dirigió su mirada al pequeño.

- ¡Pero a mí me gusta así, así es más bonita, y me hace olvidar un mal recuerdo! - Replico Ian

- ¿Puedo vivir aquí contigo? me siento en paz

-¡No Ian!, ¡tienes que volver!-

-¿Por que? -

Se arrodilló, tomó el brazo de Ian, y le acercó un medallón en forma de llama, este se desintegro al tocar su piel y formó una llama celeste que poco a poco comenzó a recorrer todo su brazo, una luz brillante salió disparada hacia el cielo.

¿Qué es esto? ¿qué me hiciste? me siento... diferente - dijo Ian

-Tienes que volver a la tierra... es tu misión. Volteó su mirada hacia él y le sonrió.

¿Cual misión? - no entiendo

-Eres el niño que Él rescató. El te dió la vida, ahora tú, tienes que salvarnos, es la única forma.

¿Puedo saber quién eres? - preguntó Ian mientras miraba cómo ella caminaba hacia la playa

-Soy la hija de la Luz - respondió mientras se alejaba con lágrimas en los ojos.

Ella caminó unos pasos más, tocó su cabello y giró en redondo varias vueltas, mientras murmuraba... es tan joven, no sabe lo que le espera...-giró un par de vueltas más y desapareció entre su capa dejando unos destellos rosados en el aire

No... no te vayas! -exclamaba Ian mientras ponía su mano en el pecho al sentir un fuerte latido en su corazón y con él, cayó al suelo, y una fuerza lo empujó alejándolo de ese lugar a una velocidad sorprendente.



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En el texto hay: magia y aventura, magia, magia y fantasia

Editado: 30.12.2018

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