CAPITULO XIII LO ECHÉ

Es lunes en la mañana y no paro de dar vueltas por toda la casa. La memoria está sujeta a la percepción que tenemos de las cosas, entonces repetir movimientos o sensaciones podria lograr que mi hipocampo se activara, el encargado de la memoria a largo plazo, para lograr recordar algo.

Escuche voces en el porche, era una discusión entre mis padres 

-Fue un error y debes entenderlo- Dijo él

-Lo sé... Lo tengo muy presente- Dijo ella con la voz temblante- ¿Crees que mandarla a un internado sea lo mejor?

-Es la única opción- Dijo intentando convencerla- Ninguno de los dos la soporta

Cada palabra dicha por ambos era como si insertaran una pequeña aguja en mi corazón. Duele, no se puede negar, él la estaba convenciendo. Después de todo quién quiere a una persona como yo, no me conozco ni a mi misma, nada haria una diferencia significativa.

-Sólo debemos desasernos de ella para ser felices tú y yo- Dijo él

-Si, sólo los dos... Nadie quiere un estorbo- Dijo ella muy convencida

Abrí la puerta, quedaron impactados- ¿Escuchaste?- Dijo él con nerviosismo

Aunque me sentía muy lastimada, ¡no me dejaria doblegar por la situación, no lo haria!- Cada miserable palabra

-Pues es cierto- Dijo interviniendo ella- ¡Nunca debí tenerte!... ¡ERES EL PEOR ERROR DE MI VIDA... TE DETESTO!- Dijo con rencor- ¡Sería más feliz si nunca hubieras existido!

Lentamente todo se volvio más tenso, lo dijo, ella lo dijo y no necesitaba que lo repitiera- ¡Hasta dónde yo sé no pedí nacer!- Dije evitando al máximo llorar- ¡Tú eres la única responsable!... ¡No tuviste la suficiente capacidad cerebral para pensar las cosas... y no cometer el peor error de su vida- Dije molesta, mientras me señalaba- ¡Si nunca hubiera nacido, no hubiera hecho miserable su vida... Y si no me hubiera tenido, la mia no sería miserable!- Fui fuerte imparcial, hable sin sentimientos, con la capacidad suficiente para decirle todas sus verdades- ¡Eres la única tan miserable como para culpar a los demás por tus estupideces de joven... Ahora veo realmente que nadie me soporta y todos me odian, no quiero escucharlos más!- Dije con más molestia que dolor- ¡Su egoísmo e inconciencia, los destruye lentamente y de paso me destruye a mí!... ¡Tengan la desencia de hacerse cargo de sus actos y no se desagan de él!- Concluí

-No dijas eso hija...- Dijo llorando, lágrimas de cocodrilo que no son capaces de borrar el daño hecho- Es que...- Dijo nerviosa mientras lo miraba, se estaba arrepintiendo, ya era tarde, ya lo dicho está y no se puede borrar, quedo escrito en ese gran libro que denota el destino

Salí de allí, no llevaba telefono, tampoco dinero. Camine sin rumbo fijo por un par de horas, hasta que el cansancio me obligó a sentarme en la banca de un parque, donde se encontraban varios niños jugando. Tome aire <<¿Porqué me pasa esto a mí?>> Me pregunte varias veces. Tal vez no sea mi culpa, pero en esas situaciones no sé qué sentir. Me sentía destrozada por dentro, pero fuerte a la vez... es una sensación extraña

-¿Ahora te dedicas a secuestras niños?- Dijo con un tono de burla una voz familiar

-No tengo ánimos... Max- Dije mirando el piso, las lágrimas se deslizaban lentamente por mis mejillas, como si no quisieran escapar de mis lagrimales

-Oh... lo siento- Paso suavemente su brazo por encima mio, lo abrace fuertemente, como si quisiera que no escapara, que no me odiara, que no huyera de mí; como lo estaban haciendo todos

Ninguno de los dos hablo. Yo no puedo, siento que con cada palabra me ahoga más en mi miserable vida. No sé porque no dijo nada, posiblemente siga impactado por lo que pasa conmigo, no puedo decir que tengo una normalidad como comunmente lo hagan los demás. Esos que disfrutan de una familia feliz y quisieran tener más, que no valoran lo suficiente, esos pequeños instante en los que son felices o por lo menos creen serlo...

-Oye- Lo mire- Me diras ¿qué paso?

-Yo... Creo que...- No tengo palabras, simplemente no salen, qué le puedo decir. Me aparto de él, tomo aire; pero más que aire es valentía

-Sino quieres hablar, no importa- Dijo sin apartar la mirada. Siempre implacable ante las adversidades, cómo la hace, cómo logra parecer tan tranquilo y tan agradable a la vez

-Si- Dije secando aún unas pocas lagrimas de mi cara- Mira yo...- Me puse de pie, cómo lograba estar siempre en el lugar adecuado, en el momento justo. Desde que sucedio eso él está ahí dispuesto a todo, sin esperar nada a cambio. Personas como él se encuentran pocas veces en la vida... -Ven vamos- Dije intentando olvidar todo lo sucedido

-¿Segura?

-No he estado segura de nada desde que desperté... Vamos- Dije con una pequeña pero evidente sonrisa

-Tú mandas- Sincero pero cortante, me agrada

...

-¡Ya basta!- Dijo cansado

-Vamos, son sólo 20 metros- Dije halando su brazo

-Eso dijiste hace 100 metros- Dijo con molestia

-No seas exajerado... Mira ya llegamos- Dije tomando aire- A tiempo para la puesta de sol

-No puedo creer que llegamos hasta aquí- Dijo asombrado viendo el atardecer

-¡Literalmente, fueron como 50 metros!- Estabamos en una colina, un poco empinada, cercana al parque

-Pues la vista es hermosa- Dijo mirandome fijamente

-Y se pone mejor- Dije emocionada, señalando el horizonte. Era una bella puesta de sol, las nuves se tornaron de un color naranja, este momento es casi mágico

Max me volteo a ver cuando el sol casi se escondía, para dar inicio a una noche, adornada por la luna. Paso un mechón de cabello detrás de mi oreja y me miro directamente a los ojos. Tiene una mirada penetrante, práctiamente puedo ver su alma. Mi nerviosismo aumento, estoy asustada, tengo miedo de lo que pueda suceder... No quiero perder al único amigo que me queda... Mis manos estaban sudando y mi cerebro ya no procesaba nada... Puso suavemente sus manos en mi cara, se acercaba lentamente, sin titubear. Su telefono sonó <<Salvada por la campana>> Pensé