Idilio

Capítulo 27

Altaír sintió un ruido, pero no se atrevió a abrir los ojos.

Este se encontraba acostado en su cama, se había acostado sumamente tarde tratando de recordar la melodía, pero sus esfuerzos fueron en vano. Afortunadamente había encontrado su habitación limpia, su ropa organizada en el armario y una bañera llena con agua caliente; al parecer todo había sido obra de su esposa. De repente se dijo que no estaría mal el matrimonio después de todo, ya que, tendría a alguien que se ocupara de esas cosas por él.

Este volvió a escuchar el mismo ruido que parecía más un golpe y se colocó la almohada en la cara.

<<¿Qué hora es?>> pensó desconcertado. Este hizo un enorme esfuerzo por abrir los ojos y cerciorarse de la hora. <<Siete y media, joder... es madrugada>>.

Los golpes comenzaron a ser más constantes y este ya no pudo más y se sentó en la cama.

Su habitación era del tamaño de su apartamento en París, Altaír odiaba los espacios grandes, pero era eso o vivir con su madre en Leithold House y lo último no era ni siquiera una opción.

Ésta poseía una cama doble decorada con terciopelo bordado y decoración hecha de oro; el colchón estaba hecho de lino y relleno de plumas de pato, un espejo grande con un marco dorado a su derecha y otro a su izquierda; una lámpara en el centro, un juego de muebles y millones de lujos más que él le tenían sin cuidado.

Este hizo un esfuerzo por buscar el albornoz y salir a ver de dónde provenía ese ruido. Al llegar a la puerta y abrirla, se die cuenta que se escuchaban voces, herramientas y golpes a la vez. De repente vio a una de las doncellas de Iuola.

Ésta le hizo una reverencia—Buenos días excelencia

—Buenos días eh...

—Mary, su excelencia

Él le sonrió—Mary ¿Qué es todo este ruido?

—Son los carpinteros excelencia, están arreglando las ventanas y las puertas

Él asintió—¿Y no podían hacer eso en la tarde?

—La duquesa lo deseó así

Él suspiró mientras asentía—¿Dónde está mi esposa?

—En el estudio excelencia, con el administrador y la cocinera

—Dile que pare todo este escándalo y que vengan mejor en la tarde; estoy tratando de dormir

—Sí excelencia—le dijo ésta y luego se fue.

Este suspiró y volvió a s habitación.

***

Iuola se había despertado al alba, levantando a todos para que fuesen a buscar carpinteros que arreglaran las ventanas y las puertas, puesto que era un caso de extremada urgencia. Se había reunido con los criados y les había dicho que el día de hoy tendrían una evaluación de competencias y el que fallara tendría que irse, por esa razón todos estaban dejando la casa como una taza de plata.

Quiero que mi rostro se vea en el piso ¿Quedó claro? —les había dicho ésta.

¡Sí señora! —exclamaron todos

Aquí no estamos en el ejército, lo correcto es responder con un tono medio y pausado

¿De acuerdo? Y nada de "Sí señora o señor" es "Sí su excelencia" tanto para mí esposo y para mí, mi doncella Rose les estará enseñando buenos modales si decido quedarme con ustedes y deberán tomar sus medidas para su uniforme del día a día. Mary, será la nueva ama de llaves y ya establecimos un área de servicio, por eso les pido que tomen sus pertenencias ya mismo y se trasladen allá.

Sí su excelenciarespondieron todos

Iuola asintióEso está mucho mejor, ahora vayan a hacer sus quehaceres. La cocinera y el administrador los espero en mi estudio

Ésta se encontraba en el estudio redactando unas hojas de forma rápida. No se sentía cansada puesto que muchas veces madrugó para estudiar y esta responsabilidad no podía dejarla pasar por más tiempo, tenía que poner un orden a todo ese caos para dedicarse a sus estudios.

El estudio de la primera planta era amplio y con muchas ventanas, tenía el gran escritorio en la parte central y detrás de este un estante de libros y junto a él una licorera vacía. Frente a ella había dos juegos de muebles y tres asientos frente al escritorio.

La cocinera y el administrador estaban de pie y en sus constantes movimientos se les notaba la desesperación. Iuola no los había invitado a sentarse por el simple hecho de que tenían que aprender a saber cuál era su lugar y que jamás se les pasara por la cabeza que ellos eran igual que ella.

Ese pensamiento hizo que se detuviera su escritura.

<<Eres una bastarda... tu sangre está sucia>> se recordó.

Ésta colocó la pluma en el tintero y los miró—Tomen asiento—les dijo y ellos aliviados lo hicieron.

Iuola miró a la cocinera—Esta semana tendrá que organizar usted el menú, a partir de la otra lo haré yo. Esta semana es sólo una prueba, quiero saber cómo es su sazón. Si decido quedarme con usted, le asignaré sus respectivos ayudantes.



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En el texto hay: altair, idilio, rosmeryah

Editado: 27.06.2019

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