El aire que se respiraba en el carruaje ducal era denso.
Altaír se encontraba diagonal a Iuola mirando por la ventana, desde que habían salido de la casa él no le había dirigido la palabra, ni siquiera la miraba.
En ese momento Iuola comenzó a jugar con las manos, ella era consciente que tenía que darle una explicación y lo más pronto posible, sin embargo, su boca se negaba a pronunciar una sola palabra. Sentía mucha vergüenza y repugnancia; sentía que esa sensación no iba a desaparecer jamás.
Ella miró a su esposo, el cual estaba demasiado concentrado en el escaso paisaje que le mostraba la noche y su corazón le latió de prisa. Intentó comparar esa sensación con sus experiencias pasadas y no era igual; con Altaír Iuola podía ser ella misma porque él jamás la juzgaría, él podía sacarle una sonrisa muy fácilmente y no solo eso, la encendía cuando la tocaba.
Tenía que armarse de valor y explicarle todo lo sucedido, él se merecía eso y mucho más.
―Altaír, yo...
―Hemos llegado―la interrumpió este y el carruaje se detuvo.
Su esposo bajó de inmediato y la ayudó a bajarse, este le ofreció el brazo y avanzaron hacia la única casa que estaba en la colina. era de dos pisos y se veía bastante acogedora, tenía dos ventanas grandes en cada costado y la puerta en el centro de ésta; en el jardín había cualquier variedad de flores y estaba bien cuidado.
―¿Es aquí? ―le preguntó Iuola y este asintió―¿Qué le diremos cuando nos vea?
―No lo sé, tu solo me dijiste que te trajera aquí
Ésta no les respondió. <<Tiene razón>> pensó. Ella le había pedido de eso, pero con tantas cosas que habían pasado nunca se dignó a pensar que le preguntaría.
De repente Iuola se detuvo obligándolo a detenerse.
―Mejor vámonos―le pidió―La verdad si Wolf tiene una amante o no, no debería de ser de mi incumbencia. Es su vida.
Altaír suspiró con resignación―¿Estás segura?
Iuola lo dudó, en realidad lo que le inquietaba era el niño, pero se dijo así misma que Wolfram sabrá cómo resolver sus problemas, ella tenía que pensar en los suyos.
Iuola asintió y ambos se devolvieron hacia el carruaje. En el instante en que dieron media vuelta, se chocaron con una mujer rubia. La noche no dejaba visualizar los rasgos de ésta, pero Iuola vio que tenía los ojos azules, llevaba un vestido color lila de mangas largas y cuello alto; su cabello estaba recogido en una trenza y llevaba una olla en sus manos.
Ésta la dejó caer y se derramó todo el líquido que llevaba adentro.
Ella se llevó su mano derecha a los labios.
―¿A-A-Archer? ―susurró.
Iuola sintió como Altaír se tensaba y este se zafó de ella y corrió hacia la mujer la cual se había desmayado. Su esposo la cargó en brazos.
―Debemos entrar a la casa―le dijo Altaír―busca entre sus bolsillos la llave
Iuola asintió sin decir una palabra. No entendía nada de lo que estaba pasando ¿Por qué aquella mujer le había dicho "Archer" a Altaír?
Por fin encontró una llave y se dirigió a paso rápido a la casa, logró abrir la puerta y le permitió a Altaír que entrara.
La casa era acogedora por dentro, había una amplia sala con muchos muebles, un comedor y la cocina se veía en el fondo; en la parte centran había unas escaleras que conducían al segundo piso, la chimenea estaba en el ala izquierda junto con dos sillones.
Altaír la acostó en uno de los muebles y a continuación suspiró.
―¿Mamá?
Ambos dieron media vuelta y había un niño asomado por la escalera, tenía aproximadamente unos cinco años, su cabello era una mata de rizos negros, sus ojos eran azules, sus mejillas sonrosadas. Estaba vestido con pantalones cortos de color gris, una camisa blanca manga larga y unos zapatos negros.
Iuola analizó al niño. <<Dios mío... es la viva imagen de Altaír>> pensó horrorizada.
―No te asustes muchacho―le dijo su esposo―Tu mamá se desmayó y queremos ayudarla ¿puedes traer un poco de agua?
Este dudó―¿Cómo entraron?
―Con la llave de tu mamá―le explicó Iuola―sé que somos unos extraños, pero de verdad que queremos ayudarla
El niño los miró con recelo y luego miró a su madre y salió a buscar agua a la cocina.
Iuola miró a Altaír―¿Al por qué ella te dijo "Archer"?
Este se sentó en un sillón y se llevó una mano a los ojos.
―Archer es mi hermano
Ella se sentó en frente de él―¿El que encontramos muerto?
―No, el militar. Éramos idénticos, Archer me quería demasiado y yo a él.
―Al ese niño se parece mucho a ti
Este asintió―Ya lo noté―susurró
―¿Crees que...?
―No lo sé
―Pero no entiendo ¿Qué tiene que ver Wolfram con ellos?