Adele se encontraba paseando el jardín de los barones de Fitzwalter con su tía Meredith. El hecho de que el duque de Westhampton colocara su atención en ella, había causado un revuelo en los invitados y el nombre de “Señorita Wallase” estaba en la boca de todos. Las debutantes le arrojaban miradas asesinas y tres caballeros se pelearon por la última pieza que le quedaba.
Ésta se encontraba dichosa de su cometido, puede que el duque no se fije en ella pero sin duda muchos caballeros se acercarán a ella.
De inmediato su tía le pidió que dieran un paseo porque la atención que le estaban dando era abrumadora.
—Entonces eso fue lo que le dijiste al duque de Westhampton—concluyó su tía
Esta asintió—Maté muchos pájaros de un tiro ¿No crees tía?
—Supongo que sí, sin embargo ten mucho cuidado hija. Recuerda lo que te decimos tu tío y yo: Diviértete, conoce muy bién a los caballeros y el que tú sientas que te trate bien, tenga buen corazón y otras virtudes que te gusten, ese será el mejor partido
Adele se detuvo y la miró—Si tía, pero estoy apostando muy alto porque en verdad yo quiero elevarlos a ustedes a un estatus más alto, que nos movamos en los mejores círculos, que asistamos a bailes más…
—Adele—la interrumpió Meredith—Entiendo perfectamente eso querida, pero no debe ser lo primordial sino tu felicidad
Adele la miró. Su tía no comprendía porque tenía un corazón conformista, su madre se había casado con un barón mientras que su tía Meredith lo había hecho con un doctor. Adele nunca se conformaría con tan poco. <<Yo no soy así>> pensó.
—Adele ten en cuenta esto hija: Los muertos no llevan trasteo.
Ésta no le contestó. Su tía jamás la entendería porque era una fracasada, debería estar agradecida de la vida de lujos que tiene en Weasly House.
—¿Volvemos hija? —se preguntó esta
—Quisiera tomar un poco más de aire
—Muy bién, pero no te alejes del salón
Adele asintió—No lo haré, vuelvo en unos minutos
Su tía le sonrió y se dirigió al salón. Adele se dijo así misma que tenía que pensar bien las cosas, la única oportunidad que tenía era esta, era casi imposible que se encontrara con el duque de Westhampton en otro evento social y sus tíos no aplicaban el más mínimo esfuerzo para obtener una invitación en los círculos más elevados. Por ende tenía que buscar un medio para que el duque le pidiera la última pieza que le quedaba.
Esta decidió alejarse un poco de la casa, nunca había negado que era una mujer ambiciosa, pero para bién. Quería avanzar, que la respetaran… solo necesitaba una oportunidad.
En ese momento visualizó una silueta junto a un árbol, Adele frunció el ceño, el individuo se percató de su presencia y pisó el puro. Ella nunca había visto a un hombre fumar y verlo le escandalizó un poco. Este se alejó del árbol y aquellos ojos azules la impresionaron demasiado. No podía ver su rostro claramente.
—Buenas noches señorita—la saludó
—Buenas noches, con permiso debo irme
—¿Se siente bién?
Ésta se detuvo—Lo lamento pero no es de su incumbencia
Él se echó a reír—¿Le da miedo que la vean conmigo? Qué ironía
Esta lo miró—¿Por qué?
—Soy el duque de Leithold.
Iuola frunció el ceño. Esta se encontraba en su habitación, ya era de noche y estaba Semi acostada en su cama, con una aza de té en la mano. Ésta se sentó y colocó su taza en la mesa de noche, Iuola colocó el diario en sus piernas y comenzó a pasar las hojas.
—Dios mío, arrancaron las hojas
Ésta comenzó a pasar las hojas en blanco y encontró una que al parecer le había caído agua y las palabras no eran legibles. Iuola se puso de pie y se acercó a su tocador, colocó el diario en la mesa y encendió la lámpara de gas. Entre sus cajones buscó una lupa y se sentó.