Capítulo 8

— ¿Viaje? — pregunté confundida, al momento de ver a Gabriel sonreír en el escenario —

Habíamos sido todos llamados para una reunión con el consejo estudiantil urgente.

Y ahora me enteré de que Gabriel no solo era el capitán del equipo de fútbol, si no que además era el presidente de la universidad.

Algo raro, ¿verdad?

No lo veía con las capacidades suficientes como para hacerlo. Todos los delegados y los presidentes estudiantiles que había conocido eran personas inteligentes.

Pero no, el rompió los esquemas que tenía sobre eso.

Porque gilipollas era para rato, la verdad.

— Para los que son nuevos este año os explicaré porqué os han llamado — informó, paseándose en el escenario como si fuera suyo — Todos los meses, hacemos una escapada un fin de semana a un sitio totalmente diferente. Obviamente, es opcional. Hay gente que prefiere volver a sus casas o simplemente no quieren gastarse dinero. — observé como la gente lo escaneaba como si fuera una impresora. Las chicas maravilladas de escucharlo, por supuesto — Desde mi punto de vista es una oportunidad que no deberíais desperdiciar.

Deje de mirarlo para concentrarme en observar la sala. O mas bien, el teatro.

Jamás había estado en un sitio así. Era bastante grande y había aire acondicionado.

Creo que eso era lo mejor.

Había comenzado a llover y se nos había echo muy difícil llegar hasta aquí, ya que estaba en la otra punta del campus. Comenzaba el frío, y eso no me gustaba para nada.

Era una persona bastante friolera, y los inviernos eran un infierno para mi.
Estábamos a principio de noviembre, el frío era palpable.

Suspiré rendida. Todavía me quedaba un año entero en esta porquería, y bueno, tres más si decidía seguir.

— Este año hemos decidido ir a la nieve — soltó Gabriel de repente, haciendo que toda la gente comenzara a chillar — Se que os gusta mucho, así que decidí hacerlo ahora.

Asentí dándole la razón. Pero el problema, era que odiaba el frío. Eso conllevaba a que odiara también la nieve.

Y le había prometido que iría.

Adivinen quien no iría.

Exactamente.

Yo.

— Hay algunas personas que ya se han apuntado — informó el moreno con una sonrisa, haciendo suspirar a las niñas que estaban a mi alrededor — Pero espero que se apunten muchas más

— ¡Dilas!

— ¡Contigo voy al fin del mundo, guapo!

— Hazme un hijo, buenorro!

Si que están salidas estas chicas. Quien lo diría.

No vamos a mentir, que las mentiras duran bien poco. Gabriel estaba bueno. Estaba muy bueno. Demasiado. Creo que era un adonis salido del cielo para hacerme rabiar.

Pero no se comparaba con mi Jaden. Mi niño.

Todo el mundo comenzó a chillar que nombraran las personas que iban a ir al viaje. A mi, la verdad, ni me interesaba.

Así, que me levanté dispuesta a ir a mi habitación a atragantarme con bollicaos.

— Iremos todos los integrantes del consejo estudiantil y el equipo de fútbol entero — comenzó a nombrar —También se apuntó una chica nueva — sonrió y levanto las manos para calmar a la multitud — Tessa Pimenova con sus amigos Ted Morris y Tara Lewis. Ashley Tunk también... — se quedó pensativo — Y Steisy.

Esta vez se levantaron unos cuantos elevando la mano, queriendo unirse al viaje también.

Espera.

¿Que había dicho el pelo escoba?

¿Yo?

¿Cuándo firme eso?

— ¡Protesto señoría! — grité llamando la atención de todos los presentes, que era todo el puto internado — ¡Yo no firmé nada!

Gabriel me buscó con la mirada por el público y sonrió cuando me encontró.

Maldito hijo de la grandísima gran puta.

— Me dijiste que venías — comentó él, con una sonrisa que me daban ganas de quitársela —  Ya esta todo hecho.

— ¿Como que todo hecho? — esta vez gritó un chico que no conocía de nada — ¿Viene o no?

— Sus padres ya pagaron el viaje, así que sí — esperó unos cuantos segundos para ver mi reacción. Al ver que no hacia nada, prosiguió — Vendrá.

— ¿Y Tara? ¿Y Teddy? — grité horrorizada — ¡Ellos no te dijeron nada! ¡Exijo mi dinero, bastardo!

La gente comenzó a reírse por mi ocurrencia tan genial. Gabriel quitó su sonrisa de inmediato, poniéndose serio.

Mi mejor amiga apareció a mi lado, con una sonrisa socorrona.

¿Que pasaba aquí?

— Yo hablé con Gabriel para ir — explicó lentamente, queriendo que lo asimilara — Ted estuvo de acuerdo — volvió a decir — ¡Sabes que siempre quise pisar la nieve!

Madita hija de la grandísima puta.

— ¿Cuándo es el viaje? — pregunté rendida. Si algo sabía, era que no iba a dejar solos a mis mejores amigos. Jamás. En la vida.