¿Fue un día duro?- la voz de tu amigo té devolvio a la realidad cuando andabas en tus pensamientos.
Tú le dedicaste una sonrisa triste mientras asentías y él se acercó a ti para acariciar tu espalda. Estabais viendo una pelicula en su sillón, como cada viernes, y el gesto té lo impidio concentrarte. Un fuerte hormigueo quemaba allí dondé te tocaba y acabaste embobada con su perfil, iluminado por la pantalla.
-Creo que necesito algo más- susurraste, notando tus musculos se relajaban bajo su tacto mientras tu corazón se alteraba.
Él se volvió a mirarte con esa tierna expresión confusa tan típica de él y te acercaste a su rostro. Vuestras frentes se unieron y los ojos de ambos se hundían en los del otro. Su mano detuvo sus movimientos en tu espalda para sostener tu cintura y su otra mano se posó sobre tu mejilla. Su pulgar acarició cálidamente tu piel cerca de tus labios. Quedaba poco para que vuestras bocas se unieran, podías sentir su aliento.
-Hey despierta,dormilona.
Despertaste de un sopetón y lo miraste confundida, en la otra punta del sillón y con esa sonrisa suya divertida.
Había sido todo un sueño.