Victoria salió de su habitación directo a la cocina donde ella sabia que estaba su hermano, como todas las mañanas.
- Hola -dijo mientras posaba su mirada en la sartén en la que se encontraba su desayuno.
– ¡Hola! –la miró con una gran sonrisa– ¿Dormiste bien?
Ella solo se limitó a asentir.
– ¿Dónde esta Happy? –preguntó mirando a su alrededor.
– Allí –respondió señalando al sofá.
Se encontraba aparentemente dormido con una cobija sobre él, al verlo ella solo suspiró.
– Necesito que me hagas un favor –dijo mientras servia el desayuno.
– ¿Cuál? –preguntó ella con cierta desconfianza.
– Necesito que cuides a Happy, tendré que salir y el no se puede quedar solo.
– No cuidare a Happy, no soy niñera.
– Solo necesito que lo vigiles –suspiró– Imagina que es un niño...
Vicky lo miró con confusión y disgusto, al notar esa expresión paró por un segundo y continuó hablando.
– Bueno, mejor imagina que es un perro que cada hora necesita que alguien lo mire y tal vez le de comida.
Ella lo pensó durante un momento.
– Esta bien –bufó– Lo cuidare.
– ¡Genial! –sonrió– Ya me voy –avisó agarrando su chaqueta y unas llaves.
– ¡¿Qué?! –gritó sorprendida– ¡¿Ahora?!
– Tranquila –dijo abriendo la puerta– Hay comida en la nevera, adiós –se despidió y salió del apartamento casi corriendo.
– ¡Pero...! –no pudo terminar la frase ya que él ya había cerrado la puerta– Maldito –susurró algo enojada.
Suspiró y miró Happy, dio algunos pasos hacia el pasillo pero un murmuro la detuvo, dirigió su vista hacia el sofá y se acercó a el, David estaba despertando lentamente.
– Buenos días, Happy.
– ¿Qué? –dijo él aún adormilado– ¿Qué hora es? –siguió mientras ponía las manos en su cara.
– Eh –miró el reloj que estaba en la pared– Son las 6:30 de la mañana.
– Agh, Dios... -–se quejó– Me va a explotar la cabeza.
Ella rodó los ojos mientras se levantaba y se dirigía hacia la cocina para después regresar con unas pastillas y un vaso de agua
– Toma esto –le dijo acercándole el vaso.
Él lo miró para después levantar la mirada y verla a ella, lo que provocó que él sonriera.
– Si eso era todo, me iré a mi habitación –dijo mientras se dirigía de nuevo al pasillo.
– Espera –la detuvo– Ven.
Ella, confundida y frunciendo el ceño, se acercó.
– ¿Qué pasa?
Happy le hizo una pequeña seña para que se acercara más, lo cual ella hizo. Él sonrió para después besar su mejilla y susurrarle un simple "Gracias"
Ella se sonrojó por un instante, se giró y siguió su camino hacia su habitación, maldiciendo por el camino al chico rubio.