Immundus

El obsequio.

—08—

c

—Aún no decido entre rugby o basquetbol. —Francis resopla dejándose caer a lado de Elara.

—Puedes elegir dos extracurriculares, sabes eso ¿no? —Ella le hace saber.

—Por supuesto, sabelotodo. Pero sabes que si quieres formar parte de uno de los equipos del instituto no puedes tomar más de dos extras del mismo campo.

—¿Así que planeas entrar en uno de los equipos deportivos? —pregunta sin apartar la vista de su lectura.

—Siempre lo he hecho, Ela. No sé porque te sorprende.

Francis responde con simpleza.

—Deberías tomar una clase optativa o varias. —Ella le aconseja.

Francis frunce el ceño.

—¿Por qué querría hacer eso?

—Fran, apenas y pasaste el último año en Fallenbelt. Si no hubiera sido por Cael, Enzo y por mí, habrías reprobado el año.

Lo sermonea provocando que Francis ruede sus ojos con irritación. Me río ganándome una mirada acusadora de Elara y otra divertida de Francis.

—No es gracioso, Cael. Deben tomarse en serio el instituto, después de aquí no hay más escuela.

—Y brindo por eso. —Francis celebra y levanta su limonada hacia mí.

—De verdad que no se puede contigo, eres un inconsciente. —Elara reniega acomodándose en el sofá y cubriéndose el rostro con el libro.

—¿Ya sabes que vas a elegir, Hannover? —Francis me mira curioso.

—Rugby. — Me encojo de hombros. — No es como si mi padre permitiera otra cosa.

—Que jodido… mi padre solo espera que no me expulsen antes de acabar el semestre.

—Son hombres muy diferentes. Pero no me molesta el rugby, lo he practicado desde siempre; te he pateado el culo ¿Cuántas? ¿Miles de veces?

Hablo engreído. Francis me lanza un cojín que esquivo con éxito.

—Claro, además tienes el cupo asegurado en el equipo ¿no? Escuche que Hades fue nombrado capitán.

—Hermes se graduó en primavera y lógicamente eligió a su hermano menor para tomar su lugar. Sin embargo, Hades es buen jugador. Lo tiene merecido.

Elara bufa ante mi comentario. Levanto una ceja interrogante, pero ella sigue con la vista en su libro.

—No lo negare, como tampoco negaras que entraras al equipo y que cuando él se gradué te nombrara capitán —afirma.

—Deja de dar las cosas por hecho, aun ni me inscribo —digo.

Francis me mira con diversión, sé que quería agregar algo más, pero él es consiente que mi temperamento cambia con rapidez. Así que elije molestar a alguien más y por alguien más, me refiero a Elara.

Me recuesto en el sillón escuchando las quejas de Elara y las risas de Francis, pero el sonido de la puerta abriéndose obtiene mi atención.

—Acabo de encontrarme con el Sr. Morgan en el comedor. —Helena pronuncia apenas nos ve.

—Que emociónate. —Francis dice con sarcasmo.

—Imbécil —escupe—. Como decía, el señor Morgan me saludo amablemente y yo a él; este me comento que acababa de terminar con la primera lección de orientación de los Immundus. Quise indagar mostrándome sumamente interesada y ya saben que el señor Morgan valora ese tipo de cosas, interesarse por los demás y por aprender. Él dijo que les hablo de los anillos y los Ilium. También agrego que eran muy divertidos y que su ingenuidad por nuestro mundo le causan gracia y empatía.

Helena informa rápidamente, todo el tiempo con un tono de burla.

—Sigo sin entender porque es relevante. —Francis insiste indiferente.

—No tienes la habilidad de escuchar con detenimiento, por eso no entiendes, es claro que Helena cree conveniente que Caelum sepa que saben menos de lo que nosotros creíamos. ¿A caso estabas escuchando, Fran?

Elara le lanza una mirada cansada y regresa su vista al condenado libro que lee desde esta mañana. Continúo mirándola detenidamente, esperando una reacción.

—Demonios —gruñe después de unos segundos.

—Habías tardado —comento con diversión—. De hecho, tienes razón y gracias por evitarme tener que explicárselo al idiota de Francis, te debo una, El.

—¿Qué acaso no tuviste suficiente con lo de la chica en las mazmorras? Es evidente que nos temen —contesta poniéndose de pie con algo de enfado.

—Es nuestro deber, Elara. —Helena la mira vacilante—. ¿Recuerdas eso no?

—Yo solo sé que fue más que suficiente lo de la otra noche.

Elara masculla antes salir de la sala.

—Mujeres. —Francis suspira exageradamente, ganándose un golpe de mi prima en la cabeza.

—Eso es sexista.

—Iré con ella —les hago saber y me apresuro a alcanzarla.

No fue hasta que estoy cerca del comedor, que la veo.

—Actúas extraño últimamente y no me gusta, Elara.

Ella se gira al escucharme y suspira con cansancio.



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Editado: 15.01.2024

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