Imperio De Sombras

Capítulo 13

Es la hora que nos indico Nilak y estamos en el lugar donde va a ser la reunión. 

Nos encontramos dentro de uno de los túneles de la mina, hemos tenido que usar un mapa para llegar hasta aquí. Este lugar es un laberinto.

Empiezan a llegar pequeños grupos de dos o tres duendes e igual que nosotros también vienen armados. Ya hemos visto de lo que son capaces los duendes y es mejor tomar lo que queremos e irnos rápido de aquí.

Un duende mas grande que nosotros llega al lugar del túnel donde nos encontramos y se ve que es el que ha organizado esta reunión porque todos comenzamos a seguirle hasta una galería mas grande de la mina y nos colocamos en círculo a su alrededor.

—Bienvenidos a la subasta número veintisiete en la galería sur de las minas—Dice el duende.

Así que esta no es la primera vez que hacen esto aquí, ni en este lugar.

—Lo primero que queremos garantizar es su seguridad por eso no vamos a estar solos—Dice y entran duendes uniformados con armas al lugar y se colocan a nuestro alrededor.

—Y lo segundo es la discreción, todos los que estamos aquí presentes somos personas de confianza. Esta tarde tenemos un grupo nuevo de duendes con nosotros, su líder es un viejo amigo mío, bienvenido con nosotros Nilak.

No se que es lo que esta ocurriendo ni de que se conocen pero aunque esto haya funcionado Nilak tendrá que dar explicaciones mas tarde.

—Bueno, iniciemos con la subasta con un precio de veinte pepitas de oro ¿Quién quiere subir el precio?

La pareja de enfrente nuestra levanta la mano y apuesta veinticinco pepitas.

—La pareja del fondo se lo lleva, venga quiero mas.

Otros tres duendes levantan la mano y el precio sube a treinta y cinco.

—Muy bien, continuemos.

Siguen subiendo el precio ya vamos por cincuenta y cinco pepitas.

Nosotros no tenemos pepitas no se como lo vamos a conseguir, hasta que dé repente veo a Nilak alzar la mano.

—Cien pepitas de oro—Dice y casi se me salen los ojos de la sorpresa, ¿de donde las habrá sacado?

—Ciento veinte—Dice un duende uniformado que viene solo.

—Ciento cincuenta—Responde otra vez Nilak.

—Vaya la cosa esta que arde, parece que tenemos un enfrentamiento—Dice el duende de en medio.

—Ciento cincuenta y cinco—Dice el duende uniformado.

—Ciento setenta—Vuelve al ataque Nilak.

El otro duende esta rojo y parece que echa chispas.

—Doscientas—Responde.

—Doscientas cincuenta—Contesta Nilak y el ambiente esta tenso.

—Doscientas cincuenta a la de tres, a la de dos, a la de una... ¡Y parece que tenemos un ganador!¡Nilak! Aquí tienes tu recompensa.

Se acercan a entregarnos un saco con el polvo de hadas y Nilak le da el dinero que ha sacado de no se donde.

—Vámonos ya de aquí—Dice Caleb.

—¡No tan deprisa!—Grita el duende uniformado, y saca espada.

Esta delante de mi, me agarra y me pone la espada en la garganta. Caleb y Nilak se giran hacia mi rápidamente.

—¡Suéltala!—Grita Caleb y los dos sacan sus espadas.

—¡El saco por la chica!—Aprieta mas fuerte la espada y un hilo de sangre azul sale por mi garganta, la sangre de los duendes suele ser verde.

Todos a mi alrededor empiezan a murmurar y se ve que Nilak y Caleb se ponen tensos.

—¡No es una de nosotros!—Grita uno con un tono de sorpresa en la voz.

Antes de que nada ocurra le clavo el codo entre sus piernas y el duende uniformado se tambalea adolorido y me suelta.

—¡Corred!—Grito yo y Nilak y Caleb obedecen, corremos por los túneles de la mina con todos persiguiéndonos mientras nos tiran flechas.

Me giro un momento y veo como una esta a punto de darme y Caleb se atraviesa impidiéndolo.

—¡No Caleb!—Grito, Caleb casi se cae pero lo cogemos cada uno de un brazo y seguimos corriendo como podemos, Nilak con el saco aun en su espalda.

Corremos y corremos hasta que parece que los hemos perdido.

—¿Cómo estas Caleb? Tienes que aguantar—Digo yo.

—Necesito volver a mi forma para curarme—Contesta.

—¿Donde estamos Nilak?—Pregunto.

—No tengo ni idea, este lugar es un laberinto y el mapa se me debió caer mientras huíamos.

Otra vez perdidos en medio del peligro.

—Hay que sacar eso—Digo señalando la flecha que sobresale del abdomen de Caleb.

—Hazlo rápido, este cuerpo es muy frágil.

Parto con cuidado la punta de la flecha para poder sacarla y tiro de ella desde el otro extremo, un montón de sangre sale de la herida de Caleb, hago presión y me rompo la manga de la camisa para usarla como venda.

Una vez vendada la herida empezamos a caminar por lo que parecen horas, por suerte no nos cruzamos con nadie hasta que llegamos a lo que parece ser un alcantarillado, desde una rejilla podemos ver el mercado.

—Sera mejor que nos acerquemos lo máximo posible a la entrada, seguro que ya todo el mundo sabe que somos impostores.

Seguimos caminando y cada vez veo peor a Caleb.

—Caleb aguanta ya casi estamos.

Salimos en la siguiente salida que vemos y aparecemos en un callejón oscuro.

—Esperadme aquí necesito volver a la posada a por algo que dejé.

—¿Qué? No hay tiempo Caleb necesita ayuda—Digo yo.

—Estoy bien aguantaré ve con Nilak y trae lo que haga falta—Me dice Caleb.

—No voy a dejarte aquí solo.

—Ve no creo que nadie camine por aquí esta noche.

—¿Estas seguro?

—Si, tened cuidado.

Con Nilak nos dirigimos hacia la posada. Llegamos sin que nadie nos reconozca envueltos en abrigos con capucha.

—Subiremos por aquí—Dice Nilak señalando las rejas de las ventanas.

Trepamos juntos por la pared de la posada hasta nuestro balcón.

—Ponte detrás de mí—Dice él y le hago caso.

Con una piedra rompe el cristal de la puerta y podemos entrar, eso habrá llamado la atención tendremos que darnos prisa.



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En el texto hay: misterio, romance, magia

Editado: 12.10.2022

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