Cuando llegamos a caballo a el castillo real sin incidentes todo esta tranquilo, demasiado tranquilo diría yo.
Desmontamos en los establos y nos separamos cada uno se dirige a su habitación y en el camino no nos cruzamos con nadie, ni siquiera se han molestado en recibirnos.
Roy y Talon están discutiendo, porque Talon se entero de lo que piensa hacer Roy y no esta de acuerdo con él.
Yo me encierro en mi habitación, me quito la armadura y me desvisto para darme un baño en una bañera de verdad.
Una vez dentro me pongo a pensar en todo lo que ha sucedido estos días, en lo sospechoso que fue que los apestados se dirigiesen hacia mi y en lo raro que es que todo el castillo este en silencio.
Me permito relajarme por un momento y disfrutar de la sensación del agua en mi piel.
Este silencio en el castillo es muy extraño tal vez debería salir a averiguar que es lo que ocurre si es que ocurre algo.
Un tiempo mas tarde estoy poniéndome un vestido largo, parece que hace años que no me pongo ninguno y solo ha pasado una semana. Hemos llegado con tiempo, no ha acabado el plazo de diez días. Todavía tengo el saco con lo que tenemos que entregar guardado.
Me abrocho una capa larga con capucha que me servirá para ocultar lo que soy, si es que los vampiros no me reconocen por mi olor.
Salgo del castillo y camino por las calles de la ciudad que están abarrotadas de gente, espero no encontrarme con una escena como la del otro día.
Me dirijo hacia la plaza hasta que veo a un montón de gente caminar hacia la derecha donde se encuentra el teatro.
Voy hacia allí y al entrar descubro porque el castillo esta vacío, porque todas las personas de el están aquí, oigo a unas personas mencionar que hoy es la festividad de la sangre.
Me quedo de pie en un rincón de la sala y veo como unos guardias le dan la bienvenida al rey con trompetas en el escenario.
Aparece un hombre joven, imponente, tan guapo como peligroso. A veces los peores seres están escondidos detrás de una apariencia hermosa.
Ahí esta él demasiado tranquilo para el peligro que representa, Demian.
Va a dar un discurso y voy a estar atenta a cada detalle escondido detrás de sus palabras.
-Bienvenidos a todos a mi ciudad, en este día tan especial como lo es el día de la sangre, como todos ya lo sabréis existe una leyenda muchos creen que es falsa y otros como yo creemos que es verdadera, como ya sabréis y como dice en la leyenda liberaros de los dioses hizo que mi poder aumentara y por eso ahora soy vuestro rey, pero la leyenda no augura nada bueno para el reino dice que algo peor y mas grande que los dioses vendrá, así vamos a proceder a hacer un sacrificio al universo para asegurar que este año sea igual de pacifico y seguro que el anterior, traigan a los traidores.-Dice Demian y traen a tres hombres atados y los ponen de rodillas frente al público.
Varias personas murmuran por lo bajo.
-Ellos son responsables de un ataque que recibí en mi camino hacia la ciudad ahora pregunto ¿Qué es lo que se merecen los traidores de la corona?
-¡Muerte!-Gritan todos al unísono.
Demian procede a cortarle la garganta a uno frente a todo el mundo y se oyen lamentos entre el público, tal vez su familia.
Y repite el mismo proceso con los otros dos vampiros.
-¡Esto es para que los traidores aprendan que conmigo y el reino no se mete nadie!
-¡Viva el rey!-Gritan todos y aplauden mientras lo vitorean.
Unos hombres parecen notar mi presencia y me agarran de los brazos y me sacan arrastras del lugar. Seguro han percibido lo que soy.
Tengo dos opciones defenderme y tratar de escapar o ver que es lo que quieren, son hombres del rey tal vez descubra algo importante.
-¿Que queréis de mi?
-Una humana infiltrada en la ciudad que nadie ha reclamado como alimento seguro que al rey le interesa.
Elijo la segunda opción voy hablar con el rey cara a cara. Tienen prohibido agredir a los concursantes así que estaré a salvo o eso espero.
-Suéltenme puedo caminar sola-Digo pero no me hacen caso.
Me llevan a una sala que imagino que es la que esta detrás del escenario y me encierran allí, es un lugar antiguo pero acogedor, aunque no me hace gracia quedarme encerrada en ningún lugar lleno de vampiros.
Unos momentos mas tarde escucho pasos acercarse y me tenso instintivamente.
Demian entra por unas cortinas y se sienta en un sillón que parece un trono delante de una mesa con una copa encima y una botella, hace como si no existiese, ni siquiera mira en mi dirección.
-Sírveme querida, a menos que quieras ser la cena-Dice con un tono seductor.
Obedezco y le sirvo sangre en una copa de cristal, se la entrego y por un momento siento sus ojos encima.
-Hueles diferente ¿No eres una simple humana verdad?-Dice y no se a que se refiere-No es para que te ofendas pero tu olor tiene un toque mágico.
Me armo de valor para hablar y le contesto.
-Tal vez es porque mi padre tiene magia.-El me mira sorprendido por mi atrevimiento de hablarle.
-Tal vez.
-¿Se puede saber que hace una humana en mis aposentos?
-No lo se, dímelo tu.-Digo y suelta una risa ronca y en sus labios se pueden apreciar restos de sangre.-Tus guardias me trajeron.-Pero parece que no me ha escuchado esta demasiado centrado en mí y me entran escalofríos.
-Eres bonita tal vez si no fueras tan insolente hasta te metería en mi cama-Dice y en este momento no se que sentir.-Ahora dime ¿Quién eres tú?
-Soy Dafne una participante de los juegos.
-¿Tú una humana participando en mis juegos? Que curioso si no recuerdo mal eres la primera que se atreve.
Me quedo callada para evitar gritarle todo lo que quiero decirle. Se levanta de su asiento y se coloca delante de mi, es mucho mas alto que yo y resulta intimidante. Me agarra un mechón rizado de pelo y se lo lleva a la nariz.