Muchas veces no admiramos un bello cielo estrellado, un lago con el reflejo de la luna en su punto o una impresionante montaña levantándose imponente en la tierra. Para muchos es tan común las increíbles bellezas naturales, que ignoramos la conexión que tenemos con ello, Mi caso es especial, experimentar las mas simples acciones, como nadar, correr o incluso disfrutar la brisa desde la copa de un árbol fueron un impedimento notorio desde mi niñez. Lo único que ha calmado mi sed de aventura ha sido las impresionantes aventuras que alguna vez leí en los libros, transportarme, emocionarme y sentirlo, es lo único que puede sacarme de esta tortura eterna que es la silla de ruedas a la cual estoy condenado. Hank ha sido mi cuidador desde pequeño, es el único que no me ve con lastima. Precisamente estamos recorriendo las calles de Londres, en las orillas de la ciudad se encuentran pueblos algo olvidados, es claro que no han intentado por ningún modo renovarse.
Escuchamos de una biblioteca antigua que contiene las mejores recopilaciones de libros de aventuras tan místicas y fantásticas e increíbles. Son pocos los sedientos de aventuras como yo, que exploran hasta lo mas recóndito del mundo, buscando aquellas cosas que el mundo aun no está preparado para saber.
¿Por qué detenerme frente a la biblioteca de un pequeño pueblo? Frente a mí se levanta una hermosa edificación de la época media. Increíble que estructuras como estas aún se mantengan en pie, reluciendo como si estuviera a punto de abrirse al mundo. Soy empujado suavemente hacia la entrada y dos puertas enormes y pesadas se abren lentamente, siento un escalofrío que recorre mi espina dorsal, estoy aquí para probar lo que un amigo me dijo una vez. “Cuando vayas a ese lugar, las cosas que crees ahora no tendrán sentido nunca más”. En un momento pensé que estaba totalmente loco, pero defendía su argumento con tanto ímpetu, que me fue imposible no contagiarme con la curiosidad que ahora carcome mis huesos. Aunque trate de sacar la verdad de sus propios labios, me aseguro de que debía verlo con mis propios ojos y que entonces lo entendería todo, especifico “Todo”. Debió ver algo grandioso.
Por dentro observo lo que parece una enorme biblioteca, lo único que escucho es el sonido chirriante de las ruedas de mi silla. Hank sigue empujando, pero al igual que yo, se esta deleitando de los enormes estantes llenas de libros. Y pequeños sillones victorianos adornan el lugar, lámparas de cristales se alzan sobre nuestras cabezas, ese toque sobrio y elegante se expresa en las paredes, por su estilo el lugar parece antiguo, pero por sus brillantes más parece recién construido.
Al adentrarnos al lugar y observando los estantes que parecen no tener final, me hace dudar de su tamaño, pues por fuera no da la apariencia de todo el espacio que hay por dentro. Al fondo de la primera fila de estantes, se encuentra una mesa de madera alumbrada por una lampara de cristal muy extraña, aunque tenga un color normal de luz, su forma se refleja a la figura del planeta tierra rodeada de una espiral brillante. Pero eso esta de menos cuando observo que hay más allá de las mesas.
¿Cuatro cuartos? Si, con colores brillantes en sus puertas y símbolos extraños en ellas. Sus símbolos me dejan fascinado. ¿Qué significaran ellos? Había quedado tan absorto en buscar una respuesta a mis preguntas, que de la cuarta puerta un hombre de avanzada edad salía con una sonrisa en la cara. ¿Qué había tras esas puertas?
- ¿Buscas una aventura? – la jovialidad con la que dijo sus palabras me ha dejado atónito.
- Si – respondí contundente, es lo único que me queda hacer, esta silla de ruedas me tiene encadenado.
- Bien – respondió pensativo, aunque esperaba una mirada de lastima por mi estado en silla de ruedas, me observaba como si en cualquier momento saldríamos a correr y vivir una aventura real. – Te tengo una propuesta, pero debes aceptar las condiciones. ¿De acuerdo? - asentí ¿Qué más podría hacer? – Debes leer con cautela, pero al mismo tiempo vivirla, el sentir de las letras que contienen los libros hará su magia en ti, - estuve a punto de reír ¿Magia? – solo tienes que dejarte llevar.
Quería interrumpirlo, para aclarar mis dudas, pero lo decía tan convincente que no pude hacerlo, prosiguió.
- Debes entrar solo, para no perder en ningún momento la experiencia - ¿Solo? – Recuerda que eres solo un espectador y por último… - sus condiciones son extrañas – al salir del cuarto, no debes de hablar con nadie respecto a lo que veas ahí. Porque aun son secretos para la humanidad, y la mayoría no puede manejar los secretos.
Eso tendría sentido, mi amigo nunca me revelo lo que había visto. Pero en su semblante había otra forma de ver la vida.
- ¿Listo? – la voz del anciano me saca de mi ensoñación y aunque sus condiciones además de parecerme extrañas han aumentado mi hambre de curiosidad.
- Si – digo seguro. Veo al anciano alejarse en dirección a la puerta numero uno, de color azul.
Cuando intento movilizar mi silla de rueda, siento que algo me detiene. Al voltear atrás veo que Hank no me quiere soltar y posa una de sus manos en mi hombro.
- Señor ¿Esta seguro? – su preocupación es notoria y observa al anciano con recelo.
- Este es el único método que encuentro para caminar, ser libre y no sentirme encadenado a esta silla.
- Pero señor… - lo interrumpo.
- No te preocupes Hank, solo será una lectura rápida. Quien quita que termine antes de lo esperado. – con esas palabras veo alivio en sus ojos y por fin me suelta.
Editado: 12.08.2021