Imposible Olvidar

CUATRO

Segundo error…

 

Raziel Valle.

 

—¡Eso debería preguntar yo! ¡Suéltame!

—¿Por qué debería? ¿Vas a darme una paliza como a esos hombres?

—Si es necesario, sí. Suéltame, no quiero hacerte daño.

 

Con su otra mano golpeo la pared a la altura de mi cabeza.

 

—También puedo hacerte daño, Beatrix…

—¡Suéltame! No te he hecho nada, siempre estás diciendo cosas en contra mía, dices que no pertenezco a este lugar, así que hoy solo te di el espacio que pides.

—¿Qué me estás haciendo?

—No sé de qué hablas…

 

Acerco su boca a la mía, solo nos separaba la dulce y cálida brisa del viento y ¡Mierda! Quería que esta desapareciera.

 

—¡Sal de mi maldita cabeza!

 

Después de gritarme eso salió del pasillo hecho una furia, me quede más confundida de lo que ya estaba.

 

Llegué a casa, me di una ducha. Desconecte el teléfono, apague el celular, apague el intercomunicador, apague la laptop. Tomé una botella de vino, me senté frente a la tv, puse una seré de Netflix. No me moví de ese lugar hasta que terminé la botella, no salí de casa hasta el lunes.

 

Llegue temprano al aula, me senté en mi lugar habitual y recargue mi cabeza en la barra frente a mí. Las cinco últimas palabras que dijo seguían resonando en mi cabeza, no entendía y no quería entender a qué demonios se refería. Por el rabillo del ojo lo vi entrar y tomar su asiento habitual, me entraron unas ganas de saber a qué demonios se refería… pero me obligué a permanecer sentada.

 

Esa mañana el asesor Ramos nos dio una de las peores noticias, trabajaríamos en pareja…  todo el mundo quería formar pareja con él, menos yo…  yo era una paria… odiaba mi memoria, no me dejaba descansar en ningún segundo.

 

—Si no se ponen de acuerdo yo formare las parejas.

—Quiero trabajar con la señorita Wook.

 

El salón entero se quedó en silencio, mi corazón corría como desquiciado, ¿Por qué esto me pasaba a mí? ¿Tanto me odia?

 

—Bien señor Valle, usted con la señorita Wook.

 

Raziel tomó sus cosas y fue a sentarse a mi lado. Todo ante la atenta mirada de todos, si algunas me odiaban por ellas solas… ahora.

 

—¿Qué estás haciendo? –le interrogue casi al borde de las lágrimas.

—No soy un juguete para que me subasten, yo decido por mí.

—Pero, tu no me toleras… no pediste mi opinión.

—Lo sé, ¿No es la relación perfecta?

—Comienzo a pensar que realmente eres bipolar.

 

El asesor repartió los temas con los que trabajaríamos esa semana, él estaba inusualmente intranquilo, veía su celular cada 2 segundos. Estaba poniéndome ansiosa y distrayéndome, bueno no es que necesitará poner mucha atención.

 

—Te invito a comer, ¿Qué dices? –me interrogó viendo su teléfono. —Beatrix…

—¿Qué?

—Te estoy invitando a comer, niña.

—Ah, es que estás viendo tu celular, así que bien podrías estar enviando un mensaje de voz.

 

Apoyo los codos en la barra frente a nosotros y volvió su cabeza a verme.

 

—Señorita Wook Beatrix, coma conmigo.

—¿Por qué?

—Porque vas a ir a comer y yo también, simple.

 

Iba a responder cuando mi celular comenzó a vibrar, mensajes de texto.

 

“Hermosa y sensual mujer, paso por ti saliendo del programa. Quiero llevarte a un lugar especial, no te preocupes, tengo una tarde romántica preparada… AM”

 

—¿Cómo consiguió mi número?

—¿Quién?

 

Le mostré el mensaje, de pronto sus ojos se ensombrecieron, sus fosas nasales se dilataban y contraían con violencia.

 

—Es muy hábil, tiene muchos contactos y es como un perro… muerde algo y no lo suelta jamás.

—No soy un juguete.

 

“AM, no sé si las siglas son de antes del meridiano o iniciales de tu nombre, pero tengo planes, comeré con mi compañero de equipo, gracias por la invitación”



#23839 en Novela romántica

En el texto hay: traicion, romance, drama

Editado: 25.08.2021

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