Impulsos de Amor

Semanas

Susan Evans

- Y, ¿Ya conociste al doctor Anderson? -pregunto la doctora a lo que asentí,- ¿Cómo te fue?

- Bien -dije confundida.-

- Perfecto, el puede llegar a ser difícil, así que no te preocupes si te amenaza con irte a menos que mates a uno de sus pacientes.

- ¿Es un consejo?

- Algo así, es mi deber avisar que el doctor Anderson puede llegar a ser difícil en el trabajo.

Las siguientes semanas comenzaron a pasar llenas de cirugías nuevas, otras que debía programar, algunas veces salía temprano, otras veces ni siquiera me alcanzaba para ir a descansar y debía quedarme a dormir en las habitaciones de descanso, incluso las horas para dormir eran de dos a tres.

Había conocido a varios de los residentes que trabajaban en el hospital, con los que comenzaba a hablarme era con Amelia, Joshua y Helen, sin embargo mis compañeros de intercambio me evitaban cuando estaba cerca de doctores, pero eso no cambiara que dentro de la habitación en donde estaban nuestros casilleros comenzaran las burlas.

- ¿Entonces te dijo el doctor Anderson que podías ocupar el lugar de Owell? -asentí,- Susan, ocupar el lugar de Owell es imposible, es su favorito, no podemos creerte porque era tu primer día trabajando aquí -dijo Helen.-

- El dijo eso, puede que se burló de mi solo por ser la nueva, dandome esperanzas, la anterior semana me tuvo a su servicio, esta ya no -dije mientras tomaba el vaso de cafe.-

- Yo creo que tiene otra cosa en mente -dijo Amelia.-

- ¿Otra cosa? -pregunté sin entender.-

- El doctor Anderson no es tan inocente como se ve -dijo Helen,- tal vez quiere que pienses eso para que te acuestes con el, que no estaría mal, dicen que su departamento es enorme y demasiado caro, obvio que para el no es problema gastar su dinero, viene de familia adinerada, es el mejor cirujano del hospital, así que le pagan bien.

- ¿Creen que sea eso?

- Claro que si Susa -dijo ahora Amelia,- Es raro porque a veces solo se mete con las titulares, muy pocas han sido las residentes.

- ¿Como saben eso? -pregunte aun más sorprendida.-

- No le digas a nadie, pero mi hermana trabaja en los departamentos de donde vive y dice que cada vez que el doctor Anderson regresa a su departamento lleva a una mujer diferente, eso si, estamos seguras que con la única que no ha salido es con la doctora Heigl -dijo Amelia,- Ya sabes, es por ser la novia del doctor Wallace.

- Aun así mete a mujeres diferentes -dijo Helen.-

- ¿Para que lleva una mujer diferente? -pregunte a lo que comenzaron a reírse.-

- ¿Por qué crees? -miré a Amelia,- Para hacer eso, sexo, pero no lleva a cualquier mujer, cuando no lleva a titulares o residentes, lleva a mujeres elegantes, es un hombre egocéntrico, a decir verdad lo que tiene de inteligente lo tiene de...

- Es por eso que creemos que te dijo eso, la hermana de Amelia es muy... observadora por no decir que es chismosa -sonrió.-

- No creo, no soy una mujer elegante -admití.-

- Eso lo vimos por aquella vez que usaste la bata con una mancha de cafe por tres días. -dijo Amelia.-

- Bueno, es que donde vivo no se donde lavar y aquí las que lavan ropa cobran muy caro.

- Estas en uno de los mejores hospitales, ¿Me estas diciendo que te alcanza para trabajar aquí, pero no para lavar tu ropa? -preguntó Helen.-

- Lo que pasa es que tengo una beca del cien porciento, no pago nada, pero tampoco estoy para gastar, mi padre esta enfermo y prefiero limitar -las dos asintieron.-

- Entonces cuidate -dijo Helen,- El doctor Anderson puede llevarte a la cama, pero no porque quiera algo contigo, solo por diversión, es el típico hombre que cree que obtiene lo que quiere.

Me quedé en silencio y seguí tomando mi cafe.

Por dentro me sentía decepcionada, no porque me enterara que el doctor Anderson no siente nada por las mujeres, sino porque los "privilegios" que me daba no era por mi trabajo sino por un objetivo sexual.

- Doctora Evans es todo por hoy, se que ha sido una de las semanas mas difíciles a comparación de las anteriores, pero hoy es todo -sonrió.-

- ¿Puedo irme? -la doctora asintió,- Gracias doctora Heigl.

Fui al segundo piso y me dirigí a mi casillero, al cambiarme tome lo necesario, habían pasado aproximadamente cinco semanas desde que tuve mi intercambio y hasta ahora mi cama era basicamente cartón, solo duraría dos días, mañana ya podría comprar mi cama, me había dedicado al hospital que a veces no llegaba a dormir, por eso pensaba que la cama no era tan importante.

Al salir del hospital comencé a caminar hacia el restaurante.

- Doctora Evans -me gire.-

Era la camioneta del doctor Anderson, se acerco más y detuvo su camioneta frente a mi.

- Doctor Anderson -dije intentando no sonar nerviosa.-

- Esta a punto de llover, ¿Quiere que la lleve a su casa? 



#4916 en Joven Adulto
#24318 en Novela romántica

En el texto hay: amor, dinero o amor, infeliz

Editado: 22.07.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.