Damian Anderson
- Gracias por esperarme -dijo Sebastian subiendo a la camioneta.-
- Si, nos iremos lento -dije y encendí la camioneta.-
Comencé a avanzar lentamente.
- Damian esta no es la calle para irnos a mi casa -dijo y se quedo en silencio por uno silencio hasta que volvió a hablar,- Dime que no estamos siguiendo a la residente de intercambio.
- Me ofrecí a llevarla a su casa,inlcuso le trate de decir que fueramos a cenar y ella simplemente dijo iré con alguien más -miré a Sebastian,- ¿Qué?
- Puede que sea verdad, no sabemos la vida de los residentes y... ¡Por Dios!, ¿Intentas seducirla?
- Solo será una noche, la pasaremos bien y después de eso la dejaré fuera de mi servicio -sonreí,- Así que entro a ese restaurante.
- Entonces si va a cenar con alguien -dijo Sebastian.-
- No, ella no esta ahí para comer, esta entrando a la puerta trasera, ¿A donde va? -pregunté al perderla de vista,- No creo que trabaje en este restaurante.
- Habías dicho que es excelente operamdo, ¿Por qué la dejaras fuera de tu servicio? -pregunto sin entender.-
- Porque si la mantengo en mi servicio comenzará a hacerse ilusiones y no quiero eso, además no es excelente, yo soy excelente.
- El jefe te esta poniendo a prueba, si ella le llega a decir que solo querías acostarte con ella puede correrte, es una chica que puede ser una de las mejores al igual que tu.
- No, ella no llegará tan lejos, le afectan los comentarios que le hagan sus compañeros y eso la hace débil, no quiero enseñarle a alguien que se debilitá si le dice que algo esta mal con su trabajo -dije mirando aún hacia el restaurante,- Además de débil es mentirosa, ella vive ahí.
- Deja a la pobre chica, se nota que apenas puede con su vida.
- Claro y eso la hace más débil -dije asintiendo para mi.-
- Ella puede con su vida al igual que tu, la única diferencia es que ella no puede distraerse y tu si, te sobra dinero para olvidarte que realmente estas luchando por ser feliz.
- Soy feliz Sebastian, tengo dinero, tengo la camioneta del año, todos me reconocen por el gran cirujano que soy y... -Sebastian me interrumpió.-
- Te falta amor.
- Desde que estas con Heigl te pones sentimental -sonreí,- Dejame hacer una llamada, al parecer Susan no será mi plan de hoy, pero Alicia si -comencé a mandarle un mensaje,- Tu novia tiene a su servicio a Susan y tengo entendidoq ue mañana hará un transplante.
- Ni lo pienses, ¿Recuerdas lo que paso con Rebeca?, la residente que se fue por tu culpa del hospital, ella no me dirá nada acerca de esa chica.
- Eres mi amigo y te apoyo en todo, debes apoyarme en eso, la esperaremos fuera del hospital y así los dos llegarán a su casa sin problemas, marca.
Después de un tiempo logre convencer a Sebastian, nos quedamos esperando por media hora hasta que Lauren apareció, sonreí y ella parecía saber lo que le diría.
- ¡No puede ser!, sabía que Damian no quería llevarnos a la casa solo por ser buen amigo -dijo y miró a Sebastian,- Y tu no me dijiste por llamada.
- Bueno, ahora estas en mi camioneta y no podras salir, necesito saber la hora de tu cirugía de mañana.
- No, tu dime, ¿Quien será ahora? y ni se te ocurra que es Evans, ella es una buena doctora.
- Es ella, pero no le haré nada, es una buena amiga -sonreí intentando que Lauren me creyera.-
- ¿Buena amiga?, eso fue lo que me dijiste con Rebeca y a la semana se fue del hospital y tuve que buscarme a otro residente que tuviera el mismo potencial que ella, ahora que encontre a Susan no la soltaré y punto -dijo y enfoco su mirada por la ventana.-
-Prometo que no se irá, solo quiero conocerla.
- Te vas a acostar con ella y no puedo dejar que eso pase, Damian se que si pasa algo contigo tu estaras sin sentimientos a ella, pero para ella puede ser difícil y no quiero pasar lo mismo que con Rebeca.
- Ya se Lauren, para ti es tan importante el amor -miré a Sebastian,- Por eso sale contigo, son iguales,
- Damia, soy tu amiga y te lo digo enserio, aprenderas a amar hasta que alguien rompa tu corazón.
- Que dramática eres Lauren, no pasará nada.
- Es a las nueve de la mañana, pero cite a Susan a las ocho para preparar al paciente -asentí,- Pero si llego a ver que tu eres el que insistes le pediré a Susan que se aleje de ti.
- Si, tranquila, no tocare a tu pollito -dije y la miré,- No se irá, ella se quedará a tu servicio.
- Solo llevame a casa.
Susan Evans mañana no tendrás excusa para no salir conmigo.