Susan Evans
Había pasado la noche entera con Damian, no me había equivocado, realmente era excelente en la cama, pero deje su departamento antes de que el se despertará, no tenía idea de como manejar esta situación, era imposible hacerme ilusiones, no podía permitir que me dañara.
Pero me sentía especial, su trato hacia mi era especial.
¿Realmente la vida me daba una oportunidad?, no debía caer, era la primera noche que pasaba con el, puede que sea la única, el había comprado las pastillas para evitar que algo saliera mal, pero dijo que recordaría usar condón.
Decidí comprar una pequeña caja de galletas para llevarselas, ayer dijo que hoy estaría en cirugía.
Al llegar al hospital eran las ocho y media de la mañana, así que me dirigí a la oficina de los titulares.
- ¿Puedes creer que me pregunto si la deseaba como mujer?, ganas de decirle que solo deseaba tener sexo con ella -Damian hablaba con su amigo,- Ahora que ya probe un poco de ella puedo decir que no cambia mucho con las demás.
- ¿Y que sacamos de eso? -pregunto Sebastian poco interesado de su plática.-
- Nunca me volvería a meter con ella, no es suficiente para mi -retrocedí antes de que me vieran.-
- ¿Doctora Evans? -al girar me encontré con la doctora Heigl.-
- Yo le traje galletas -dije intentando sonreír,- ¿Quiere tomarlas?
- No son para mi, ¿Verdad? -me quedé en silencio mientras ella se asomaba a la oficina,- No vale la pena -dijo y se acerco de nuevo a mi,- No te vayas, tienes un gran futuro por delante, si te vas por Damian...
- No me iré -dije y sonreí,- No espero ni siquiera un día para contarlo y... -mi voz se cortó,- No se preocupe, ya me paso, la segunda vez no duele como la primera, usted me lo advirtió, fue mi culpa y me ilusione de más -asentí para mi misma,- Yo ahora debo ir a cirugía general, buen día.
Me aleje de ella, en lugar de caminar hacia el tercer piso, decidí ir al baño, al estar ahí me miré al espejo e intente dejar de llorar, pero no sabía si lloraba por lo que había escuchado o porque Margaret tenía razón, doy asco, a todo hombre le doy asco.
Era imposible sentirme así, no debía sentirme así, no necesito a un hombre a mi lado, no necesito que tengan lástima, soy una gran cirujana, no dejaré que me afecten los comentarios.
Era cierto lo que decía Damian, no seré mejor cirujana hasta que me dejen importar lo que dicen de mi.
Sequé las lágirmas que caían de mi rostro y salí de ahí.
Me dirigí al tercer piso, busque a la doctora Jill para que me diera algun caso o me diera algo que hacer, al llegar vi a Damian hablando con ella, la doctora Jill al verme me señalo y se alejo de Damian.
El se acerco a mi tan rápido como me vio.
- Me dijo Lauren que fuiste a buscarme -dijo intentando sonar normal.-
- No, no fui a buscarte, tengo que trabajar.
- ¿Estas enojada?
- No lo se, pero se como puedes evitar que tus demás conquistas no se enojen contigo al día siguiente de acostarte con ellas, cierra la puerta de la oficina, hablas muy fuerte -sonreí,- Buen día doctor Anderson.
- ¿Ahora soy doctor Anderson?, ayer no decía eso doctora Evans.
- Ni tampoco ayer me llamabas doctora Evans -me aleje,- No me acoste contigo porque cayera en tus redes, me acoste contigo porque necesitaba de sexo al igual que tu, pero si por mi fuera hubiera elegido a alguien más.
- ¿Y por qué no elejiste a alguien más?
- Porque eras lo más fácil que tenía.
- Doctora Evans necesito de su ayuda -dijo la doctora Jill.-
- Si -dije y miré de nuevo a Damian,- Y si decide sacarme de su servicio por eso le diré al jefe que esta mezclando su vida personal con el trabajo, apuesto que no será novedad una queja sobre usted, buen día doctor Anderson.
Me acerqué a la doctora Jill y con ayuda de los enfermeros pasamos al paciente a la camilla.
- Alfredo Hillert, fue atropellado y esto ocasiono lesiones en sus piernas, brazos y cabeza, tiene una fuerte herida en la cabeza.
- Necesitamos a Anderson, doctora Evans, ve a llamarlo.
Salí de ahí, estaba con Heigl y Wallace.
- Doctor Anderson, la doctora Jill la necesita, tenemos a un paciente que fue atropellado, tiene una herida en la cabeza -el comenzó a caminar junto a mi,- y dicen que cuando venía de camino al hospital sufría de dolores fuertes.
Damian checo al paciente,- Manden a hacer una tomografía -dijo.-
- Ya las mandaron a hacer -dijo la doctora Jill.-
- Aquí estan -llego Thomas.-
Al intentar tomarlas el me dejo con la mano extendida y se las dio a Damian.
- Bien, sino operamos ahora puede sufrir una hemorragía, el cerebro parece hinchado, ahora vamos, doctora Evans me asistira.
- Pero es mi paciente -dijo Thomas.-