In the sea

Capitulo #15

David despertó una mañana, sintiéndose más vacío que nunca. La habitación, aunque ahora más ordenada gracias a Harper, reflejaba el caos interno que todavía lo consumía. Se levantó lentamente de la cama, su cuerpo sintiéndose pesado y su mente nublada por el dolor y la desesperanza.

 

Se dirigió al baño, evitando mirarse en el espejo. No quería ver los ojos apagados y la expresión dura que se habían vuelto habituales en su rostro. Sabía que había cambiado, que se había vuelto más frío y reservado, pero no encontraba la manera de revertirlo.

 

Volvió a la habitación y abrió una lata de cerveza que había guardado en la mini nevera junto a su cama. Encendió un cigarrillo, inhalando profundamente mientras el humo llenaba sus pulmones. Había vuelto a beber y a fumar con más frecuencia, buscando en esos vicios una manera de adormecer el dolor.

 

Unos golpes en la puerta interrumpieron sus pensamientos. Era Harper, puntual como siempre, lista para ayudarlo a ordenar y a enfrentarse al día.

 

"Buenos días, David," dijo Harper con una sonrisa cálida al entrar. "¿Cómo te sientes hoy?"

 

David trató de sonreír, pero solo consiguió una mueca. "Buenos días, Harper. Estoy... aquí, supongo."

 

Harper notó la lata de cerveza y el cigarrillo, pero no dijo nada. Sabía que no podía cambiar a David, solo podía estar ahí para apoyarlo. "Vamos a empezar a ordenar un poco, ¿te parece?"

 

David asintió, dejándola hacer su magia mientras él se sentaba en el sofá, tomando sorbos de su cerveza y fumando en silencio. Con Harper, siempre se sentía un poco más humano, un poco más conectado con la realidad. Pero fuera de su presencia, el mundo se volvía gris y sin esperanza.

 

"¿Recuerdas la primera vez que nos conocimos? Estabas perdido con tus maletas, sin saber dónde estaba tu departamento," dijo Harper con una pequeña sonrisa. "Te encontré en la calle, y resultó que vivías justo al lado de mí."

 

David sonrió débilmente al recordar. "Sí, fue bastante embarazoso. Pero estoy agradecido de que me encontraras. No sé qué habría hecho sin tu ayuda."

 

Harper continuó recogiendo la ropa del suelo. "Desde ese día, supe que tenías un buen corazón, David. Has pasado por muchas cosas, pero eso no define quién eres. Eres fuerte, incluso cuando no lo sientes."

 

David la miró, sus ojos llenos de gratitud y dolor. "No me siento fuerte, Harper. Me siento... roto."

 

Harper dejó lo que estaba haciendo y se acercó a él, tomando sus manos. "No estás roto. Estás pasando por un momento muy difícil, pero no estás solo. Estoy aquí contigo, y siempre lo estaré."

 

David asintió, sintiendo que una pequeña chispa de esperanza se encendía dentro de él. La presencia de Harper, su apoyo incondicional, le daba una razón para seguir adelante, incluso en los momentos más oscuros.

 

"Gracias, Harper," dijo en voz baja. "No sé qué haría sin ti."

 

Harper sonrió, apretando sus manos. "No tienes que agradecérmelo, David. Somos amigos, y eso es lo que hacen los amigos."

 

Mientras el departamento comenzaba a parecer más limpio y ordenado, el desorden interno de David también empezaba a disiparse. Harper no solo estaba limpiando su hogar; estaba ayudando a limpiar su alma, a despejar el caos que lo consumía.

 

Los días pasaron y la nueva personalidad de David se hizo evidente para todos los que lo rodeaban. En el instituto, evitaba a la mayoría de las personas, manteniendo conversaciones cortas y frías. Con Sarah, había cortado todos los lazos, y su presencia se había convertido en una sombra en su vida. A pesar de la preocupación de sus compañeros, David se mantenía distante, rechazando cualquier intento de acercamiento.

 

Harper seguía siendo su ancla, el único rayo de luz en su vida. Ella lo visitaba todos los días, asegurándose de que no se hundiera por completo en su autodestrucción. David valoraba su presencia más de lo que podía expresar, y con ella, permitía que su verdadero yo saliera a la superficie, aunque solo fuera por un momento.

 

Una tarde, mientras Harper estaba ayudando a organizar algunos papeles en su escritorio, David se recostó en la cama, observándola en silencio.

 

"Harper," dijo finalmente, rompiendo el silencio. "Gracias por todo lo que haces. No sé dónde estaría sin ti."

 

Harper levantó la vista y sonrió. "No tienes que agradecerme, David. Solo quiero que estés bien. Sé que es difícil, pero no estás solo en esto."

 

David asintió, sintiendo un nudo en la garganta. Quería decirle lo mucho que significaba para él, pero las palabras se le escapaban. En lugar de eso, simplemente la observó, encontrando consuelo en su presencia.

 

Mientras tanto, en otra parte de la ciudad, Sarah y Matthew estaban lidiando con sus propios problemas. La revelación de David había sacudido su relación, y aunque intentaban seguir adelante, las palabras de David seguían resonando en sus mentes.

 

"¿Crees que está bien?" preguntó Sarah una noche mientras cenaban en un restaurante. "No puedo dejar de pensar en él. Está sufriendo y no sé cómo ayudarlo."

 

Matthew suspiró, apoyando su tenedor en el plato. "Sarah, no podemos salvar a todos. David dejó claro que no quiere nuestra ayuda. Tenemos que respetar eso y enfocarnos en nosotros mismos."

 

Sarah asintió, pero la preocupación no desaparecía. Sentía una profunda conexión con David, y la idea de que estuviera sufriendo solo la atormentaba.

 

Los días se convirtieron en semanas, y David continuaba su batalla interna. La quimioterapia lo debilitaba físicamente, pero era su mente la que soportaba el mayor peso. Jack había sido una figura paterna para él, y su pérdida aún lo afectaba profundamente.



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En el texto hay: jovenes, romance, romancejuvenil

Editado: 04.07.2024

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