Narra Leo.
Su noble acto de valentía era de por sí una razón para agradecerle de por vida, pero su coraje no acabó allí, tomando la mano de supuesta delicadeza de Melisa le realizó una llave que consistió en posicionar el apresado brazo por sobre su hombro, agachando su cuerpo para usar el impulso obtenido para tirarla al suelo, en cuanto estuvo en el suelo, Voldor se sentó encima de ella para inmovilizarla.
—Tal vez me agarraste por sorpresa antes, pero ya no te daré otra oportunidad —dijo Voldor mirando con su ahora único ojo funcional.
—Quítate, pesado —expresó Melisa forcejando para escapar—. Y deja de atravesarte en mi camino.
—Melisa, ¿por qué haces esto? —preguntó Voldor con preocupación en sus palabras.
—Eso no es de tu incumbencia tarado —replicó Melisa con tenacidad en sus palabras.
—Puedes contarme la razón —dijo Voldor con confianza en sus palabras y confesó—. Hace algún tiempo yo también quería matarlo, pero algo en sus palabras no solo no me dejó hacerlo, además me mostró el camino correcto a seguir y por eso ahora estoy en deuda con él.
—Quizá tu decidiste cambiar, pero yo no lo haré —afirmó Melisa con cierta empatía en sus palabras—. Él es hijo de Leonard Lenad el Caballero de clase alta más fuerte que ha habido en Tifanía...
—Pero qué... ¿Es eso cierto? —pregunté intrigado y con asombro—. ¿Y cómo es que no lo sabía?
—Eso se debe a que tu padre, Leonard se retiró cuando tú naciste —le confesó Melisa con cierta molestia en su mente—. Y por lo visto nadie quiso contarte de tu padre.
—Eso sí que es interesante, pero y ¿esto que tiene que ver con matarme? —pregunté con ocurrencia.
—Que tonto eres, eso tiene todo que ver —dijo Melisa proclamando mi inconsciencia sobre la situación y con voz nostálgica prosiguió—. Mientras tu padre fue caballero del rey, él no solo fue sobreviviente y héroe de la guerra contra los Dragonianos, además fue autor de muchas masacres, incluyendo la de toda mi familia, por eso mi razón para matarte es acabar por fin con la peor línea sanguínea de todas, la familia de los Lenad.
—¿Qué? ¿en serio?, Yo no tenía ni idea —expresé con notable sorpresa en mi rostro y decepción—. ¿Quieres decir que la persona que me impulsaba a mejorar no es más que un asesino?
—Así es —contestó Melisa con algo de satisfacción en sus palabras.
Luego de escuchar esas duras palabras, me quedé en completo silencio, Voldor por su parte amordazó y logró obligar a Melisa para que los guiara a la persona que le había encomendado tomar muestras de sangre a el cuerpo moribundo de Alfred, el lugar al que Melisa guiaba a Voldor y a mí se encontraba en paramos ocultos de Tifanía, el tiempo que duró el viaje en carreta me mantuve en silencio pensando en lo que Melisa me había dicho sobre mi padre, en un principio el deseo de vengarlo fue el iniciador que me llevó a convertirme en soldado, así que el hecho de que resultara ser un asesino, aun si me negara a creerlo, la simple mención me mantenía en estado de shock, pensando que podría ser una posibilidad.
El recorrido al sitio antes mencionado por Melisa, tardó alrededor de unos 20 minutos, para terminar por llegar a un gran muro hecho con palos afilados, que lo hacían más imponente, Voldor paró la carreta al escucha una voz femenina decir "Alto", la voz provenía de Melisa.
—Acércame a la puerta para que nos dejen entrar —dijo Melisa con firme confianza.
—Bien, pero si intentas escapar —amenazó Voldor mientras tocaba la cicatriz de su ojo—. Esta vez no tendré piedad.
Melisa fue llevada por Voldor a la entrada, el flanco delantero tenía una ventanilla para observar y además estaba adornada por un cartel que decía "sub-división leñadora de Tifanía", el brazo de Melisa fue liberado un poco para que llamara a la puerta, Melisa realizó una serie de golpeteos intercalados a la puerta y al poco tiempo, por la ventanilla, nos recibió un señor con cabello canoso, de piel arrugada, que se veía bastante mayor.
—Bienvenidos —nos recibió con una enorme sonrisa y luego de mirar a Melisa exclamó—. ¡Oh!, ¿acaso Melisa se ha vuelto a meter en problemas?
—Pues verá usted señor, soy un soldado de clase baja y la señorita aquí presente me atacó sin previo aviso —dijo Voldor tratando de explicar lo ocurrido—. Y venimos a traerla aquí para que se calme.
—Adelante y disculpe por lo que haya causado Melisa —se discupó el amable señor con voz tranquilizadora.
Al cabo de esa palabra la ventanilla por donde antes nos veía se cerró y a su vez el portón se abrió dejando a la vista un hermoso paisaje, frondoso de verde y lleno de talleres de artesanía, de carpintería, de asedio, entre otros recintos donde aprovechan la madera, a simple vista se podía ver que se trataba de un pueblo que vivía de la manipulación de la madera y por el cartel en la puerta esto cobraba mayor veracidad. Voldor fue recibido con amabilidad y le ofrecieron una disculpa.
Mientras que Voldor se encontraba en el pueblo leñador siendo tratado con hospitalidad, yo me encontraba pensando en que tan cierto podría ser lo que Melisa me había dicho sobre mi padre, a causa del absurdo conflicto que ahora agobiaba mi mente, me dirigí hacia el bosque para realizar el entrenamiento que antes de volverme soldado llevaba a cabo a diario para capacitarme de manera física, pero lo llevé a cabo con la intención de sacar de mi cabeza todas mis dudas.
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Editado: 12.09.2024