"Terminamos."
Capítulo 13: ¿Qué sucede contigo?
Daven se queda callado después de haber formulado aquella pregunta.
—¿Por qué? —Pregunto nuevamente.
—¿Realmente quieres saber la respuesta de algo que no te agradará oír? —Dijo dirigiéndose a la salida de su habitación.
—Sí.
Se detuvo mientras observaba como su espalda se tensaba.
¿Qué? ¿Acaso pensó que diría que no o que me quedaría callada?
Después de eso, hubo unos segundos de silencio, hasta que al final habló.
—Porque cuando hiciste ese drama en la mansión, realmente no me importó lo que podría pasarte. Además, quería ver tu cara de susto cuando me vieras apuntándote con un arma. —Dijo volviéndome a ver desde el marco de la puerta—. Y te salvé tan solo por lástima. Ya te habías enterado lo de tus padres y sabías que estarías en problemas por todo lo que hiciste, así que me dio lástima y por eso estás aquí, simplemente por lástima, pequeña Kelsey.
Sentía como respiraba entrecortadamente. Tenía un nudo en mi garganta y lo único que quería era salir de esta habitación.
Me dirigí hacia la puerta intentando no hacer contacto visual con él. Puedo sentir una estúpida sonrisa en sus labios al ver como sus palabras me han dolido.
Al llegar a mi habitación, cierro la puerta de un portazo poniéndole el pestillo y me tiro en la cama. Tan solo quiero dormir y despertarme mil años después cuando todo haya acabado.
(...)
NARRA DAVEN
Observo nuevamente el reloj de la cocina y veo que ya son las 2 de la tarde, lo cual me extraña, ya que Kelsey sigue dormida y claramente no ha comido absolutamente nada.
Me dirijo hacia su habitación y al tocar la perilla me doy cuenta que está cerrada por dentro.
—¿Kelsey? —Digo tocando la puerta.
Pero no hay respuesta.
—Abre la puerta.
Nuevamente no hay respuesta.
—Kelsey, sino abres la maldita puerta, la romperé y te sacaré de esa cama de la peor manera.
Silencio.
—¿Williams? Abre la puerta, por favor.
Nada.
—¡Maldita sea! —Me altero rompiendo la perilla de la puerta de una patada.
A lo lejos la veo acostada, dándome la espalda.
—Te dije que te sacaría de esa cama de la peor manera. —Digo intentando cargarla como si de una bebé se tratase, pero no me dejaba.
—¡Basta, Kelsey! —Dije enojado intentando quitarle la cobija.
—Daven, déjame... —Gime.
—Te dejaré en paz cuando vayas al baño y te metas a la ducha con agua fría por no haberme abierto la puerta. —Hablé logrando quitarle la cobija.
—No me...
Esta vez logro tomarla en mis brazos, así que la llevo al baño de su habitación. La dejo al lado del lavamanos y me dirijo a abrir la llave. Cuando abro la llave coloco el agua caliente en fría como dije, pero al mirar a Kelsey, ella está recostada en la pared con sus ojos cerrados.
—No me digas que te dormirás de pie. —Digo acercándome a ella.
Niega mientras su ceño se frunce.
—Al parecer alguien amaneció de mal humor. —Digo tomándola del brazo, pero ella me lo impide—. Kelsey, no empieces o te tiro a la bañera.
No dijo nada solo se quedó de pie recostada en la misma pared. Vuelvo a tomarla del brazo y ella vuelve a gemir como si algo le molestara.
—Te tiro a la bañera entonces. —Decido jalándola del brazo y llevándola a la bañera.
Cuando hago esto, ella simplemente se desvanece. Logro agarrarla antes de que su cuerpo se estampe contra el suelo.
—¿Williams? ¿Qué sucede? —Digo tocando su rostro a la vez que me doy cuenta que tiene fiebre—. Estás ardiendo.
La vuelvo a alzar y regreso a su habitación. Escucho pequeños quejidos de su parte, mientras la acuesto.
—¿Qué sucede contigo? ¿Por qué tienes fiebre? —Digo acunando su rostro en mis manos.
Vuelve a fruncir su ceño.
—Ahora entiendo porque actuabas así.
—Y tú que querías meterme a un baño con agua fría. —Dijo tosiendo.
—Lo sé. —Dije riéndome por la cara que hizo—. Pensé que haberte metido con agua caliente hoy en la madrugada te haría bien.
—También pensé que me haría bien. —Dijo abriendo sus ojos, ya que no ha querido hacerlo desde que la levanté.
—Tal vez el cambio de temperatura te afectó. —Le respondo cuando ella vuelve a cerrar sus ojos, ya que la luz le molesta.
—¿Tal vez? Claramente que me afectó bastante.
—Tu humor apesta, Kelsey. —Me río—. ¿Sabes que debes bañarte? Una ducha te hará bien.
—Claro, doctor. —Nuevamente abrió sus ojos—. Lo mismo dijiste hoy en la madrugada y mírame, casi pierdo el conocimiento dos veces hoy.