Jamie
Cuando Penny abrió la puerta con una patada, no podía estar más sorprendida. La precisión con la que lo hizo, sin duda merece un aplauso. Y sigue sin agradarme del todo, pero sí puedo asegurar que es buena con los golpes.
—Eres increíble —masculló Tyler en su dirección. Ella, como lleva haciendo desde hace horas, lo ignoró. Todos aguardamos silencio, preguntándonos qué hacer ahora.
—Salgan ordenadamente y con pre...
—¡Sí!, ¡libre soy, libre soy! —en ese instante, Ciara empujó al Capitán e ignoró sus órdenes para llegar a la puerta, cantando esa icónica canción de Disney con alegría.
Me he dado cuenta de que ella siempre está alegre.
—Nada mal —halagó Asher su canto. Asentí, pero era claro que ella ya no nos veía ni mucho menos nos escuchaba.
—...y con precaución —concluyó nuestra autoridad, suspirando con pesadez.
—¡Yo sigo! —Tyler se aproximó velozmente a la angosta, y única, salida y se perdió de nuestra vista junto con Ciara.
Afuera sólo hay unas escaleras metálicas en espiral que a mi parecer lucen algo inestables y gastadas, su barandal se tambalea cada que recargas tu brazo. Pero acabo de atravesar unos juegos abandonados, ¡esto ya no es nada!
Poco a poco todos bajamos, inhalando por fin ese fresco y frío oxígeno que la madre naturaleza nos provee. Era lógico que la policía no haya descubierto esta puerta, digamos que no está a la vista de todos. Estamos en un callejón como los de las películas de acción, oscuro y húmedo, con una luz tenue que parpadea sobre nosotros y un contenedor de basura bastante descuidado a un costado.
—Listo, me voy a mi casa —anuncié, tomando mi teléfono para llamar un taxi o lo que fuera. No quería que llegaran rateros, es la ley del callejón. Al menos eso dice Hollywood.
—Voy contigo —secundó Asher, metiendo sus manos a las bolsas de su chaqueta oscura y caminando hacia mí.
—Por fin —exhaló Penny exageradamente, qué odiosa es.
—Estar contigo tampoco me encantó —le siguió Asher, girando sobre sus talones para encararla. Yo rodé los ojos, todo sería más fácil si la ignorara y ya. ¡De veras con la humanidad!
—¿Perdón? Yo los saqué, de nada —la forma en la que dice todo es tan fría, me atrevo a decir que dió mala espina.
Asher sonrió.
—¿Sabes qué es irónico? Que tú también acabas de forzar una entrada. Tampoco te arrestaron, niña bonita —arremedó Asher, sonriendo con triunfo.
—No otra vez, por favor —pidió el Capitán, notablemente estresado. No es el único, Cap, no es el único.
—Asher, ya vámonos —intervine de mala gana, jalándolo del brazo junto conmigo y haciendo que perdiera un poco el equilibrio.
—Los acompaño —se ofreció Ciara, siguiéndonos mientras miraba con inusual seriedad a los demás. Ambos grupos comenzamos a alejarnos, cada quien por un rumbo distinto. Quién sabe dónde vivan Dani, Penny o Tyler, pero sinceramente puedo dormir sin saberlo.
—¡Esperen! —exclamó el Capitán, arrebatándome cualquier impulso—. ¿Se van? ¿Así nada más?
—Tiene razón —Dani se acercó a él y le dió la mano—. ¡Adiós, Capitán! ¡Se cuida!
Agitó su mano de arriba a abajo mientras la sostenía, eufórico. En respuesta, el Capitán McCall lo miró como si tuviera un ojo extra.
En realidad, todos lo vimos así.
—Ahora sí —y se dió la vuelta de nuevo para irse junto con Penny. Resoplé e imité su acción. Sólo quiero llegar a mi casa y descansar, créanme, gateé tanto en los juegos que, necesitaré rodillas nuevas.
—¡Chicos! —volvió a exclamar. Una última vez, detuvimos el paso y giramos a verlo—. No estarán pensando en irse, ¿cierto?
¡Nah! ¡Porque me encanta hacer como que me voy y luego esconderme!
—¿Como por qué nos quedaríamos? —insinuó Asher con extrañeza, mirando a su alrededor con disgusto.
—¿Cómo que "por qué"? ¡¿No ven lo que sucedió?!
—La vejez tío, a todos nos pasa —Tyler le dió unas palmaditas en el hombro como consuelo. Y no, no lo decía de broma.
—¡No! ¡Me refiero a lo de allá adentro! ¡Alguien nos dejó encerrados!, ¿no tienen curiosidad por volver y saber quién?
Nos observó uno a uno mientras hablaba con fatiga. Mis amigos —y por amigos me refiero únicamente a Asher y Ciara— y yo cruzamos miradas, no sabiendo exactamente qué contestar.
—No, la verdad es que sólo me interesaba salir de ahí —dijo Dani encogiéndose de hombros; todos dejamos salir de nuestras gargantas sonidos de afirmación, reforzando sus palabras.
—¿Podemos irnos? Creo que ya llegó el taxi —comenté al mirar la pantalla de mi celular.
—Escuchen, antes de que se vayan —el Capitán sacudió sus manos para llamar nuestra atención una vez más. Nos miró con frialdad y continuó—. Miren, créanme cuando les digo que estoy cien porciento seguro de que alguien grande está detrás de todo esto.
Alcé las cejas, sorprendida con su comentario. Siendo sincera, nunca me detuve a analizar; en todo el rato que estuvimos ahí, sólo avancé rápido para guiar a los demás. De hecho, sigo algo extrañada por todo lo que logré hacer el día de hoy, fue como si lo hubiera hecho la Jamie de siete años. Aunque claro, a ella no le dolía todo.
Luego de darse cuenta de que nadie complementaría lo que dijo, continuó.
—Y pensar que el abuelo soy yo —rió con ironía—. Necesito que me ayuden a investigar.
—¿Eh? —no pude evitar soltar, extrañada por todo lo que de repente estaba diciendo—. Con todo respeto, ¿no es para eso que están los policías?
—Nuestra demanda es fuerte; y tristemente, recibimos muy pocos recursos para éste caso —admitió, recorriendo con las manos los bolsillos de sus arrugados pantalones carmesí—. Además, nunca dije que su trabajo comunitario ya acabó —añadió, alzando una ceja en nuestra dirección.
—¿En serio? —preguntó Asher, algo fastidiado, y no lo culpo. Aunque, sigo diciendo que es su culpa todo esto. El adulto asintió a su pregunta.
—Por favor, al menos hasta que pueda encargarme solo —clamó una última vez. Hubo un breve silencio hasta que Dani tomó la palabra.
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un misterio sin resolver, aventuras inolvidables, amor como el invitado indeseado
Editado: 06.08.2020