El aire se movía, Nagi miraba el mismo punto que Elizabeth. Era indiscutible que alguien estaba allí.
- ¿Qué sucede chicos? - preguntó la abuela
- Emmm....no...no es nada - contestó confundida Elizabeth ya que no debería haber nada allí.
Los ojos de ella al menos nada podían ver. Sin embargo algo la molestaba. Ya había sentido eso en el pasado, esa sensación era similar a la que tuvo cuando Nagi...
- Abuela ¿Puedo preguntarle algo? - dijo de pronto Nagi
- ¿Qué sucede?
- Sobre lo que ha dicho , dijo que quería que él se quedara con usted ¿De quién hablaba?
- Bueno...tal vez ésta sea mi última oportunidad de hacer una confesión.
- ¿La última oportunidad? ¡Abuela!
- Conozco mi cuerpo y sé que este es el fin. - la voz de la anciana era tan tranquila que parecía difícil creer que en verdad estaba muriendo - Una vez amé a alguien Elizabeth. Al hombre que se convertiría en tu bisabuelo.
- ¿Bisabuelo?
Era la primera vez que la anciana mencionaba al hombre que amó en su pasado. Elizabeth siempre tuvo miles de preguntas sobre él pero a la anciana no le gustaba hablar de ese tema, así que nunca se había animado a preguntarle nada. Pero ahora empezaba a hablar de eso cuando estaba muriendo.
- Era maravilloso, alegre, muy amable e inteligente. Además de ser muy curioso. Después de todo logró entrar a escondidas a esta aldea sólo por curiosidad.
- ¿Entrar a escondidas? - Elizabeth no podía imaginar a su bisabuelo haciendo eso
- ¿A qué se refiere? - quiso saber Nagi
- No era un zombie, era de otra raza. Decía que no sabía nada de los zombies y quería aprender. Fue toda una sorpresa encontrarlo en la despensa de nuestra casa. - Al recordar ese momento la anciana se echó a reír - Al principio pensé en decírselo al alcalde. Pero una vez empecé a escucharlo, sus palabras llamaron mi atención. Quería que los habitantes de esta aldea abrieran sus ojos. Decidí no denunciarlo y lo dejé esconderse en nuestra despensa. Después de eso nos reunimos muchas veces. Se hacía invisible y paseaba por el pueblo. A veces incluso salía de la aldea. Cuando volvía siempre me contaba interesantes historias llenas de sorpresas y emociones. Le pregunté muchas veces cómo logró entrar a la aldea pero nunca me lo contó. Me hacía tan feliz. No tardamos mucho tiempo en enamorarnos. Cuando tuvimos a nuestro hijo discutimos la posibilidad de irnos de este lugar. No podía imaginar un mundo sin él...creo que él sentía lo mismo. Pero...
Los recuerdos se agolparon en la mente de la anciana. Recordó aquella vez en que él fue a buscarla, la.puerta de su casa estaba cerrada con llave. Él golpeó la puerta con fuerza mientras rugía
- ¡Julia! ¡Abre la puerta! ¡Julia! ¡¿Por qué de pronto dices que quieres dejarme?! ¡¿Qué sucedió?! ¡¿Acaso hice algo malo?! ¡Julia! Tenemos un hijo ¿Qué haremos? - pero ella no respondió - Por favor...Julia...
- ¡Vete! - le dijo ella desde el otro lado con firmeza - ¡Vete de aquí! ¡Y no vuelvas nunca más! Además ya no es nuestro hijo, a partir de ahora será mi hijo. Puedes odiarme si quieres...¡Pero no quiero volver a verte!
Esos recuerdos la entristecieron nuevamente ya que ella jamás dejó de amarlo. Le abría encantado pasar la eternidad a su lado pero el miedo la encegueció. No podría soportar su desprecio solo por perder la belleza de la juventud.
- Mi cuerpo - prosiguió la anciana - Mi cuerpo empezó a decaer, mi belleza se evaporaba. No quería que me viera convertirme en una repugnante anciana cuando él permanecería joven y bello por siempre. Temía tanto que llegara a odiarme...que lo dejé sin ninguna explicación. - La angustia se reflejaba en su rostro
- ¿Cómo pudiste hacerlo abuela? - dijo Elizabeth - ¿Acaso no lo amabas?
- Tomé esa decisión justamente porque lo amaba demasiado. Tu también conoces ese sentimiento ¿No? El miedo de convertirte en una fea anciana frente a los.ojos de tu amado. Fuí tímida y demasiado cobarde. Antes de darle la oportunidad de odiarme, decidí odiarlo primero. Antes de dejar que se fuera decidí echarlo yo misma. Así me adelantaría a los hechos. Al final no confié en él. Lo...lo traicioné...sin embargo una vez que se fue...me imvadioy una insoportable sensación de arrepentimiento y soledad. Crié a nuestro hijo para que pudiera escapar de ese sentimiento y feas sensaciones. Él...él.... decía amarme y sin embargo...se rindió tan fácil...nunca más volvió. Mi hijo también encontró el amor, pese a mis esfuerzos y tuvo sus propios hijos. Sin embargo él y su amor no quisieron aceptar su destino y ambos se suicidaron. El hijo que dejaron aprendió también sobre el amor pero también se suicidaron como la mayoría de los zombies. Dejaron a su hija atrás. Eres la única persona que me queda Elizabeth. Por eso no quería que te vayas y termines quitándote la vida tú también. Ya no quería estar sola. Me habían abandonado demasiadas veces. Por eso dediqué todo mi tiempo a recordarte que en algún momento envejecerias y te volverias fea. Te enseñé a no prestar atención a tu aspecto físico porque lo perderlas con el tiempo. Pero nunca te enseñé nada sobre el amor y la felicidad...sobre cómo es amar a alguien. Todo se debioy a mi egoísmo. Además evité que hicieras amigos. Te mantuve aquí e hice lo posible para que no tengas contacto con otras personas.
- Abuela
- Cuando descubrí que habías salido al bosque de la bruja....sentí ira y ansiedad. Tal vez tú tamtme abandonarias y morirías... tenía tanto miedo...
- Nunca haría eso abuela, nunca te haría daño. Jamás te hubiera dejado morir sola.
- Tienes razón, sabía que nunca te suicidarias sin importar lo desesperada que estuvieses, siempre y cuando yo me mantuviera viva. Te conozco lo suficiente como para entender eso...no pude confiar en mí.propia bisnieta.
Mientras oía a su abuela Elizabeth empezó a llorar ¿Cómo no se había dado cuenta de lo sola que se sentía la anciana? Habían vivido juntas durante tanto tiempo y jamás le prestó atención porque siempre pensó que era demasiado sobreprotectora. Elizabeth solo se preocupaba por ella misma, el hecho en no haber pensado en los sentimientos de su abuela la hacia sentir muy mal. Empezó a temblar pero Nagi le tomó la mano.
- Nagi
- ¿Por qué no volver a confiar? - dijo Nagi - La persona de la que se enamoró era un hombre invisible ¿Verdad?
- Si, lo he dicho ya
- Yo también soy un hombre invisible y puedo sentirlo.
- ¿A quet te refieres?
- Algunos hombres invisibles desaparecen por completo después de 400 años. Sin embargo otros invisibles pueden seguir sintiendo sus presencias. Elizabeth puede detectar mi presencia, incluso cuando soy invisible. Me he estado preguntando cómo puede hacerlo. Ahora lo sé, es una mestiza. Heredó la sangre de su bisabuelo
- ¿Mestiza? ¿Heredé la sangre de mi bisabuelo? Pero me dijiste que los que tienen sangre mestiza la heredaban de sus padres
- Si, pero en ese momento no lo comprendia bien. No sabía que había veces en.las que unas características se saltean una generación.