Eiren:
Definitivamente se me ha olvidado respirar, todavía siento ese cosquilleo en mi oreja que dejó al aproximarse tanto hacia mí. Intento tomar otra bocanada de aire, pero esta al igual que la anterior, se atasca en mi garganta. Puedo deducir que mi semblante yace rojizo y mis ojos empañados de la vergüenza. Es tan tediosa esta situación. No comprendo el afán que tiene Jarel de incomodarme y hacerme sentir vulnerable.
Él sigue en su puesto, seguramente con su espalda apoyada en el respaldar y sus piernas estiradas ya que veo el inicio de sus zapatos a los costados de mi silla. Deduzco que posee esa sonrisa victoriosa que lo caracteriza al dejarme sin palabras. Otro escalofrío logra estremecerme y hacer que ladee un poco la cabeza. Toma otro mecho de mi cabello y juguetea con el débilmente, causando que mi cuerpo sienta esas raras "caricias".
Soy de esas chicas que les gusta que jueguen suavemente con su melena ya que logra relajarme y que mi piel se estremezca levemente, recuerdo como Leia se burlaba de mí al tocar mi cabello y ver posteriormente como la piel de gallina hacia su aparición; sin embargo, una cosa es que ella lo haga a que Jarel sea el responsable de ello.
Apenas la profesora indica que su clase ha finalizado, me levanto de un salto de mi puesto y tras recoger mi bolso, salgo del salón como si mi vida dependiera de ello y es que literalmente si lo hace. Veo mis antebrazos y los vellos se ubican elevados, paso la palma de mis manos por ellos para apaciguar esa reacción de mi cuerpo.
Avanzo por los pasillos y me adentro al baño para calmarme. Bethany se encuentra viéndose en el espejo de uno de los lavamanos y al verme sonríe débilmente. Frunzo el ceño y me acerco hacia ella.
— ¿Cómo estás? —cuestiono curiosa al ver su estado.
Hace una mueca y acuna sus manos para tomar agua y hundir su rostro para refrescarse. Saca un pañuelo de su bolso y con sutileza palpa sus facciones hasta quedar seca.
—a punto de darme por vencida.
— ¿uh?
— ¿sabes? Siempre pensé que Derrick entendería que mi amor por él no es un fetiche, es algo real, o así yo lo siento —se desahoga y por dentro no quiero escucharla porque me hace recordar cuando Leia sufría por él y ella —aun así, eso a él no le basta. Tal parece que lo que busca solo lo encuentra en tu amiga.
Ladeo la cabeza. Esto no me lo esperaba.
— ¿a Derrick le gusta Leia? —pregunto atónita.
Beth asiente y sus ojos verdes decaen.
—es algo obvio linda, tu mejor amiga es la única aparte de ti en no darse cuenta.
—pero...
—Eiren, esto es nuevo para él, está acostumbrado a tener las cosas fáciles. Creo que ahí es donde fue mi error, me dejé llevar aun cuando sabía que después no me valoraría.
—si no te trata como lo mereces deberías dejarlo ir.
Sonríe vagamente y niega con lentitud.
—es fácil decirlo o pensarlo, pero no hacerlo. Cuando estas enamorada de alguien es complicado sacarte a esa persona de la cabeza y duele. Supongo que tendré que hablar con él.
Frunzo el ceño al tener la imagen de Jarel en mi mente al oír su comentario, yo no estoy enamorada de él.
—ya verás que hay chicos mejores que él. —Le sonrío — ¿Por qué no te tomas un tiempo para ti?
Asiente de acuerdo y se despida con un ademan. Me apoyo del mesón y veo mi reflejo en él. Tanto embrollo que se daba Leia con Derrick y Bethany y resulta que él siempre estuvo a la par de ella, pero, ahora que Powell dejó de pesar en él, viene Beth a explicarme todo esto. Además, todo da vueltas al saber que mi amiga siente cosas por Keitan, aunque él no percibe lo mismo que ella.
Uy no.
En lo que transcurre el resto de las clases no me he topado nuevamente con Jarel, lo que es un alivio significante para mí. Todavía no he podido bajar los nervios y la ansiedad que me produjo al decirme todo aquello y se con exactitud que, si lo veo, estaré al borde del colapso. Sacudo la cabeza cuando el desánimo se acentúa en mi sistema.
¿Quién me entiende? Me relaja no haberlo visto pero me decaigo un poco por lo mismo.
Me monto en el auto de Leia y ella en silencio arranca para tomar rumbo a su casa. No he dicho nada sobre lo que tengo pendiente a las ocho de la noche, no sé cómo explicárselo para que no colisionemos con otro auto por la impresión que le causará mi comentario.
Atisbo por el rabillo de mis ojos como me observa levemente antes de posicionar su vista en la avenida, se revuelve incomoda y vuelve a divisarme. Frunzo el ceño y hago una mueca al encontrar sus gestos insólitos.
—no sé si soy yo, pero siento tu tensa aura rodearme —dice sin más.
Ahogo una carcajada y alzo una de mis cejas cuando me acomodo de costado para observarla.
—sería bueno que te explicaras.
Tamborilea sus pulgares sobre el volante y duda unos segundos antes de contestar.
—bueno Janit, siento tu nerviosismo y ansiedad. ¿Qué te pasa? Me has puesto nerviosa y ni se la razón —alega con disconformidad.
—temo que choques cuando te lo diga.
—has logrado incentivar mi curiosidad, así que sáciala. Aparte, no quiero morir hoy por lo que no tienes de que preocuparte. —Se encoge de hombros, restándole importancia al asunto.
—cuando entre a la clase de matemáticas Jarel estaba ahí y...
— ¡ah! Se pone bueno —chilla con entusiasmo.
La miro con incredulidad. No puedo comprender como se alegra de esto aun cuando descubrimos lo que los Edín pueden hacer, cuando comprendemos el daño que causan.
—dijo que pasaría por mí a las ocho de la noche.
Me hundo en mi asiento y solo veo como mi amiga abre los ojos junto a sus labios de par en par. Jadea y suelta una risotada.
— ¡oh dios! ¿A esa hora? —Cuestiona con un brillo intrigante en sus ojos — ¡¿te besará de nuevo?! —exclama con una emoción que logra contagiarme. Siento como mis mejillas se calientan y adquieren un suave color rojizo ante la vergüenza.
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Editado: 12.03.2021