indicente

Incidente

Estaba con la ropa rasgada, manchada de sangre y sudor, corría por la verma de una calle solitaria, corría como si una horda de zombies le persiguiera. Una y otra vez miraba hacia atrás, pero, lo único que se visibilizaba eran las hojas de otoño cayendo como suaves pétalos. Seguía corriendo mientras pequeños recuerdos llegaban a su mente. 

La música sonaba a todo volumen junto con las luces en movimiento, un olor a alcohol, drogas y sexo, junto con aquellos bailes sexuales de los adolescentes los cuales daban el toque ambiental. 

-Consigueme lo mejor- dijo la chica mientras tomaba una botella de whisky con su mano derecha.
Más tarde ella ingirió una pastilla que tuvo los efectos en menos de 30 minutos. Su cuerpo comenzó a sudar más, se mesia al ritmo de la música y sus labios pedían calor intenso. De un momento a otro estaba sentada al lado de su novio. Todo lo veía borroso y lento. El chico consumía cocaina junto con alcohol, notando el poco control en su cuerpo; por otra parte, ella solo lo miraba sin reacción alguna, hasta caer al piso mirando hacia la luna llena que le daba luz. Cerró sus ojos y cayó desmayada. 

Se detuvo unos minutos a respirar jalandose del cabello para verificar de estar despierta, seguido vio sus manos repletas de sangre sus ojos se abrieron de impresión y sin duda alguna lo supo.

-No, no, no... No, otra vez no- se decía moviendo su cabeza de lado a lado. 
Nuevamente corrió, pero, esta vez llego a su hogar. 
Una señora de no más de 50 años la esperaba en el pórtico con una toalla azul. La abraza con la toalla y sin decir nada ayuda a entrar a la chica. Una vez adentro la señora inclinándose un poco posó sus manos en sus hombros, mirándola a los ojos y con una voz tenue le decía: -tranquila, ya sabemos que hacer, sube te espera una ducha-. 

La joven entró al baño y comenzó a desnudarse mientras se miraba al espejo.
Unas clavadas como agujas le rebotaban en la cien seguido de algunos recuerdos mórbidos de la noche. 
Grandes garras, sangre salpicando las paredes, gritos de ayuda y desesperación, aullidos de una criatura hambrienta, personas corriendo como si vieran su muerte acercandose, cuerpos destrozados cubriendo la fachada, todo lo que pueda incluir el mismo infierno. 
-Joder- se repetía cerrando los ojos un poco. 
Logró bañarse tranquilamente y luego llegó a la habitación donde dormía, le esperaba la misma señora. 
La joven prendió el televisor y avanzó a la cama, sentándose suavemente. 
-La inyectare de inmediato, recuestese porfavor- decía la señora amablemente. 
La chica solo obedece, se queda quieta y mientras el medicamento entraba en su sistema, escucha a lo lejos:
“un acontecimiento estrepiso a ocurrido hoy en la mansión Smith, docenas de cuerpos fueron mutilados mientras se daba una fiesta con más de quinientas personas. Los testigos que salieron con vida nos contaban que una criatura enorme de apariencia lobesna,pero, con garras y dientes afilados, apareció en el lugar comenzando a masacrar todo ser viviente.”

P.E. Soto



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En el texto hay: historias cortas, suspenso, suspenso y terror

Editado: 20.04.2019

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