Narra Benjamín.
Alai se quedó trabajando en el hospital, se había llevado el portátil para editar y ahí estaba tranquila. Yo, volví a casa.
Tenía la cabeza echa un lio, por un lado Delfina se estaba convirtiendo en alguien muy especial para mi y tenía sentimientos de ¿amor? Pero Alai, mi Alai... Ella seguía siendo la única. Pasaban los años y por más que intentaba olvidarla... La quería más y más. Este tiempo juntos no hizo más que confirmarme que lo que siento por ella es algo que no se me pasará nunca con otra aunque ahora Delfi era mi primera oportunidad para sacarla de mi cabeza. Alguien con quien podría tener una relación de verdad y amar sin culpabilidad.
Subí a casa y fui a la ducha. Después preparé la cena para Alai y para mi.
—Que rico huele —Dijo cuándo entró —¿Que hiciste?
—Mi pollo al curry —. Sonreí, era mi plato estrella.
—¡Ay, si me encanta! —Dejó el bolso en el sofá y se fue corriendo al baño.
Volvió a los pocos minutos, ya estaba con el pelo recogido, una camiseta grande a modo de pijama e iba descalza.
—¿La llamaste? —Se sentó y le serví un plato.
—No...
—¡Sos lento para el amor!
—Puede ser —. Reí.
—Delfi está muerta con vos, se le nota... No seas tonto, es una chica divina y se va a cansar de tu indecisión.
—No quiere nada serio La, está centrada en sus objetivos. Dentro de poco se va de viaje a España a competir.
—¿En serio?
—Si, consiguió un hueco en una carrera y tiene una buena oportunidad.
—Pero le gustas, deberías ir con ella. Nunca te fuiste con tu familia al exterior cuando ellos se mueven por trabajo, si Delfi se va, vos podés ser parte de su equipo, para algo ustedes se encargan de sus coches ahora.
—Podría... Pero tendría que pedírmelo y además, no quiero dejarte sola.
—No te preocupes por mi... Yo quiero que seas feliz y Lucas estaría muy contento de ver como, al fin, encontraste a alguien que te hace tener ganas de tener una relación.
—No quiero pensar en lo que podría pasar... Voy a ir despacio, nos vimos mucho este mes y nos seguiremos viendo hasta que se vaya... Una vez esté del otro lado del charco veremos si avanza.
—Yo pensaba que entendías más sobre el amor pero sos muy miedoso.
—No me gustaría estar confundido y hacerle daño.
Después de cenar, nos pusimos a ver un programa de MTV, algo que se había vuelto habitual últimamente y al poco rato, se durmió. La acomodé en el sofá y aproveché para ir a dormir a mi cama, si bien el sofá cama era cómodo, extrañaba mi colchón después de tanto tiempo.
Las sábanas olían a ella lo que provocó que me duerma enseguida con un sentimiento de paz increíble.
Narra Alai
Me desperté temprano y quería hacer algo útil. Agarré una camiseta vieja de Benjamín, me puse unos tenis y me recogí el pelo. Puse en el tocadiscos Queen y empecé a subir las sillas a la mesa para limpiar.
La biblioteca estaba echa un asco, así qué de a poco fui sacando todos los libros para poder quitar el polvo. Detrás de uno, había una cajita pequeña de color rojo, era de una joyería. La abrí y había un anillo de compromiso. No podía creer que tuviera un anillo y que en algún momento hubiera querido pedir casamiento a alguien. Saqué el anillo de la caja y leí el grabado del interior.
—Alai y Lucas... Por siempre.
La cabeza me dio un par de vueltas, enseguida me acerqué al sofá y me senté. Estaba muy mareada y empezaba a hipervertilar. Me iba a pedir casamiento... Él no dudaba de nuestro amor y yo si.
—La... —Escuché la voz de Benja pero no levanté la cabeza.
—Me lo ocultaste.
—Perdón... Creí que sería peor.
—¡No tenías derecho! —Exclamé alterada y me puse en pie, estaba llorando y sentía mucha rabia —¡Me iba a pedir que me case con él! —Le di un empujón —¡¿Por qué me lo ocultaste?! —Volví a darle otro empujón pero él se mantenia firme —¡Me iba a pedir que me case con él! —Repetí llorando más fuerte y me agarró con firmeza para poder abrazarme pero yo intentaba soltarme, aunque sin éxito.
—Perdóname... Quería evitarte más dolor... Quería que despierte y te lo pida él, que tenga esa oportunidad... Estaba muy ilusionado, es lo que me contó aquella noche... Por eso quedamos, quería que sea el primero en saber que se iba a pedir casamiento a la mujer de su vida.
Él no me soltaba pero yo seguía forcejeando hasta que conseguí zafar, fui directa a por mi bolso y salí del apartamento. Me subí al coche mientras escuchaba como me gritaba para que parara pero no podía mirarlo a los ojos ni escuchar todas las cosas que tenía que decirme sobre esa charla. Necesitaba estar sola.
Frené cerca de un parque y empecé a llorar. Dejé salir todas las lágrimas que me estaban ahogando y matando. Di unos golpes al volante, provocando que suene la bocina y después me acomodé para seguir mi camino. Quería alejarme mucho así que puse rumbo a Mar del Plata, tenía algo más de cinco horas de viaje, pero necesitaba estar sola.
Puse música para sentirme acompañada e intentar, así, dejar de llorar para centrarme en la carretera.