Inesperadamente Usted

CAPÍTULO 14: VIEJOS AMIGOS (PARTE II)

La visita del profesor a Múnich termino por extenderse a casi un mes,  no hemos hablado. Regrese a la universidad después de descansar una semana y mi única relación con el Profesor ha sido responder los correos que él me envía con actividades. Estamos a la mitad de septiembre, quienes comenzaron la universidad conmigo ahora cursan su tercer semestre, mientras que yo curso el cuarto y adelanto algunas materias del quinto semestre. Trabajo diariamente en el cubículo del Profesor, pues he descubierto que es mucho más tranquilo que una biblioteca. Dos veces por semana la profesora López viene a verme, para supervisar mi avance, siempre dice que si su tutor estuviera de viaje ella no lo soportaría. Yo tampoco lo soporto, creo que me enamoré del profesor.

-Se puede pasar.

-Daly, ¿no tendrías que estar en tu internado?

-Vine a la Universidad a arreglar unas cosillas que tenía pendientes por lo de mi intercambio. ¿Eres autodidacta o por qué tan sola?

-Mi profesor está de viaje.

-¿Es viejo?

-No, de hecho es muy joven.

-¿Interrumpo? (dijo un hombre desde la puerta).

-No, ¿necesita algo? (respondí).

-Vengo a colocar la placa del profesor, ¿es usted? (preguntó a Daly).

-Quisiera serlo (respondió).

-El profesor está de viaje, pero puede cerrar la puerta para colocar la placa (agregué).

Sentí que en cuanto mi hermano leyera el nombre en la placa, la vida como la conocí terminaría. ¿Qué podría inventar en cinco minutos? ¿Cómo podría explicar que desde que él me contó de su amigo, yo sabía que era el profesor Xu?

-Parece que el señor ya termino la placa, iré a verla (Dijo mi hermano).

-Pareces muy ansioso.

-Claro bebé, me acabas de decir que es joven. Cuando regrese de su viaje estará horas a lado tuyo, ¿cómo debo sentirme?

-Lo conocí antes de que fuera mi profesor.

-Profesor Xu Gideon (leyó mi hermano). ¿Mi amigo es tu profesor? (preguntó indignado).

-¿Tu amigo? (dije intentando sonar sorprendida).

-Sí, del que te platiqué el otro día.

-Oh el chino que no conoce a sus abuelos.

-¿El chino que no conoce a sus abuelos? (preguntó una voz desde el fondo).

-¡Profesor! (grité asustada).

-¡Gideon! (celebró mi hermano).

-¿Me preguntó qué haces en mi cubículo, no estabas en Europa? (pregunto el profesor a Daly, raramente molesto)

-Tu no lo sabías, pero de hecho tengo una hermanita y estoy muy feliz que seas su mentor (respondió mi hermano).

-¿Estás feliz? (pregunté asombrada)

-¿La señorita Azahara es tu hermana? (Preguntó sorprendido el profesor).

-Sí, es mi hermana. Y Maeve claro que estoy feliz es Gideon.

-Dijiste que no me presentarías a ningún amigo tuyo (dije indignada).

-Con el no corres peligro.

-¿Peligro? (preguntó el profesor).

-Claro, mi hermana te volvería loco en tres segundos.

-No soy como piensas Daly (respondí).

-Te defiendes mucho hermanita hasta pensaría que te gusta tu profesor (dijo Daly burlesco).

-No te pediría permiso para enamorarme de él, es el top 1 de la universidad.

-Me siento realmente incomodo aquí, entre ustedes,   deberían hablar a solas.

-Tú no te mueves de aquí (dijo Daly al profesor). ¿Maeve Azahara estas enamorada de Gideon?

Justo ahora no se si Daly pregunta seriamente o solo está jugando conmigo, si noto mi felicidad al ver que el profesor volvió o está hablando al azar. Por ahora lo único que quisiera es que me dejara a solas con el profesor, la última vez que nos vimos lo besé y no supe su reacción. No quiero sonar insegura pero me gustaría saber si ese beso fue, para él, una despedida o el comienzo de algo.

-¿Señorita Azahara está enamorada de mí?

-¿Te interesa mi hermana? (Preguntó alterado Daly).

-Quería que vieras lo absurdo de tu pregunta (dijo el profesor). ¿Crees que la señora Rojas me dejaría darle clases si hubiera un interés especial de por medio?

-Tienes razón tu madre se volvería loca si tuvieras una relación informal.

-La señorita Maeve conoce a mi madre, por cierto.

-¿Conociste a la señora rojas? (me preguntó). ¡Hermana!

La verdad desde el momento en el que el profesor me preguntó si estaba enamorada de él comencé a sudar frio, sentí que me faltaba el aire y odié la presencia de Daly. Con cada minuto que veía a mi hermano hablar con el profesor sentí que el amor disminuía exponencialmente. Cada comentario de mi hermano parecía ponerme a millones de años luz del amor ideal del profesor.

-Si Daly, la conocí hace unos días (respondí molesta).




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