Inesperadamente Usted

CAPÍTULO 16: PROPUESTA

-¡Llegaste! (Dijo Daly al verme entrar).

-Pareces tan emocionado de verme, como si realmente fueras un hermano ejemplar (respondí).

-Me dejaste solo con Gideon.

-Hablando de él, ¿dónde está?

-Ha estado en el jardín limpiando la misma mesa desde que te fuiste.

-Pero han pasado dos horas, voy a verlo.

-Hermana (dijo Daly mientras extendía su mano para detenerme). Gideon no me habla, me siento mal.

-¿Y cómo imaginas que se siente él? Eres probablemente la única amistad que él consideraba sincera, prácticamente acabas de decirle que solo intentabas alejarlo de mí y lo mas no te importaba.

-Claro que me importa, es mi mejor amigo (dijo Daly). ¿Estás enojada conmigo?

-Estoy enojada, pero se pasara rápido. Pero no sé si al profesor se le pase.

-Te enamoraste de él. Puedo sentirlo.

-¿Quién te lo dijo? ¿Tu bola de cristal? ¡Brujo!

-Se sincera Maeve.

-¡Suéltame ya! (Grité).

-Dilo y te dejo ir.

-Como digas.

-Mmm…

-No sé si es porque es muy amable, o coqueto, que me hace ser muy avariciosa de tenerlo. O es que me enamoré de él aunque no debería.

-¿Por qué no deberías? (dijo Daly).

-Por ti. Desde que volviste, tú eres la principal razón (dije mientras salía).

-¡Espera! Si él te corresponde no te detendré.

-Que amable de tu parte (dije sarcásticamente y fui a buscar al profesor).

Lo cierto es, que Daly (con sus locas ideas de separación) nunca interfirió en mi decisión de mantenerme alejada del profesor. Hasta el momento, todas las veces que le correspondí estaban directamente ligadas a las veces que no pude ocultar delante del mis verdaderos sentimientos. Desde que se fue a Alemania en agosto, he intentado deliberadamente reprimir mis sentimientos, pero parece que en este tiempo, aun antes de que supiera que mi hermano y el profesor son mejores amigos yo había querido dejarme llevar con él. Mi principal impedimento es que es mi profesor y aunque sean solo cuatro años de diferencia, aunque lo conozca desde que tenía 13, no deja de ser mi profesor. Pero hoy no me quiero detener.

-¡Profesor! (dije al salir al jardín).

-Quiero irme de la fiesta, sé que aún no ha comenzado pero no podría quedarme aquí (respondió). Solo te estaba esperando para decirte.

-Me fui dos horas, debe estar cansado de limpiar esa mesa (dije mientras le quitaba la toalla con la que limpiaba). No impediré que no asista a la fiesta, pero ya que no tiene planes por qué no se queda conmigo y faltamos a la fiesta juntos. Además juraría que esa mesa se ve más delgada de tanto tallarla.

-No sabía cómo mirar a Daly (me dijo con la cara triste), lo he considerado mi mejor amigo desde antes de cumplir 18 y ahora en unos meses cumpliré 24. Puso toda nuestra amistad en alejarme de ti, pero en mi amistad con él no existes tú. Existe su hermanita con la cual es muy celoso. Pero para mí, tú no eres su hermanita. Tú eres la mujer en la que se convirtió la niña de la que me enamoré en una fiesta.

-Hagamos una tregua (dije). Hoy no soy la hermana de Daly y tú no eres mi profesor, somos solo dos personas.

-¿Escuche bien? (dijo emocionado). Dijiste “tu” y no “usted”.

-Es parte de la tregua.

-¿Cuánto durará la tregua?

-Hasta el lunes.

-¿Puedo llorar? (preguntó el profesor).

-Si lloras no serías tú, profesor.

-¿Puedo besarte?

-Es una tregua para ser amigos sin complejos. Amigos de los que no se besan.

-Es probable que seas tú quien me bese primero (dijo). Corrijo, serás tú quien me bese primero hoy.

-¿Quiere conocer la segunda planta de la casa? (dije cambiando de tema).

-¿No saldrá tu hermano de algún escondite con un cuchillo?

-Prometió no hacerlo. Pero por si acaso estaremos prevenidos.

Por primera vez sentí que el profesor y yo éramos algo que podía funcionar. Quería arrojarme a sus brazos y demostrarle cuanto le quería. Pero a pesar de la tregua, que yo misma propuse, no podía evitar verlo como mi profesor, incluso como un maestro en el sentido espiritual. Quiero dejarme llevar quiero que por una vez en la vida no me importe si él es mi profesor o el mejor amigo de mi hermano.

-Quiero mostrarle esta habitación (dije señalando una puerta).

-No puedo entrar a tu habitación (dijo asustado).

-No es mi habitación (respondí).

-Tampoco entraría a la habitación de Daly.

-Esta habitación fue de Daly y fue mía, bueno supongo aun es de ambos. ¿Entrara ahora?

-Quedamos que hoy no me hablarías formalmente.




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