-Si me sigues mirando así, me preocuparé más sobre lo que hice en la fiesta de Daly (dijo el profesor).
-Disculpe si lo incomodé, es que me resulta increíble que con tan poco alcohol no recuerde lo que hizo (respondí).
-Recuerdo que desperté en la cocina con Daly. Te busqué, incluso entré a tu cuarto.
-Vaya, invadió mi privacidad de mil formas.
-No era mi intención, pero sinceramente lo primero que haría ebrio seria declararte mi amor. Pensé que lo hice y después de escucharme te habías asustado.
-Jaja… Por el contrario, lo escuche llorar durante horas. También a Daly, al parecer para los hombres es tan fácil hablar de sus sentimientos ebrios. Siento que lo conocí mejor que nunca.
-Hice algo, ¿malo verdad?
-¿Por qué lo pregunta profesor?
-Dejaste de tutearme.
-Acordamos que solo lo haría ese fin de semana.
-¿No puedo retroceder el tiempo?
-Lo bonito del tiempo es… cuando transcurre. No podemos estancarnos en un lugar o en un momento en nuestras vidas. Ver el reloj avanzar es reconfortante, siento que me da esperanza. Con respecto a sus problemas familiares, no gaste su tiempo esperando que las cosas se resuelvan solas. Vaya y busque hasta que sus preguntas tengan respuesta.
-¿Y si la respuesta duele?
-La incertidumbre duele más. Pero si planea quedarse con las dudas, viva sin remordimientos (dije). Una cosa más, si acaso recuerda lo que paso, estaré dispuesta a resolver todas sus dudas.
-¿Por qué hasta que lo recuerde?
-Porque no tiene caso hablar de algo que usted desconoce.
-Pero me has mirado así por varias semanas, he buscado incluso información sobre terapia.
El profesor tenía razón, lo había visto tan intensamente todos estos días que mis ojos habían cavado un hoyo en su cara.
-¿Terapia? (respondí).
-Necesito recuperar la memoria, tu mirada me dice que cometí un gran error (dijo el profesor). Incluso pensé evitarte.
-Yo no lo llamaría error, hasta me divertí.
Ciertamente he esperado por tres semanas a que recupere sus recuerdos o yo olvide lo que paso ese día, pero no ha pasado ninguna de mis opciones. Lo escuche hablar tantas horas, que el hecho de que me pidiera casarme con él fue lo menor en esa noche.
-Pero cambiaste (dijo el profesor mientras yo me limité a sonreír).
Claro que cambie, fue el día más largo de mi vida y la vez fue tan corto, o talvez así lo siento. Siento que ese día viví otra vida, una vida en la que pude reconocer lo profundos que eran mis sentimientos por él. Todo respecto a él fue claro desde entonces, pero aun no entiendo cómo ese día me fue tan fácil decir que me casaría con él. Los días tibios que caracterizan el comienzo del otoño han dado paso a fuertes ventiscas y frescas mañanas, pero la calidez del profesor me hace pensar que no necesitare abrigo.
-¿Puedes darme una pista? (dijo).
-Siendo sincera profesor, no creo que pueda ayudar mucho, estuvo hablando en chino (literalmente) por 15 minutos.
-Debí verme ridículo.
-No lo sé, yo no hablo chino.
-Apenas y alcanzo un nivel intermedio.
-Bueno, estoy buscando un traductor. Espero que cuando lo encuentre el evalué su pronunciación.
-No lo creo (dijo asustado). Si me lo das yo seré tu traductor.
-¿Quiere que tomemos un descanso y vayamos por un café?
-No cambies de tema, dame el audio.
-Me inscribí a clases de mandarín, cuando sepa por mi cuenta lo que dice usted podrá escucharlo. Debí grabarlo cuando hablo en italiano.
-Espera… ¿me acabas de invitar a tomar un café? (dijo el profesor indignado) Nunca quieres salir conmigo de la oficina.
-Las fiestas, al parecer, cambian vidas.
-¿Hablé italiano?
-De hecho cantó.
-Me humillé totalmente.
-Fue encantador.
-Si me pusiera ebrio, solo te pediría que fueras mi esposa, ¿cómo terminé cantando?
-Estaba Daly (respondí). Por cierto, ¿se reconcilió con mi hermano?
-Algo así. Debería volver a esconderme en mi oficina, arruine mi imagen de autoridad delante de la única alumna con la que he convivido.
-No sea delicado.
Desde aquella loca fiesta que Daly organizó, la relación con el profesor se volvió inestable: a veces parecía que estábamos a punto de comenzar algo nuevo, otras parecía que era mi hermano mayor. En realidad desde que Daly regreso parecía que recién nos enteramos que éramos marionetas dirigidas a su antojo. Con frecuencia pasaba durante su hora del almuerzo para salir con nosotros y a la salida de la universidad siempre me esperaba para recogerme, pero él y el profesor apenas intercambiaban palabras. Nuestros almuerzos juntos eran intercalados: un día Daly platicaba ferozmente conmigo mientras el profesor guardaba silencio y escuchaba, mientras que otras el silencio era tan incómodo que le sacaba platica al profesor sobre algún tema de la universidad. Pero todos los días era lo mismo y no es que me gustará salir con él, no es que lo desprecie ni mucho menos, pero recuerdo la lista (esa que Luisa me enseñó) esa que dice que el profesor es el top 1 de los profesores más guapos. ¿Cómo salir a pasear con él? ¡No puedo creer que yo lo invité a ir a buscar un café! Los días almorzando con él y mi hermano me han vuelto popular, pues ahora soy acosada por chicas de diferentes facultades que me buscan para intentar averiguar un poco sobre el misterioso profesor Xu que por cierto parece ser se pronuncia “xiu” según me dijo una de sus admiradoras. El otro día una chica me detuvo en el baño para que investigara cuál era su nombre chino y si acaso planea reclamar su nacionalidad algún día. Sencillamente no es que quiera ser grosera con las chicas que me abordan pero ¿en qué momento se volvió tan popular? Bueno ciertamente me daría pena llegar y preguntar ¿cuál es su nombre chino? Debe ser difícil, más cuando desconoce una parte en su árbol genealógico.