Lejos del planeta que conocemos, un chico limpiaba su traje con mucho cuidado, quitando cada mancha de tierra que se encontraba en él. Más sin embargo, su vista estaba puesta en aquel sujeto que se había atrevido a retarlo, claro que él se había encargado de darle una merecida lección.
—Tenemos sólo una oportunidad para traer a la chica con nosotros —se acerca la viejesilla con su aprendiz.
—¿Cómo haremos eso, maestra?
—Con un portal.
El chico parpadea un par de veces tratando de entender aquello.
—Habla de que... ¿Iremos a su mundo?
La pequeña mujer niega con la cabeza—No. Sabes como se manejan mis poderes, tengo que esperar a que la chica tenga un nivel neuronal ideal, entonces es donde entrarás tú.
—¿Yo? Pero, ¿por qué yo? ¿Qué le diré para que me crea?
—Mientras yo mantenga abierto el portal, quiero que tú trates de convencerla.
—Pero no sé nada de ella, maestra. No sé qué puedo decirle para convencerla de que venga aquí.
—Sé que lo harás.
Al pasar las horas ambos se encontraban en una cueva, sentados en un pedazo de tronco alrededor de una fogata. La viejesilla se encontraba con los ojos cerrados tratando de encontrar el momento perfecto para crear aquel portal del que habló.
Y por otro lado, se encontraba un castaño leyendo uno de tantos libros que tenía sobre la creación de los poderes de Fervish, para que servían y que significaban cada uno de ellos.
Los rasgados ojos se la mujer se abren de golpe, sus azules se encuentran con los marrones del chico.
—Está lista.
El chico voltea a verla y se levanta. Con arrogancia y gracia sacude su chaqueta y acomoda las mangas de la misma. Se acerca a su mentora y ve como poco a poco, le humo de la fogata se centra en un solo lugar, su forma es indescriptible, sus tonalidades cambian hasta que finalmente se ubica en un bosque.
El castaño de acerca solo para observar.
—¿Este es su mundo?
—No, pero es por donde podemos comunicarnos con ella por ahora —con un poco de pasadez se levanta—Tenemos que ir afuera, es muy peligroso hacer el portal aquí.
Ambos salen de la cueva al bosque de su mundo. La mujer empieza a mover sus manos tratando de equilibrar el humo de la fogata para crear el portal que conectara a su aprendiz con la chica.
—Tienes que hacer que ella te crea, tienes que lograr que ella atreviese el portal. Pero solo tenemos poco tiempo, la conexión neuronal no está tan estable como pensé y puede terminar muy pronto.
—¿Por qué no puedo solo teletransportarme a su mundo?
—No hay un portal para llevarte hacia allá. Y no tengo la suficiente fuerza para lograrlo.
El castaño junta sus cejas.
—Entiendo. Pero, ¿realmente es tan importante para traerla aquí? Sabe que mis amigos y yo podemos con ellos. Ella es una simple terricola.
—Si creo saber quien es. Ella es la única que puede salvarnos. —tomando aire, su voz tiembla, pero debe ser por la fuerza que ha gastado por lograr el portal—. Y la única con un nivel neuronal adecuado. No hay tiempo de explicaciones. Solo sé que debes traerla aquí.
—Bien, voy a entrar.
Al momento en que este se prepara para entrar en el portal frente a sus ojos, es frenado por la pequeña viejesilla, esta lo toma del brazo obligando a verla.
—Este portal no es estable, solo estoy abriendo un camino de la Tierra a Fervish. Y como ella no sabe como es Fervish, no sé en donde aterrizará, por eso es que abriré otro portal para ti, y este de abrirá cuando la energía de la chica llegue a Fervish.
El chico abre los ojos con sorpresa.
—¿Y qué tal que ella no quiere y sale todo mal? Ni siquiera sé cómo se llama.
—No lo hará, lo sé. Solo tenemos que esperar un poco.
—Solo tengo dos preguntas.
—¿Cuáles son?
—¿Cuál es su nombre?
—Anne Singer.
—¿Algún consejo que pueda darme?
—No.
Y sin darle tiempo este es empujado por su maestra cayendo dentro del portal que lo llevaría a su posible compañera. Este al estar abierto verticalmente cae apoyando todo su peso en el brazo izquierdo.
—Demonios la acababa de limpiar —el castaño se levanta a regañadientes sacudiendo la manga de su preciada chaqueta.
Un destello ilumina su rostro, y una dimuta cantidad de relámpagos caen del cielo en un punto fijo, este con su energía abre poco a poco lo que parece ser un portal. El chico corre a esa dirección pero este desaparece frente a sus ojos.
Nuevamente un poco lejos de él, vuelve a abrirse, el portal se hace más grande y el castaño vuelve a correr hacia allá y vuelve a desaparecer. Dos veces más aparece en distintas direcciones.
El varón despeina su cabello frustrado al no entender nada.
—¿Qué es lo que pasa? ¿Dónde está ella?
—Ten paciencia. No es fácil traer a una humana a Fervish y más cuando su nivel neuronal no es el adecuado.
Al par de unos minutos decide descansar recargandose en un árbol, cada vez sus esperanzas de encontrar a esa chica se esfumaban, y el miedo de creer que su mundo no volvería a normalidad se apoderaba más de él.
Al cerrar sus ojos sólo puede escuchar el sonido del viento viajando a una sola dirección. El sonido de una rama romperse provoca que sus ojos se abran y se coloque rápidamente en guardia. Empieza a buscar aquel ruido y encuentra a una chica a escasos metros de su vista.
Aquella castaña parece no entender nada de lo que ve, buscando alguna respuesta, al momento en la que esta se voltea el chico se tensa al verla.
Su rostro es hermoso, como cualquier otra chica, su piel es sumamente pálida, o quisa se ve así por los tonos que lleva puesto, de pronto, un nombre susurra en su interior.
—Llamala —la voz de su maestra se escucha como un eco muy lejano dentro de su cabeza.
Sus labios se abren y prosiguen en articular aquella palabra que lo uniría a ella.
—Anne.
Ve como la chica da un pequeño salto al asustarse buscando a su alrededor de donde provenía ess voz.