Siempre creí en el destino, que era el encargado de guiarnos, a veces tarda pero al final siempre termina llevándonos a donde debemos estar. Nunca creí contar esta historia, tampoco imagine que mi último año sería tan caótico, tan distinto a lo que siempre había sido mi vida, fue un giro de ciento ochenta grados.
¿Por qué cuento esta historia, nuestra historia? Sencillo, proyecto de literatura del último año, dictada por Truman, uno de los profesores más peculiares que me pude cruzar.
Todo en mi vida había sido sombra, jamás resaltaba, nunca era el centro de atención, era ignorada por todos y el centro de las burlas. Creí que así seria siempre hasta que todo cambio, hasta que lo conocí, más bien me conoció.
¿Qué fue lo que vio? No tengo idea, pero lo hizo, así como lo vi y deje de ser la sombra para volverme algo mas, algo para lo que no estaba preparada y para lo que jamás estaré. Éramos lo que necesitábamos en el momento indicado, lo que nos faltaba y no conocíamos.
Mi vida no era mala, en cierta forma resultaba buena, el problema es que siempre me preocupe por caerles bien a las personas, en especial a mi familia quería que se sientan orgullosos de quien era. Pero en ese proceso de buscar esa perfección me perdí, me volví demasiado tranquila, sumisa, aceptaba lo que tenia y sin esforzarme por lo que quería.
Me había dado por vencida al intentar encajar en este mundo, un mundo en el cual creía que no debería sentirme sola, donde hay tantas personas que resultaría imposible sentirse desplazada. Volvía a plantearme constantemente que sería de mi vida si no dejaba a nadie entrar, solo me propuse conservar las únicas personas que estuvieron para mí antes de este giro tan radical, antes de decidir si era conveniente, o no, alejarme de todas las personas.
Me habían hecho daño demasiadas veces para seguir sintiéndome vacía, un vació que nadie lograba llenar, lo único que me hacía sentir libre era el recordatorio que tenía algo que nadie jamás me podía quitar.
Quería volver a sentirme bien conmigo misma: dejar de tenerme el odio que me había tenido, comencé a cambiar, me volví fría, no hablaba con nadie que debía ver constantemente, me encargue de volver a sentir el amor que debía tenerme a mí, a respetarme a pesar de que odiaba como era, a plantearme que sería de mi vida, que quería para mi futuro, como me afectaría esto. Nadie era consciente de lo que pasaba por mi cabeza, creo que ni siquiera yo lo era, pero acá estaba empezando de nuevo, de cero, una vida llena de problemas que me causaron las personas que en algún momento había confiado.
Nunca me había clasificado como tímida, pero si era introvertida, ilusa, confiaba demasiado y hacia lo que los demás querían simplemente para no estar sola, y vean ahora, todo eso ya no me importaba, las personas se habían vuelto algo pasajero en mi vida, no me importaban en lo más mínimo, había llorado demasiado por las cosas que me habían hecho.
El mismo tiempo y la vida de los demás podía hacer que uno pierda a las personas, la muerte, la distancia, la personalidad; no volvería a derramar una lágrima nunca más por la pérdida de alguien, todos se volvieron temporales. Ahora me trago esas palabras, por que las personas más importantes en mi vida las conocí en ese año, podría decir que las quiero y a quien odie casi toda mi vida ahora la veo de distinta forma.
Dudo que alguna vez seamos amigas pero no puedo culparla por ser como es, a veces ponerse en los zapatos del resto es suficiente para entender y dejar el odio a un lado. Lo más importante, aprendí que cuando dejas de lado todo el dolor que alguna vez sentiste, cuando dejas entrar a las personas, es cuando las palabras realmente tienen peso, puedes lastimar.
Hay cosas que son inevitables, que solo las postergamos hasta que todo se sacude y simplemente ocurre, quiero creer que era mi destino encontrarlos, conocerlos, vivir y aprender todo lo que me enseñaron. No voy a decir que me arrepienta de mis acciones por que quien sabe que hubiera ocurrido de ser diferente, por mas inevitable que sea todo ocurrió por quien soy hoy, no por quien hubiera sido.
Alguna vez oyeron esa frase: "Las cosas inesperadas ocurren para que cosas asombrosas sucedan", solemos creer que las cosas inesperadas son esos golpes que nos desmoronan, si y no. Lo inesperado es una serie de sucesos basados en momentos, algunos sorpresa, otros planeados y algunos inevitables. La vida es impredecible, así lo queramos o no, hay algunos golpes que fueron bajos que nos obligan a ser quien somos y los inevitable; lo inevitable es lo que nos marca.