Inevitable

Capitulo 18

OWEN

 

Estoy impaciente ante el silencio que mantiene mi madre frente a la pantalla sin atreverse a vernos, por meses intento sostener la situación sola, ahora todo se vino en picada teniendo que tragarse su orgullo al tratar con mi padre para hacer algo que jamás imagino: volver. Me gustaría que Elena estuviera en esta reunión familiar a distancia, pero a diferencia de mi madre, ella si lo odia ignorando que la vida que lleva en Nueva York, sus clases y todo lo que quiere lo tiene por medio de él, cuando vuelva ambas vivirán aquí, no por elección, si no por condiciones que Angus impuso.

Me emociona la idea de tenerlas veinticuatro horas conmigo, solo que la situación que ocasiona este traslado no es en las circunstancias que me gustaría, mi padre tiene una familia y si bien Aveline se lleva con Elena y mi madre no sé qué tanto soporten vivir con Sarah en la misma casa. Mi padre suspira lo observo detallar en la Tablet los correos que le llegaron, observo a mi madre cuyos ojos están irritados, rojos y su piel luce más pálida tratando de tapar sus ojeras con exceso de maquillaje, quiero estar a su lado y abrazarla, pero la maldita distancia me arruina todo.

—Me gustaría que vengan antes —expresa mi padre rascándose detrás de la oreja nervioso—, puedo acomodar las cosas, no quiero que estés sola.

—Angus te dije que esperábamos por la competencia de Elena —suspira mi madre agotada—, si fuera por mi estaría con ustedes, pero esto representa un cambio para la vida de nuestra hija.

Tomo la Tablet de las manos de mi padre viendo el informe médico, me da rabia que se quede acá en vez de irse y acompañarla, a veces tengo la sensación que van a llamar avisando la peor de las noticias, no culpo a ninguno por las decisiones que tomaron. Pero el hecho que mi padre este más centrado en su vida con Sarah me hace replantear la actitud de Elena al decir que ella no le importa, el informe es una mierda y más mierda me siento yo, tiro la Tablet a un lado dejándolos solos.

No puedo, no quiero explotar delante de ellos por lo que mi mejor escape en este momento es salir de casa, observo a Sarah en el sillón pegada a la computadora y agradezco no se entrometa en este asunto, que si bien no es su culpa, es asunto de mi familia. Baja la pantalla y me dejo caer a su lado apoyando la cabeza en su hombro, no se puede negar la tensión que hay en el aire con la situación de mi madre y la ausencia de Aveline, cuya responsabilidad recae en mi padre sin que podamos meternos, nos encontramos como en el pasado con la nueva familia que formamos separada.

—¿Esta todo bien? —niego apoyándome en su hombro, me gustaría preguntar cómo fue con Mario, la parte de su historia con su ex que no conozco—. Hiciste bien Owen, que no te queden dudas de eso, tu madre no podía seguir sola con Elena y sin apoyo.

—Aun así, duele que lo haya escondido por tanto, ni siquiera debieron esperar a último minuto para decidir volver.

—Fue Elena —murmura a lo que me separo pasando las manos por mi rostro.

Si fuera solo culpa de mi hermana ya la hubiera traído a las rastas, aunque tuviera que obligarla en contra de su voluntad, solo que esta vez es todo culpa de mi madre al no atreverse a darle la cara a mi padre después tantos años, él hizo su vida y si bien ella se centró en Elena, no puedo negar sus motivos al creerse una carga para mi padre y arruinar la vida que tanto tardo en construir. Conozco a Sarah mucho antes de conocer a Aveline, por lo que mi madre me escucho hablar mucho cuando la visitaba o hablaba acerca de la primera novia que le conocí a Angus, claro que no esperamos que las cosas se complicaran tanto cuando decidieron casarse tras quedar viuda.

—Necesito correr, me llevo a Byron —aviso poniéndome de pie viéndola una última vez.

Busco la correa de Byron que al simple ruido viene corriendo atropellándome poniendo sus patas en mi pecho como la bestia indomable que aparenta ser, lo engancho en mi cintura y salgo necesitando gastar energía en algo más que la situación de mi disfuncional familia. No sé quién le dio el poder a mi padre de decidir por los demás, comprendo que quiera decidir ante Elena por haberse perdido toda su vida, pero Aveline no es su hija y por más se preocupe no creo que sea la mejor forma echarla y enviarla a quien sabe dónde con toda la mierda tras la muerte de su padre.

Corro dejando que el sol me queme, sintiendo el peso del cuerpo de Byron a mi lado, permitiendo que el aire me golpe llevándose todos y cada uno de mis pensamientos, olvidando por un instante la vida. Corro olvidando que soy Owen, que soy el soldado del equipo, olvidando que soy baterista, me enfoco en lo único que me da paz en este momento, Byron, sigo a mi perro como cada que salimos dejando que sea el quien me guie.

Aumento la velocidad tirando de Byron le cuesta seguirme el ritmo, suelto la cadena dejando que me siga al ritmo que le resulte más cómodo, no puedo pensar, necesito escapar de todo lo que me obliga a llevar mis pensamientos a mi familia. Observo a Byron correr detrás mío sin reconocer a la persona que tengo delante hasta que Byron me adelanta y le salta encima volcándola al piso, ladra, babea la cara de la persona y no reacciono hasta que llego y lo aparto enganchándolo a su correa.

—Maldición Byron —veo a Álvaro en el piso—, lo siento tío no vi que había alguien.

—Tu perro no es para estar suelto —me regaña y lo ayudo a levantarse quien se sacude la ropa y tratando de quitarse las babas de la cara—, se supone que tiene que ir atado.

—Necesitaba correr y no me seguía el paso —respondo haciendo que el dóberman se siente— ¿Qué haces por acá?

—Venía a ver a Angus, te vi, pero me ignoraste, así que baje para ser atacado por la bestia —sonrió de lado acariciando su cabeza—, quieres hablar, invito los helados.

Observo a Byron y luego a él quien me quita la correa subiéndolo a la parte trasera del auto donde Ameli grita abrazando su cuello que le lame la cara, será mejor que Charles no se entere de la imprudencia de su padre o no creo que vuelva a dejar venir a la pequeña a casa. Subo del lado del copiloto observando que Byron no lastime a la princesa en su silla que solo quiere acaparar la atención que le dan, el aire acondicionado del auto es un golpe de aire fresco que me obliga a ser consciente de la frialdad que hay en el ambiente.




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