Inevitable

Capitulo 19

MAIA

Control, si algo perdí este último tiempo es el control de mi vida y mis decisiones, ni siquiera recuerdo lo que sentía tenerlo por alguna razón siento que jamás lo tuve y ahora todo es peor. Owen y Junior están ahí fuera esperando por una decisión a la cual no llegue una conclusión, no sé qué pensar, que hacer y por mas no presionen Lucas tiene un punto, si es lo que quiero me arrepentiré de por vida si digo no.

Observo la funda de los restos de mi antigua guitarra en la esquina de siempre juntando polvo mientras a su lado está el regalo del rubio, negarme o aceptar. Me pongo de pie tomando la nueva funda detallando con sumo cuidado el gravado, un corazón un maldito corazón que puede tener miles de significados y para mí solo uno.

—Maia Junior esta abajo —volteo a ver a Blas en la puerta de mi cuarto, quien me observa con curiosidad—, te recomiendo bajar Cloe...

—Gracias por la discreción —lo corto cerrando la funda—, puedes ayudarme con no decir nada a mis padres.

—¿Es de confianza? —asiento— ¿No estás viendo a Rochelle? —niego su interrogatorio me asquea siendo un metido ante algo que no le importa— ¿Es serio?

—Blas no quiero un interrogatorio, la primera vez que vino me ayudaste con él —suspiro girando en la silla para verlo de frente—, no vamos enserio solo nos estamos conociendo.

Lo veo vacilar antes de voltear y ver por el pasillo para entrar y cerrar la puerta tras él, se sienta en mi cama observando la mochila que hay a los pies, mi idea de quedarme en casa es tentadora, pero más tentador es evitar a mis padres por lo que pese a la incomodidad de ir con él, me marcho.

—No es a mí a quien tienes que pedirle que no hable, Cloe se preocupa demasiado por ti.

—Esa basura por la única que se preocupa es por sí misma —me pongo de pie cargo la guitarra sobre mi hombro y agarro la mochila—. Pero si, creo que deberé hablarle.

Salgo de mi cuarto apagando la luz seguida de Blas que apoya su mano en mi hombro libre asegurándome que no estoy sola en esto, espero. Noto a Junior en el sillón con un vaso de jugo en las manos los lentes oscuros sobre su cabeza y a mi hermana en el sillón de enfrente sin quitarle los ojos. Al percibir nuestros pasos voltea y como de costumbre se pone de pie agarrando mi mochila salvo la guitarra que se lo niego.

—Hola bajita —nos miramos y la duda nace en sus ojos dudando de besarme o no.

Veo a mi hermana, volteo a Blas y pese a que cada uno espera algo distinto, noto que hay dos personas esperan lo mismo el rubio y Blas, por lo que doy un paso tomo su camisa y tiro de ella haciéndolo bajar y unir nuestras bocas en un casto beso. Su sonrisa es contagiosa, mi hermana se endereza sorprendida, volteo a Blas que asiente y se acerca a mi hermana presionando sus hombros.

El silencio me abruma, mi hermana espera diga algo, el rubio me observa adivinando mi próximo movimiento y Blas me incentiva a hablar con mi hermana. Todos esperan algo que no estoy dispuesta a hacer, tomo la tira de la guitarra afianzando mis dedos para obtener fuerzas.

—Bien, nos vamos —tomo la mano del rubio y lo arrastro prácticamente a la salida.

—Maia —me detengo a la voz de mi hermana antes de voltear y ver a Blas pidiendo ayuda.

—Déjala divertirse Cloe, no es la primera vez que salen y no creo que pase nada.

—Cualquier cosa avisas —asiento saliendo con el rubio pisándome los talones.

Subo a su auto dejando la guitarra entre mis piernas mientras mi mochila descansa en el asiento de atrás, abrazo la guitarra sintiendo como poco a poco mi pulso se acelera. No sé porque la llevo, pero desde que me la dio no me separe ni un minuto de ella, ya sea que toque o la detalle es mi nuevo bebe y esta vez no pienso destruirla.

—Creeré que quieres esa guitarra más que a mí —sonrió y lo oigo reír antes de voltear a verlo—, pero como yo te la di, diría que me quieres tanto como a ella, aunque no lo admitas.

Sigue soñando rubio.

—No te di las gracias el otro día —murmuro viendo cómo me observa ligeramente—, fue una semana caótica y abrumadora.

—No lo discuto fuimos muy toscos —se detiene frente a casa de Owen y me observa sentándose de lado—, no importa que decidas o que quieras hacer estoy contigo en todo, hasta si debemos parar con los rumores de Kibao.

Asiento, apoya una mano en mi rostro y corta toda la distancia besándome como si selláramos una promesa cargada de significado, semana caótica en la cual me vi obligada a cerrar toda red social, en la que le di acceso a Rochelle para que cambie mis contraseñas hasta que se las pida. No sé qué dicen, que paso, solo se lo mas importante que soy conocida como cantante y la nueva página que crearon de mi sigue ganando popularidad por los videos que no dejan de publicar, pese a la rabia de que me robara los videos en algo tenía que darles la razón, gane popularidad y hasta que no tome una decisión no pueden solo hacerme desaparecer.

Bajo del auto y espero a que tome nuestras cosas hasta la entrada de la casa de Owen en donde el pelirrojo con camisa negra y flores naranjas nos abre junto a una sonrisa torcida y un vaso de refresco. Junior apoya su mano en mi espalda instándome a entrar y pasarlo de largo ignorando la mirada que me da sin apartarme los ojos de encima, respiro y lo dejo guiarme hasta el patio donde Owen está en la parrilla con Tobías y alguien del que no sé el nombre que acaricia al perro del que escuche infinidad de veces hablar.

—Vamos aun no llega casi nadie —dejamos las cosas en dos tumbonas menos la guitarra que me niego a soltar.

—Alguien ama realmente su regalo de bienvenida —dice el desconocido golpeando la cabeza del perro que viene corriendo y apoya sus patas en mi pecho haciéndome chocar contra el torso del rubio.

—Byron abajo deja —el rubio empuja al perro haciendo que caiga mientras Tobías se acerca.




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