"¿Las casualidades existen?" segunda parte
No alcanzo a calmarme, un cumulo de ideas me recorre la cabeza y ellas vienen acompañadas por miedos y dudas que no son para nada amigables.
– Debemos volver a España – es lo único que me sale decir en el momento.
Lo siguiente que se de mi misma es que me encuentro levantándome de los brazos de Alexander y a mi ritmo miro y busco algo donde escribir. No encuentro nada. Reviso en las mochilas, busco un lápiz, algo con lo que pueda expresar mis ideas fugaces.
No encuentro nada dentro de la cueva y salgo fuera, si no puedo escribir con un lápiz pues hago manchones hasta que se entienda lo que quiero comunicar.
Me arrojo al suelo gateando entre las hojas buscando alguna que me sirva, pero no encuentro nada, me levanto y vuelvo a mirar dentro de la cueva a las personas que me miran como si hubiera perdido la cordura. Pasando la vista desde el primero hasta el ultimo de ellos me topo con los restos de una fogata detrás de Ezra y Alexander que me dan un poco de tranquilidad.
Rápidamente corro hacia mi objetivo chocando con los cuerpos de ambos chicos y me agacho a recoger varios pedazos de carbón, despreocupada por el sucio que me trae esto a la ropa ya que pintar al carboncillo siempre fue una de mis técnicas favoritas en las clases de arte. Me dirijo hacia la roca donde desperté y recopilo mis pensamientos más importantes para escribirlos ahí, dejo los trozos de carbón reposando en la roca y tomo de a uno para escribir, manchando mis dedos de un negro residuo de madera quemada.
“Hombre que reconocí de mi sueño = Antoni”
“Maletín de la casa de Liam = el mismo del sueño”
Mientras escribía estas cosas podía sentir la mirada cautelosa de los chicos, estaban leyendo lo que decía.
– Tuve un sueño raro… – comienzo levantándome de al lado de la roca – más bien podría ser un recuerdo inconcluso – me corrijo. – Era del día de la última fiesta a la que asistimos, todo fue normal hasta que pude reconocer a Antoni, el que vimos en casa de Liam – lo miro por un segundo y continuo, los chicos me rodean y Alexander se posa a mi lado – con él estaba un hombre que no pude identificar pero que tampoco recuerdo muy bien y también el maletín que tenían los hombres de Antoni – sigo mi relato hasta que alguien me interrumpe.
– Entonces él tenía razón… – Es bella quien se levanta de la esquina donde se mantuvo arrinconada desde que desperté – me dijo mientras me tenía con el que le resultabas conocida de algún lado, y que si era así que te conocía bastante bien entonces – ella se adentra en el círculo que me rodea.
– ¿Qué significa todo eso? – pregunta Liam haciendo que todos, en especial Bella que se encuentra a su lado, lo miremos – ¿Se conocían desde antes de lo de la casa? – cuestiona con un tono insinuante que me molesta.
– Aparte de eso yo no recuerdo haberlo visto, más bien creo que fue la primera vez que nos cruzamos – razono con él, encuentro grosero que hable de esa manera cuando fue en su casa que casi nos matan a todos.
– Ese día yo… - intenta hablar Bella recibiendo toda nuestra atención – ese día te vi correr a la salida – retoma lo que no dijo hace unos segundos, cosa que, si paso en el sueño que tuve, salí corriendo porque me asusté por reconocer al tipo, pero ¿Por qué corrí fuera del sueño? Intento hacer memoria mientras ella sigue – igual caminé detrás tuyo para asegurarme de que estuvieras bien ya que te veías algo muy apurada – hace una pausa, algo parece molestarle – me detuve cuando ya estabas corriendo en la calle y yo iba casi por mitad de la acera de la casa porque vi la moto de Alexander – lo miro por un momento y él pone una cara de preocupación que me pone a maquinar. – No seguí más adelante porque pensé que se habían reconciliado o algo y que él te había ido a buscar ya que siempre te ponías histérica cuando se trataba de él… Pero al otro día cuando pregunte por ti para chismear sobre esa noche…
Un silencio aterrador llena la cueva, los chicos mirándonos a los tres, a Alexander, a Bella y a mí, él, que parece que quiere hablar y ella mirándolo para que continúe él porque se nota de lejos que se siente mal por algo.
– Cuando me llamaste para preguntarme como había ido todo porque ella no te contestaba… – el habla con los ojos bien abiertos y miro su mano la cual aprieta con fuerza, vuelvo a ver su rostro – no sabía de lo que hablabas porque no llegue a reunirme con ella esa noche – caigo al suelo de rodillas, me siento levantando frexionando las piernas hasta mi pecho. En el sueño, al final, me había encontrado e ido con él, esa era su moto, ese era… ¿Él? ¿Realmente lo recuerdo a él? – fui con el McLaren de mi papá a recogerla porque mi moto estaba desaparecida…
– ¡Pero yo recuerdo que me fuiste a buscar en ella! – intento reprochar más para creérmelo a mí que contárselo a el – en mi sueño tu… – sacude la cabeza indicando que él no tenía su moto esa noche y decaigo por completo, ¿entonces con quien me fui? ¿Cómo no note que no era él?
– Esa noche no volviste a casa – interrumpe Ezra – Marcos me llamo para preguntarme si estabas conmigo porque era muy tarde de la madrugada y no habías llegado a casa después de que nos fuimos todos de la fiesta. Te dimos por desaparecida esa noche y nos concentramos toda la noche en buscarte porque no teníamos rastro tuyo salvo unos mensajes donde nos decías que estabas bien y que volverías a la mañana, pero nunca nos respondías donde estabas cuando te lo preguntábamos.
– Si cumpliste con lo de volver a la mañana porque las chicas y yo nos quedamos en tu casa toda la noche a esperar a que vuelvas y luego apareciste sin recordar nada, solo con el pensamiento de que te habías ido de fiesta toda la noche, pero cuando preguntábamos que hiciste solo decías que no sabías, tus padres no estaban en casa y fue Isaí, él seguridad quien nos indicó todo lo que sabía desde que no habías vuelto hasta como volviste.