Infernal (luz de medianoche 3

Capítulo 2: Colapso

Capítulo 2:
Colapso
 


Las agujas del reloj indican el anochecer. Me preocupa que Romina todavía no vuelva, ella y Erick salieron hace horas y ya deberían estar de regreso.

Los sin almas se han retirado. No consiguieron atravesar nuestras protecciones y se han ido. Lo que es extraño, aunque es un respiro, sigue siendo muy extraño.

En el tercer piso del edificio se ha asignado un comedor. Largas mesas blancas forman tres hileras, y sillas de plástico del mismo color. Los vampiros necesitan sangre para sobrevivir, pero no es lo único en su dieta alimenticia. Comen montones de comida, sus cuerpos consumen mucha energía así como los hombres lobos. Hay comida suficiente para un batallón.

Por el momento no nos moveremos de aquí sin constatar que los rebeldes no volverán. Estoy rodeado de vampiros. La señora Nubia dirige un numeroso grupo.
Después de que mi suegra terminará de convencerme de desistir en ir a buscar a Dess, le explique todo a Leonardo. En un principio no estuvo de acuerdo, sus razones son válidas, cada uno de nosotros sufrió al morir, en el infierno y ahora luchamos para mantenernos con vida contra la adversidad. Cada uno perdió a su familia, no contamos con nadie más que nosotros mismos y abandonarla a su suerte es como una traición, pero también se encuentra la otra cara de la moneda, y tiene mucho más peso.

Nuestra muerte conllevo a una decisión que sostuvimos y que defendemos, no podemos dejar de luchar ahora e ir por Dess en este momento, es como haber hecho tanto por nada. Así que lo acepto, solo me queda hablar con Erick. Con Romina y Gabriel es obligarlos a entrar en razón, ni hablar de Anastasia que por el momento no la he visto. Hay momentos en los que no sé quién da más miedo si ella o Romina.

Pincho una verdura con el tenedor, no tengo mucho apetito. Sigo pensando en Romina, quizás me preocupo demasiado.

—Estuve pensando en encerrar a Romina y Gabriel en algún cuartito mientras pasan la rabieta —dice Leonardo con una media sonrisa. —Quizás con un par de sellos pudiéramos contenerlos.
Rio al imaginármelos a los dos en el mismo lugar, encerrados y por un tiempo indeterminado. Terminarían matándose uno al otro, o peor se unirían en mi contra.

—No es una mala idea. El problema es ¿se incrementará su ira o disminuirá? —Como plan de emergencia tendríamos que llevar algo así a cabo, la señora Nubia también hizo mención de algo parecido. Lo que sea por evitar un desastre. Romina puede ser muy impulsiva, ya se puso en medio de Dess y una espada en el pasado. Ni olvidar que insinuó ir al infierno ella misma a rescatarla si no volvía, tiempo atrás. —Si fuese la primera, estaremos en aprietos con esos dos.

Sin mencionar a Anastasia. Quizás debamos encerrarlos a los tres. Una vez que ella se entere de que no hay intensiones próximas para ir para ayudar a Dess, seguro que me convierto en su diana al blanco.

—Se correrá el riesgo. Ya lo entenderán. Esta decisión no es fácil para nadie, pero escuche que están ocurriendo cosas allá fuera. El último grupo de vampiros que regreso del patrullaje dijo que se ha incrementado el número de asesinatos en la ciudad —comenta en un tono moderado. Una conversación entre nosotros dos que igual otros oídos pueden escuchar.

Los crímenes en el mundo se habían atenuado con la profanación de los sellos, en cambio los suicidios dispararon los números por años. Los rebeldes solo podían tentar a que las personas atentaran contra su propia vida, pero ahora… Tenemos a los infernales sobre la tierra, siete representaciones de siete demonios, siete pecados… Es una catástrofe.

—¿Algún infernal en la zona? —inquiero.

—Ni idea. ¿Crees que intenten abrir de nuevo las puertas del infierno?

—Es posible.

Todo lo que han hecho los rebeldes ha sido con la misma finalidad.

—O quieren causar algo mayor —comenta Leonardo pensativo.

—¿Cómo qué?

—No estoy seguro. Pero no dejo de pensar en el cuerpo de Azazel en la academia. ¿No se supone que está condenado en algún lugar desierto en el mundo?

La historia de ese ángel caído tiene muchas variantes, y una de ellas es que fue condenado a permanecer en las tinieblas, a espera del día del juicio final. Sí también se menciona un desierto. Aunque su cuerpo se encuentra en la academia, esa es una muy buena pregunta.

—Interrogatorio para Geraldine e Ias —sugiero.

—Eso dos tienen algunos cabos sueltos que explicar. Por ejemplo, ¿cómo se hicieron con el cuerpo de un antiguo Grigori que paso a ser un demonio? —él achina los ojos. —No vas caminando por la calle y zas te encuentras el cadáver de un ángel caído que data de la creación del mundo.

Sigo pinchando la verdura. Algunos caídos es busca de redención se han hecho cargo de los argeles desde tempo remotos, son antiguos y para nosotros son los arcanos. Hace poco descubrimos que no somos los primeros celestiales, hubo otros y ninguno de ellos llego tan lejos. De alguna manera hicimos la diferencia. Pero, siguen habiendo cabos sueltos en el pasado.

—Sí, habrá que interrogarlos.

—¿A quién van a interrogar?

Dejo caer el tenedor. Hubiera saltado de la silla de no ser que ella está justo detrás de mi espalda con sus manos sobre mis hombros. Mi chica colmilluda me ha dado un susto de muerte. Ella se inclina lo suficiente para rozar sus labios contra mi mejilla. Mi cuerpo se pone en alerta de inmediato. Ella no es muy dada a los afectos en público, por lo que su actitud es poco rara.

—¿Todo bien? —pregunto.

Su aliento contra mi cuello, como un gato olfateando su próxima comida. Se me hiela la sangre de solo pensarlo. Algo no está bien. Romina no está siendo ella misma.

—Sííí. —Su voz es seductora.

Leonardo se queda con el cubierto a medio camino de su boca. Lo que sea que este viendo en mi novia lo está asustando.

—Romina —la voz de Nubia la hace tensarse. Sus manos aprietan un poco mis hombros, si ejerce un poco más de presión puede atravesar la piel con sus uñas. Sisea en mi oído. El sonido de un depredador reconociendo a su presa. Controlo mi respiración pero mis latidos es otra cosa, el miedo llega sin avisar, como una soga en la garganta. Ella nunca ha perdido el control, nunca se mostrado sedienta y enloquecida. Es como la siento ahora.




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