El cielo comenzaba a iluminarse a causa de los rayos del amanecer. Camila miraba por la ventana con los brazos cruzados al pecho; sus párpados estaban luchando por cerrarse y Camila por mantenerlos abiertos, se rehusaba a dormirse mientras no supiera con exactitud a dónde se dirigía. Al otro lado de la ventana el mar reflejaba la tranquila luz de las mañanas, la carretera estaba despejada y avanzaban con rapidez. El ruido de alguien aclarándose la garganta la sacó de sus pensamientos. Giró su cabeza y se encontró con el chico que prácticamente la secuestró, mirándola fijamente.
一Te ves cansada, ¿no crees que es prudente que duermas un poco? Aún falta para llegar一 dijo el chico con la voz un poco grave a causa del desuso de su garganta. Camila lo miró con mucha atención y luego de unos segundos volvió su vista a la ventana.
一Bien, no quieres dormir porque estás con un desconocido y no sabes a dónde te diriges, lo entiendo. Pero, es de mala educación dejar a una persona hablando sola, tienes que responder por cortesía.
Camila dejó escapar una risa sarcástica pero no dijo nada. Eso hizo que Adam comienza a enfadarse, nadie se había atrevido a hacerle una cosa como aquella. Pero la chica estaba en todo su derecho, así que tuvo que contener sus ganas de gritarle algo por su actitud. En vez de tratar de hacer que la chica hablara, Adam prefirió dejar las cosas así, ya tendría tiempo después para ganarse a Camila, por ahora sólo la observaría.
Camila era un una chica hermosa, sus pestañas enmarcaban a la perfección sus ojos, su nariz perfilada, sus mejillas de porcelana y sus labios fruncidos de un tono rojizo, su mentón elevado en dirección al amanecer, iluminada por la luz del sol. Parecía estar pintada por Da Vinci o estar esculpida por Miguel Angelo, tan perfecta aunque no lo era.
Tenía tres lunares en el cuello que formaban algo parecido a la constelación Orión y hasta aquel pequeño detalle la hacía verse hermosa, radiante… única.
El tiempo siguió pasando, el silencio seguía en el mismo punto que estaba hasta antes de que Adam hablara, pero Adam no lo sentía, seguía recorriendo con la mirada a Camila, sus manos en esta ocasión. Se percató de que Camila usaba un anillo en el dedo anular de la mano derecha, lo formaban dos circunferencia que se cruzaban como formando una equis a ambos lados y Camila jugeteaba con él, lo hacía girar en sus dedos una y otra vez, a un lado y al otro. Parecía que sólo lo hacía para mantener sus manos ocupadas en algo, mientras su vista estaba fija en el paisaje.
De pronto su celular comenzó a vibrar sin emitir sonido alguno, lo tenía entre las manos así que simplemente lo volteó para ver a quien correspondía la llamada. Al ver el número, su sangre se congeló, era el Diablo. Y al parecer estaba muy ocupado como para comunicarse con Adam por celular y no pedirle a este que lo fuese a ver a su guarida. Adam llenó sus pulmones de aire para tomar valor y por fin, después de varios segundos sosteniendo el teléfono entre sus manos, contestó.
一¡Adam! Felicidades, lo lograste. Te deshiciste de la chica. Aunque para mi, te tardaste más de lo normal. Pero eso no importa, cuéntame hijo, ¿cómo fue? ¿Un disparo? ¿un incendio? ¿asfixia? ¿veneno? Dime.
La voz del Diablo parecía muy animada, casi tanto como cuando se enteró que con la llegada de Adam habían ganado terreno. Se debió de haber dado cuenta de que el punto azul que emitía Camila en su ordenador estaba apagado pero eso era porque Adam le había solicitado a su Demonio preferido que interviniera la señal del ordenador del Diablo y lo configurara para que pareciera que Camila había desaparecido de la faz de la tierra, aunque eso no fuese cierto.
一Eh… en esta ocasión opte por asfixia, eh… entró un escuadrón a su habitación y la ahogaron con la almohada mientras dormía一. Adam dijo todo eso haciendo pausas como queriendo dejar en suspenso al Diablo, aunque en realidad estaba buscando las palabras que iba a decir y no delatarse al mentir一, Camila está muerta, Señor.
Al oír esto, Camila se giró a verlo. Le ponía atención tanto como un gato bebé disfruta de un tazón de leche. Y eso, por alguna razón, incomodaba a Adam.
一Vaya, eso fue algo rápido, hijo. Yo pensé que tal vez la desmembrarías, pero comprendo que al ser una chica… pues te sientas algo, bondadoso. Pero estoy muy contento de que una vez más, no me hayas fallado. Esto amerita una gran celebración, ¿Mañana, al atardecer, un gran festín?一 preguntó amable el Diablo, y eso hizo que Adam tragara.
一Sí, está bien一. Y luego de eso Adam colgó. Camila lo seguía viendo, pero esta vez con una ceja alzada.
一¿Por qué mentiste?一 le cuestionó la chica con cierta frialdad, pero Adam prefería mil veces eso a que simplemente le ignorara. El chico meditó su respuesta un poco antes de compartirla con Camila.
一Es complicado…一comenzó a decir pero de pronto la garganta se le cerró, estaba preocupado de arruinar este pequeño acercamiento y estaba frustrado porque tampoco sabía cómo hacer que las palabras que estaba a punto de decir, mejorarán la visión que Camila tenía de él. Se llevó las manos a la cabeza y tiró con suavidad de su cabello一 Hace unos días el Diablo me citó en su despacho para darme un nuevo trabajo, tenía que asesinar o desaparecer de la tierra a una chica, o sea tú. Y estaba completamente seguro de hacerlo, había mandado a mis mejores demonios pero no lograban deshacerse de ti, entonces decidí hacerlo yo mismo. Capturarte y matarte pero fue hasta el momento en que entraste al auto cuando ya no quise hacerlo… te vi en un principio asustada pero después solamente estabas neutra, como si ya no tuvieras miedo de lo que te va a ocurrir y sólo esperas, y esperas a ver qué pasa con tu vida一 Adam agachó la mirada一. Entonces me vi reflejado en ti.
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Editado: 07.06.2019