—¿Cuál es la diferencia clave que has mencionado?
La mujer sonrió y le mostró tres dedos.
—La diferencia sois tú, Lucifer y Uriel. En la versión de la historia original, John estuvo sólo cuando ocurrió el Día Oscuro, el día que se abrió, pero con vosotros podría ocurrir una paradoja y evitar ese futuro.
Mike la miró con intenciones asesinas. La mujer primero habló sobre la diferencia clave para hacerle preguntar sobre ello, pero ahora le habló sobre lo que ocurrió en el universo original.
—No te preocupes Mike, el Día Oscuro acabará llegando y créeme cuando te digo, que en ese momento, es mejor estar muerto o incluso no existir.
Mike estaba tan pensativo sobre esta información que se olvidó del problema que tenían con Adán y Eva, cuando lo recordó, su cara se volvió pálida y rígida, aunque la mujer negó con la cabeza.
—No pasa nada, ahora estamos en el vacío entre universos, aquí pueden pasar eones y cuando vuelvas no habrá pasado ni una millonésima de segundo.
Cada vez que hablaba la mujer del espejo, mas preguntas y dudas le asaltaban a Mike en su mente.
—Sé que has dicho que solo puedes responder tres preguntas que tenga, pero al menos, si no es mucho pedir, ¿podrías responderme una sola pregunta más?
La mujer miró a Mike mientras cerraba levemente los ojos y sonreía.
—Si esa pregunta no alerta a los Eliminadores o acelera el proceso de destrucción del actual universo, supongo que puedo saltarme las reglas...
Mike quería hacerle varias miles de preguntas, pero descartó las menos importantes y se quedó con cuatro; qué era el Día Oscuro, por qué dijo que John estaba solo ese día, qué le ocurrió a John ese día, y por último, cómo vencer, destruir o sellar a Ouroboros.
Una vez decidió que preguntarle, Mike tosió aclarándose la garganta y miró a la mujer.
—¿Qué es el Día Oscuro que has mencionado antes?
La mujer suspiró y miró a Mike.
—Es el día del apocalipsis, pero a diferencia de lo que usualmente se cree, cualquiera puede detenerlo. No obstante, a quien lo quiera detener se le hará una pregunta, e independientemente de lo que responda, el Día Oscuro tendría una duración de una hora. Aunque después de que acabe la hora todo volverá a la normalidad, la persona que lo haya detenido tendrá que pagar un precio en la duración del Día Oscuro... y para John fue uno demasiado alto...
Mike asintió, comprendiendo lo que la mujer había explicado, y volvió a mirar por la ventana a través de las cortinas, Ouroboros seguía con la misma sonrisa sin moverse.
—Ahora saldremos de esta dimensión y volveremos. Mike, ocurra lo que ocurra, bajo ninguna circunstancia te separes de Lucifer y Uriel, si los tres conseguís alcanzar el siguiente universo podríamos cambiar la línea de la historia.
Mike asintió de nuevo mirando el espejo, en ese momento, las pantallas de los ordenadores volvieron a encenderse como si nunca se hubieran apagado. Mike volvió a mirar por la ventana y volvió a ver la ciudad semidestruida.
Al mirar el espejo en su antebrazo izquierdo, entendió porque dijo la mujer que podía "completarla". El espejo se había convertido en un brazalete rojo, sin ningún indicio de las placas de metal y cables que había usado, en el centro estaba el espejo y en los extremos había dos piedras con la forma de una rosa.
El único inconveniente que le encontró fue que no había manera de quitárselo, en uno de sus laterales estaba escrito su nombre, mientras que en el otro lateral estaba escrito "Liliana".
Mike dejó de mirar el brazalete pensando que ya tendría tiempo de investigarlo en profundidad y miró la pantalla del ordenador, afortunadamente Lucifer y Uriel aguantaban razonablemente bien los golpes de Adán, en cambio, el mapa con la ubicación de Paul seguía en pausa.
—Uriel, Luci, ¿me escucháis?
Con un suspiro y el sonido de un escupitajo, Lucifer le respondió.
—Ven ya... este rubio me la tiene jurada.
—Normal, fue tu culpa que Padre los expulsara del jardín del Edén.
Mike no respondió, ya que salió de la habitación y bajó las escaleras con rapidez. Al salir de la casa, vio a John que se acercaba tranquilamente, por lo que encontró un medio de transporte rápido.
—John, tienes que hacer una obra de caridad... llévame volando con Lucifer y Uriel.
John asintió con la cabeza, aunque no entendía nada, y llevó a Mike en su espalda como si fuera un pegaso alzando el vuelo.
Cuando llegaron John y Mike, pudieron ver los rostros hinchados, amoratados y sangrantes de Lucifer y Uriel, mientras que Adán daba un bostezo y estiraba sus brazos.
—Al fin viene la caballería... ¿y cuándo se suponía que vendría el militar con la ayuda?
Lucifer habló mientras se levantaba y miraba a Mike, el cual tenía las piernas temblando.
Sin contestar a Lucifer, miró a Adán por un breve momento antes de dirigirse a John.
—John... tío... eres mi coleguita... pero por favor... en el futuro recuérdame que nunca... nunca... absolutamente nunca... te pida que me lleves a algún sitio.
Después de hablar con John, se sujetó sus piernas y abrió la boca dirigiéndola al suelo, intentando vomitar, sin éxito. Al tranquilizarse, Mike miró a Adán.
—Antes de que te matemos, tengo una pregunta, ¿no tienes frío?
John podía no entender qué se había perdido, pero no era tonto, sabía que el hombre rubio desnudo era como Fenrir en su forma humana, o incluso algo parecido a ello. Al pensar en el hombre rubio como un "monstruo" y ver a Uriel y Lucifer en tal estado, llegó a la conclusión de que era un enemigo.
Adán miró a Mike sonriendo, aunque el gesto de su cara le recordó al idiota orgulloso de Arthur.
—Soy la perfección, yo no siento las nimiedades que sentís vosotros, las imperfecciones de Dios.
John se impulsó contra Adán. A la máxima velocidad que podía usar, John cortó con sus garras miles de veces hacia Adán, sin embargo, todos sus ataques golpeaban el aire.
Al ver que sus garras no funcionaban, usó su cola e intentó atraparlo con ella, pero igual de fácil que esquivaba sus garras dio un salto y con sus palmas se propulsó en la cola de John, extendiendo varios metros de distancia. En ese momento, Adán sonrió hacia John.
—Eres el descendiente de Pyhryus... me esperaba más, pero supongo que cuando mataste a Sundrac y Fenrir fue un golpe de suerte.
Al hablar de Fenrir, nadie podía imaginarse el peligro que iba a ocurrir, ya que en ese momento, John le contestó.
—Te equivocas, yo no recuerdo haber matado a Sundrac, mucho menos a Fenrir ya que me congeló el corazón y morí, pero conocí a otro yo que me ayudó, incluso dijo que era de otro universo, tiene gracia...
Las palabras que dijo John hizo que un terremoto sacudiera el planeta. Aunque a los ojos de la mujer del espejo, el terremoto reverberaba en el propio flujo del tiempo y el espacio.
Mike que se agachó para no caer, era el único que comprendía lo que ocurría, Ouroboros estaba siendo atraído por unas simples palabras.