Nubes de un fuego abrazador se arremolinaban alrededor de un mar rojo con copos de nieve adornando el paisaje. En el centro de aquella espiral se encontraban dos entidades superiores al plano humano, aunque, aun así, atados a sus deseos obligados, y voluntariamente.
De un lado, donde el mar rojo era tranquilo y predominaban los copos de nieves, flotaba un ángel sereno y meditando. Sus tres pares de alas se abrían hasta mas no poder dando la impresión de que lo envolverían todo, sobre su cabeza brillaba una aureola celestial de color dorado; en frente de él yacía un demonio con una posición desinteresada y aburrida evitando mirar a los ojos a su rival y compañero en esta prisión.
Las formas y apariencias de ambos eran totalmente opuestas y reflejaban la similitud que tomaron basados en la apariencia del actual portador vinculado al grimorio.
-El grimorio ha tomado la decisión de vincularse con ese humano, entre nuestras obligaciones se encuentra preservar las decisiones del libro – hablo el ser angelical con una voz tan fría que parecía apaciguar las llamas de las nubes que lo rodeaban.
Su contraparte continuo indiferente –El Thelema de ese ser tiene potencial, aunque es demasiado bajo. Todavía no toma control de nosotros, así que, tomando mis propias decisiones, no hare nada –sus palabras provocaban que el fuego ardiera con todavía más intensidad.
-Sabes lo que nos sucederá si no cumplimos con el contrato.
-Nos sucederá a ambos, y como imagino que no quieres que te pase harás algo al respecto.
Frunciendo sus cejas el ángel se puso de pie en el mar rojo –Eres un ser patético y repugnante, igual que tu creador - y sin darle tiempo de responder, la espiral que los rodeaba comenzó a girar con mayor intensidad hasta absorber al ángel y desaparecer de ese lugar.
Una vez que la entidad demoniaca estuvo segura de que su homologo se había marchado, contesto –Eres tan parecido a mí que no tienes derecho de decir esas cosas.
Saliendo del interior del libro aquella entidad celestial volvió a materializarse en nuestro mundo, y esta vez moldeando un par de nubes creo una campana dorada con glifos verdes tallados en ella –Tanto poder y solo estoy limitado a usarlo para estas cosas. De todas formas, así debía ser, para eso existo –haciendo tocar la campanita atendieron a su llamado unos peculiares seres.
Rodeando al ángel se formaron distintos círculos que giraban entre sí formando esferas, las cuales tenían ojos por todos lados y tres pares de alas al igual que su creador –Mis huestes celestiales, busquen y encuentren a quien se vinculó con el grimorio.
Varias mándalas surgieron alrededor de sus manos y glifos sagrados rodearon toda la celda lo que generó una explosión que destruyó la pared abriéndoles paso hacia el pasillo, los súbditos invocados de Samael no dudaron en salir y comenzar a explorar todo el lugar para cumplir su tarea. Mientras tanto, de entre el humo surgió aquel ser angelical, solo que esta vez sus alas y aureola se desintegraban lentamente obligándolo…o encerrándolo en su apariencia más humana –La barrera de este lugar posee sellos de contención demasiado complejos y profundos para que limiten de esta forma mis poderes, me cuesta creer que fue hecha por humanos –se comenzó a plantear para sí mismo observando sus manos y viéndose obligado a utilizar sus pies para caminar.
Me habían preparado para esta situación cientos de veces dentro de mi aquelarre y era idéntica a cómo me enseñaron. Estaba en una habitación pequeña sin ventanas e iluminada únicamente por unas cuantas velas, había una mesa en el centro y dos sillas, una daba a la puerta de salida y otra a la pared.
Una mujer adulta, entrando en la vejez, tenía su mano levantada con un pequeño circuito de hechizo alrededor de su mano. Leyendo los glifos y patrón de figuras geométricas, podía sacar una interpretación de cuál era el funcionamiento de ese hechizo, ella se encontraba sentada cómodamente en la silla mientras que yo estaba atada a ella y mis brazos al descubierto reposaban sobre la mesa también atados.
Utilizando tinta negra se habían dibujado en mis manos, brazos y antebrazos circuitos de hechizos que eran muy similares al que aparecían en la mándala delante de la mano de esa mujer con el rango de gran maestro –El funcionamiento es simple, si respondes con la verdad no sucederá nada, pero si mientes sentirás un dolor casi inimaginable que no podrás expresar con palabras. Además, si lo veo necesario le proporcionare Thelema al circuito de hechizo en mi mano lo que activara el que tienes dibujado en tu cuerpo ¿Quedo claro?
Manteniendo el silencio me limite a observar el suelo –Tomare eso como un sí, por lo que comencemos ¿Dónde se encuentra actualmente su base de operaciones?
Continúe en silencio por un momento hasta que comencé a gritar por el dolor que recorría mi cuerpo, podía sentir como si mis venas fueran llenadas con fuego y recorriera todo mi sistema circulatorio. Por suerte ese dolor solo duro unos segundos –Esto no es una broma, y lo volveré a preguntar ¿Dónde se encuentra actualmente su base de operaciones?
Esto no era distinto al entrenamiento que había tenido, el dolor sin duda era insoportable, aunque poco comparable con el que sufrí decenas de veces en las pruebas. Así que podría soportarlo un poco más y me limite a continuar gritando de dolor cada vez que el hechizo era activado.
-Su vida depende de esto señorita –comenzó a hablar la hechicera con el rango de gran maestra en la orden –Si no obtenemos información de esta forma nos veremos obligados a usar magia mental sobre usted, y me imagino que similar a las otras miembros que capturamos de su aquelarre, si intentamos hacer eso su cabeza explotara ¿verdad?
Por primera vez desde que comenzó el interrogatorio observe a la mujer adulta a los ojos –Pues que así sea –respondí sin titubear –No traicionare a mis hermanas de Zugarramurdi.
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Editado: 12.02.2022