Hace tiempo ya que la noche había caído sobre la ciudad, como era de esperarse todo estaba oscuro y a una persona normalmente le costaría muchísimo poder ver. Esa situación era distinta para mi ahora que mi cuerpo se mezcló con esa llave alienígena y me transforme en un androide supuestamente, no digo que mis ojos tuvieran una opción de visión nocturna sino que era similar a aumentar la cantidad de ISO en una cámara, mi nuevo y extraño cuerpo aumentaba la cantidad de luz necesaria para el ambiente aunque no dejaba ruido o granos como consecuencia de llenar el espacio.
Se supone que ahora que soy una especie rara de androide no es necesario que duerma o realice otras funciones orgánicas como alimentarme y en consecuencia ir al baño, de todas formas yo no sabía que tan real era eso y quería probar el límite hasta el que podía llegar.
Me encontraba acostado en mi cama y tapado con las sabanas, el reloj despertador a mi lado marcaba las 00:32 AM del lunes. El domingo ya había pasado y hoy sería mi primer día en la universidad <Seria normal que no pudiera dormir por los nervios de mi primer día como alguien universitario, mi experiencia viendo series me dice que debería dormirme tarde por los nervios y en consecuencia despertarme pasada la hora y llegar tarde a mi primera clase. También atravesaría un desastre y terminaría siendo el payaso del cual una chica se enamora>
Pero para mí mala suerte la vida no funcionaba como esas series mal adaptadas de libros de por sí ya malos también <Pero jamás imagine que sería por esto> baje un poco mi cabeza hasta terminar en la figura de un gato acurrucado al lado de mis piernas sobre la cama < ¿Tu qué opinas Nina? >
Se supone que ya no era necesario que durmiera para reponer energías como lo hacen los demás humanos “normales” pero entonces < ¿Qué se supone que haga con esta absurda cantidad de tiempo libre que tengo ahora?> mi cabeza estuvo dando un par de vueltas hasta que por fin se me ocurrió una idea.
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Dos días antes.
Alguien cuyo mundo acababa de destruirse y que perdió todas las ganas de vivir, esa era la apariencia que dejaba ver Mateo mientras caminaba con sus ojos pegados a ese suelo totalmente blanco. El simplemente se limitaba a seguir a las dos personas delante suyo: una joven mujer que apenas podía considerarse adulta y una adolescente.
-Lamentablemente no existe o no hemos descubierto una forma de poder remediar tu condición actual por lo que tu cuerpo dejara de envejecer, no necesitaras alimentarte, dormir o ir al baño –explicaba la científica con bata de laboratorio a la par que se acomodaba sus lentes, ella se había presentado ante Mateo como la Dr. Dana –Pero aun asi si aceptas firmar el contrato que te mostrare, después de leerlo obviamente, podrás recuperar esa falsa sensación de normalidad. En vez de estar encerrado en una celda aislada se te permitirá regresar con tu familia bajo observación y parcialmente realizaras todas las actividades que cotidianamente lleva acabo alguien de tu edad.
Similar a una esponja el chico de cabello castaño oscuro y una trenza cayendo de su lado derecha absorbía toda esa información sin decir una sola palabra, pero eso acabó de un momento al otro –En resumen, si quiero recuperar mi vida debo trabajar para ustedes y seguir todas sus órdenes ¿Verdad? –quiso confirmar el chico que dejó de ser normal.
-Básicamente –reafirmó la científica.
-¿Y qué hay de mi familia? ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que me trajeron aquí?
-No hay necesidad de exagerar tanto, fuiste traído aquí por Emma a la mañana, supervisamos que tu transformación no tenga complicaciones y después te pusimos en la celda. Con suerte pasaron unas seis horas, sigue siendo sábado.
Esa misteriosa chica que el vio varias veces antes, y que por algún motivo ahora no llevaba lentes, habló después de permanecer un rato en silencio –Es más sencillo de lo que crees, solo tenemos que enfrentarnos a otras Irregularidades y contenerlas si es posible –explicó Emma desde su experiencia personal.
-¿Pero porque? –soltó otra pregunta el futuro universitario.
-Es mejor hacer eso que estar encerrado en esas tenebrosas jaulas, es verdad que ahora pasamos a ser más como herramientas desechables que personas pero es lo mejor que podemos conseguir –al terminar de ella se giró y le mostró a su nuevo futuro compañero una sonrisa triste.
Al escuchar ese discurso la científica de 28 años chasqueó su lengua molesta y codeó a la otra miembro de la Iniciativa Oblivion –No creas todo lo que Emma dice, ella es bastante exagerada. Lo que sucede es que nosotros como especie humana no poseemos el desarrollo tecnológico suficiente para enfrentarnos a ciertas Irregularidades, pero ustedes al ser androides alienígenas poseen las herramientas capaces para hacerlo.
-Además…- interrumpió otra vez la chica de cabello rizado -…Somos las únicas Irregularidades consientes que si aceptamos colaborar con ellos.
Mateo levantó su cabeza como si la vida regresara a su cuerpo ahora artificial -¿No somos las únicas Irregularidades? –quiso saber.
-Pero claro que no –continuó su nueva futura compañera –Hay miles encerradas aquí y en otras instalaciones, cada una más extraña que la anterior. Ni siquiera somos los únicos Portadores de tecnología Oracle.
Eso reavivó todavía más la llama de vivir del pobre futuro universitario -¿Hay más como nosotros?
No obstante, quien contestó fue la científica –En nuestro planeta actualmente se encuentran seis Portadores de Tecnología Oracle: Emma es la Cuarta Portadora y tú te volviste el Sexto.
-¿Y dónde están los demás?
-Ellos también forman parte de la Iniciativa Oblivion por lo que tendrás que trabajar junto a ellos como grupo, ahora mismo estamos en camino para presentarte al Segundo y Tercero Portadores –y justo al terminar de hablar la científica de cabello teñido de celeste se acomodó los lentes y coloco la palma de su mano en un escáner biométrico que se activó después de unos segundos.
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Editado: 17.02.2023