Sería un error referirse a quienes me rodeaban como personas, según los expertos en lo Sobrenatural ellos al igual que yo dejamos de ser considerados humanos para pasar a ser androides hechos con tecnología alienígena. Lo que yo consideraba como la peor parte es que asi mismo los miembros de la Iniciativa Oblivion que conocí aceptaron eso.
Sumado a esto me daba la impresión de que Emma, Lucas y en menor medida Juan habían pasado mucho tiempo ya sin relacionarse socialmente con otras personas <Me pregunto desde hace cuánto serán Portadores de Tecnología Oracle> intentaba centrarme en mis pensamientos para de alguna forma no ahogarme en la vergüenza que significa estar rodeado de ellos tres.
-¿Se supone que en este salón es la clase? –preguntó la chica usando unos lentes y tocando todo lo que se encontraba a su alrededor como si fuera una forma de vida alienígena.
En su lugar Lucas estaba contándole chistes a personas random que pasaban cerca de él mientras Juan lo seguía por detrás y se había mantenido callado desde que me lo encontré en la universidad, o ese era el caso hasta que rompió silencio para contestar la pregunta de su compañera –Según el cronograma de clases que subieron en la página de internet estas en lo correcto.
<Viendo que aparentemente soy el nuevo y más reciente nuevo y me catalogaron como Sexto entonces la categoría de los demás también correspondería a él orden en que abrieron las Llaves Centient. Solo me faltaría averiguar la diferencia de tiempo entre cada uno>
Intentando ignorar lo más posible mi entorno ingrese al aula de clases, no era una muy grande, para buscar un lugar donde sentarme. Emma y Lucas pasaron corriendo a mi lado para analizar cada lugar y decidir sentarse en medio del salón, eso me tranquilizo un poco ya que si se sentaban lejos de mi podría fingir que no los conocía y asi evitar que dejen de arruinar la impresión que les causaba a los demás en mi primer día de clases.
De a poco el lugar se fue llenando con más y más estudiantes, unos pocos ya parecían conocerse desde antes por lo que entablaban conversación mientras que el resto de la gran mayoría intentaban formas nuevos vínculos ahora. Eso podía notarse al ver como algunos estudiantes empezaban a reunirse en pequeños grupos.
<Genial, puedo intentar escuchar de que están hablando para ver si podría entrar en algún grupo> lo principal que tenía en mente era intentar relacionarme un poco con todo de el mundo y desde ahí analizar la información que obtenga para ver con quienes podría llevarme mejor.
No obstante, después de colocar mi mochila en un banco del fondo un fuerte grito que dejó a todos en silencio resonó por el lugar -¡No te hagas el tonto Mateo! ¡Te guardamos un lugar aquí, ven a sentarte con nosotros! –habló a todo pulmón esa chica de cabello castaño oscuro y con rizos hasta su pecho.
Todas las personas de los demás grupos en el salón se quedaron completamente en silencio y observándome para seguido susurrase algunas cosas <Si no voy esa tonta no va a parar de gritar> dejándome llevar por la presión social en la que me estaba hundiendo tome mi mochila para acercarme a ellos.
Arroje mi mochila al lado de Emma y me senté para hundir mi cabeza sobre mis brazos arriba del banco –Solo quiero que alguien me pegue un tiro en la cabeza –susurre cada vez con menos ganas de vivir.
Sentado en diagonal y a mi derecha estaba Juan, el Tercer Portador, quien aparentemente me había escuchado decir eso –No te preocupes por eso, casi ningún arma fabricada por los humanos podrá dañarte –respondió en voz baja y de forma tímida aunque no pareció comprender lo que quise decir, en su lugar se lo tomó de una forma mucho más literal.
-De todas formas no serviría de nada, creo que mi inexistente vida social ya está arruinada –respondí hundiéndome más en mi miseria.
Sentado delante de mí el alto joven de cabello rubio oscuro le estaba contando unos chistes a un grupo de chicas que lo miraban raro, al escuchar lo que dije él se volteó para también agregar algo –Tranquilo Mateo, debes disfrutar de la vida. A parte siempre puede ser peor la cosa.
-¿Estás seguro de que esto puede empeorar aún más?
Y como si el maldito universo entero estuviera en mi contra, mi pregunta terminó volviéndose realidad de la peor manera posible. El eco producido por el sonido de unos tacos apareció en la entrada del salón –Se acabó el recreo chicos, es hora de empezar la clase –dijo una mujer que deduje se trataba de la profesora, pero su voz me resultó inusualmente conocida.
Levante mi cabeza para ver quién sería con quien tendría mi primera hora un lunes por la mañana y logre sentir como toda mi piel palideció al percatarme de quien se trataba, una joven mujer con su cabello teñido de celeste atado en una cola de caballo se acomodó los lentes antes de pararse en frente de todo el salón. Todos los alumnos se ubicaron en sus asientos e hicieron silencio, algunos prestaban atención mientras otros sacaban para hacer apuntes, un tercer grupo se puso a revisar sus celulares y una minoría empezó a cebarse mate que había traído.
-Mi nombre es Dana, yo seré su nueva profesora de Taller de Redacción y Expresión Oral y Escrita. Pasaremos mucho tiempo juntos asi que espero que podamos llevarnos bien. Empezaremos porque cada uno se presente.
Emma era quien se encontraba sentada a mi lado, gire mi cabeza para mirarle y le susurre -¿Pero que no ella es una científica? No le veo cara de periodista o algo asi como para que de estas clases.
-O si cierto –la chica se rascó la barbilla con la mano –Ahora que lo pienso recuerdo haber escuchada a la Dra. Dana comentar que estudió dos años de intercambio en unas de las prestigiosas instituciones de la Metrópolis Auroa, allí participo de un taller de literatura.
-No me termina de convencer el hecho de que participar de un taller le dé un título tan válido para enseñar.
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Editado: 17.02.2023