En la zona norte de la ciudad capital de la provincia de Salta se encontraba un pequeño espacio verde conocido como “La plaza del niño feliz” y como su nombre indica las personas suelen llevar a sus hijos pequeños a ese lugar.
Dos canales para agua atravesaban cerca la plaza dándole una forma triangular, allí podía encontrarse una gran variedad de juegos como: toboganes, trampolines, cuadros para pintar, un fuerte de plástico y metal, columpios normales y para discapacitados entre un largo etcétera. A los alrededores de la plaza también había una iglesia, una heladería, un puesto de comida rápida, un restaurante y varios drugstores.
Aproximadamente eran las 18 pm y la plaza se encontraba llena. Un pequeño niño de cabello negro y ojos azules subía y bajaba por los toboganes mientras a la distancia su madre lo cuidaba, aunque en realidad ella estaba más concentrada en intentar coquetear con el heladero que les vendió unos conos.
Al caer por un tobogán de plástico rojo con forma de resorte el pequeño niño se encontró con una cometa color pastel que cayó sobre sus pies, el siguió el hilo con la mirada y se encontró con una niña dueña de la cometa.
La pequeña y adorable niña le sonrió a lo que el niño se puso colorado, con una sonrisa juguetona y cachetes inflados la niña le hizo una señal al chico para que la siguiera. Seguido de eso ella se fue corriendo en dirección a uno de los canales ahora vacíos –Mami voy a jugar con esa niña –señaló el pequeño
Su madre contestó vagamente con un –Si –concentrada completamente en la poco interesante charla que recibía del joven en el carrito de helados.
Corriendo para alcanzar a su nueva amiga el niño cada vez más y más se alejaba de la zona transitada de la plaza, con cada paso que daba la densidad de personas disminuía y un frio viento recorría con fuerza. La adorable niña se paró en el borde del canal y antes de que el chico llegara a su lado ella bajó, sin pensarlo el chiquito la siguió al fondo del canal.
Allí él se encontró con ella en la entrada de una tubería oscura y húmeda que llevaba al sistema de alcantarillado subterráneo de la ciudad capital –Vamos a jugar a la plaza –dijo el pequeño niño aunque su petición fue rechazada.
La chica a la que estaba siguiendo le hizo un gesto para que se acercara todavía más y este último ingenuamente lo hizo, ahora ambos estaban en la entrada de una gran tubería que se metía debajo de la calle y el suelo. Y sin nadie cerca que pudiera verlos el cuerpo de la niña se partió en dos, desde la punta de su cabeza hasta la cintura el cuerpo de la niña se abrió como un maní relevando un sistema de órganos internos totalmente distinto al de un humano.
Varios flagelos grises con cuchillas en sus puntas salieron del interior del cuerpo de la supuesta niña y se enrollaron en su presa, este último totalmente paralizado por el miedo y la confusión quiso gritar cuando ya fue demasiado tarde. Primero los tentáculos se enrollaron alrededor de su boca antes de seguir con el resto del cuerpo para levantárselo y meterlo dentro de su cuerpo como a un simple bocado.
El cuerpo de la inocente y adorable niña volvió a cerrarse mientras podían escucharse ahogados gritos de desesperación del interior de su cuerpo, similar a un gusano dentro de un capullo.
De las profundidades de las alcantarillas salió un hombre superior a los 40 años, tenía un mentón cuadrado y unos lentes negros, su barbilla estaba sin afeitar y por su camisa y bolígrafo colgado de su bolsillo en el pecho parecía tratarse de un oficinista, o al menos en su pasado fue uno –Excelente trabajo, ahora llevémosle eso a él –le ordenó el hombre a la niña y el parasito mimético que él había creado le obedeció metiéndose de esa forma ambos dentro del sistema de alcantarillado.
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En lo profundo de algún lugar dentro del laberintico sistema de drenaje de la ciudad de salta se encontraba una figura humanoide cubierta totalmente por unas viejas y sucias mantas moradas que alguien habrá tirado, estas cubrían todo su cuerpo incluyendo su rostro del cual solo podían verse siete puntos azules.
-Ya regrese con una nueva presa –habló un oficinista desempleado de cuarenta años apareciendo por detrás. Ya no podían escucharse gritos ahogados del interior del cuerpo de la niña, pero eso no significaba que el niño habría muerto sino más bien debe haberse desmayado del terror.
-Oh excelente, excelente. Esta nueva persona será nuestra llave y brújula para encontrar las instalaciones de OCCI.
-No entiendo porque tanto interés repentino en las instalaciones de OCCI, y no estoy seguro de que este niño quiera cooperar.
-Oh eso se debe a que acaban de regresar de una misión especial con información y material que necesito arrebatarles con urgencia. Además no necesita colaborar con nosotros voluntariamente, solo será la señal de humo que usaremos –la figura humanoide encapuchada levantó su muy delgado brazo para llamar a alguien más –Canopus0024+17.
No pasó mucho tiempo antes que un extraño ser respondiera a ese nombre, de lo profundo de las aguas del drenaje salió un ser humanoide completamente negro como el carbón y lo que se supone que es su pelo estaba compuesto por algo similar a cables grises –Dime –se dirigió amablemente ese ser.
Como ya se hizo rutina, el parasito mimético con la apariencia de una adorable niña partió la parte superior de su cuerpo a la mitad y del interior cayó al suelo un niño totalmente cubierto por un líquido viscoso e inconsciente –Oh he traído una nueva persona, prueba a ver si puedes unirte a ella.
Aquel peculiar ser, resultado de la manifestación física de la conciencia de la materia oscura de un universo anterior al nuestro se transformó en una nube de gas gris y se metió al organismo del niño por todos sus oricios. El cuerpo inconsciente convulsiono por un rato y un líquido blanco salió de su boca antes de que la nube gris abandonara de su cuerpo –Maldición, otra más que tampoco eso.
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Editado: 17.02.2023