Iniciativa Oblivion: Sobrenatural

Archivo Delta 3

El atardecer empezaba a hacerse presente, el cielo pasaba de un color celeste a teñirse de naranja para darle paso a la oscura noche. La gran cantidad de niños y padres que estaban en la Plaza del Niño Feliz había disminuido abruptamente quedando ahora menos de la mitad.

Pero de entre todos los padres una madre soltera en particular se encontraba demasiado preocupada, ella iba de un lado a otro gritando un nombre. Al no encontrar respuesta ella detenía a otros padres para preguntar si habían visto a su niño aunque las respuestas eran negativas.

La joven madre soltera intentaba controlarse pero la preocupación se apoderaba rápidamente del interior de su cuerpo similar a un parasito cancerígeno. La plaza era un lugar abierto y aun asi no había rastros de él por lo que solo quedaban pocos lugares donde buscar.

A pesar de no estar diseñado para alguien de su edad y tamaño la joven madre soltera se metió dentro de uno de los toboganes de plástico, al meter la cabeza y girar para un costado su rostro se rompió en lágrimas de alegría. En un costado se encontraba un niño de cabello negro y ojos azules, él estaba sentado y agarrándose las piernas duro como una piedra.

Sin perder tiempo la madre intentó meter más su cuerpo y lo abrazó con fuerza mientras apoyaba su cabeza en el hombro del niño –No sabes cuánto me preocupaste amor, ya te dije que debes avisarme si vas a irte. Enserio me preocupe pero que suerte que estas bien –claramente su progenitora se dio cuenta de que algo estaba mal, su hijo continuaba duro como una estatua sin decir nada o expresar alguna emoción.

Separándose de él para poder mirarlo a los ojos, una preocupación diferente se generó otra vez dentro de ella -¿Todo está bien querido?

Fue entonces que, desde que había ingresado al interior de las alcantarillas, él dijo algo –Enserio, enserio creo que no me siento bien mami.

-No te preocupes, iremos a un hospital enseguida entonces –la joven madre soltera extendió su mano para ayudar a su hijo a salir del interior del tobogán.

-----O-----

Mientras que la brillante luz del cielo anaranjado disminuía su intensidad la oscuridad acechante se aproximaba cada vez más y más, tomada de la mano de su madre el niño era llevado por una gran zona turística de la ciudad de Salta pero que estaba alejada de cualquier centro médico cercano.

La Balcarce, no solo era el nombre de una calle de la ciudad sino que también de esa forma se bautizó a una zona en específico. Esta zona tenía dos escuelas cercanas pero no se caracterizaba por eso, al final de la calle Balcarce se encontraba una gran estación de trenes que también funcionaba como museo de trenes y a su largo se extendía un enorme número de bares, discotecas, clubes nocturnos, salones de fiesta y un largo etcétera.

El nombre de aquella zona se encontraba en boca de casi todos los jóvenes y adultos que querían pasarla muy bien en la noche, era un lugar que por la tarde dormía y por la noche vivía. Como ya estaba próxima la hora nocturna de a poco los empleados de los locales empezaban a movilizarse y prepara todo para otra noche más de humo, música al máximo, alcohol y mucha gente bailando.

-¿Por aquí hay un hospital mami? –preguntó ingenuo el niño que aun intentaba aprender sobre el mundo que lo rodeaba.

-En realidad no, pero hay algo mucho mejor –inicio a explicar la madre a la par que ambos caminaban por las calles hechas de ladrillos de piedra gris –Los hospitales son muy caros amorcito, y no voy a pedirle dinero a mi madre otra vez. Pero por aquí trabaja un amigo de mama que estudio medicina tres años antes de dejar la carrera, él podrá ayudarnos.

Los síntomas que atormentaba el cuerpo del pequeño niño dieron indicios de empeorar –No me siento…- cortándose abruptamente el niño se llevó las manos a la boca en un intento de contener lo que el sentía que era vomito.

-No puedes vomitar aquí, vamos a ser la burla de todos –rápidamente la joven madre soltera empujó a su hijo del brazo para llevarlo al fondo de un callejón entre dos locales –Ahora sí, puedes vomitar al lado de algún cesto de basura o algo.

Siguiendo las palabras de su progenitora el niño dejó salir sus ganas de vomitar, abrió grande la boca y apuntó al suelo pero después de unos segundos nada sucedió. Confundido el pequeño giro su cabeza para ver a su madre al sentir que esta le soltó la mano, en efecto ella había hecho eso pero fue debido a que su piel se tornó de un color gris pálida.

-Mami, mami ¿Estas bien mami? –el niño se aferró a la cintura de su madre pero esta parecía ya no tener conciencia. Su piel pálida grisácea se tiñó lentamente de rosado seguido de un color rojo para terminar explotando como si de un globo lleno de sangre se tratara.

El cuerpo de la joven mujer se desintegró en medio del callejón y toda su ropa y cosas que cargaba consigo cayeron al suelo junto a un charco de sangre, el cabello negro del niño junto a su ropa y rostro quedaron manchados. Confundido el pequeño comenzó a llamar a gritos a su madre sin comprender porque se había ido.

-----O-----

Era una noche oscura pero la presencia de las estrellas rebosaba en el cielo nocturno, toda la calle y la vereda afuera de los negocios era iluminada por faroles y luces led colgadas entre locales. Mientras más pasaban las horas mayor era el número de chicas exageradamente maquilladas y con escaza y apretada ropa reveladora.

Cada uno de los locales de la Balcarce competían por la atención de los jóvenes asi que todos tenían música al máximo volumen, lo que generaba una gran contaminación sonora y lumínica. Pero esto no parecía importarles a los jóvenes y adultos que disfrutaban de su noche hablándose a los gritos.

No obstante, entre un bar y un club nocturno se encontraba un oscuro callejón del cual salía un muy mal olor, cada local tenía su propio cesto lleno de basura en ese lugar por lo que también podían escucharse sonidos de las patitas de las ratas corriendo y destrozando las bolsas plásticas en búsqueda de algo para poder comer.




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