Inimaginable Amor

Inimaginable Amor

Epílogo.

       6 años más tarde.

 Estaban Oliver y Gabriela sentados en el jardín de su hermosa casa sobre una manta en el césped, juganban con su pequeño hijo de tan solo 2 años recién cumplidos llamado Oscar Montenegro idéntico a su padre, la misma mirada verde profunda y esa sonrisa llena de picardía pero con el cabello de su madre quien los hacia inmensamente felices con sus ocurrencias y sonrisas.

En el momento en que el pequeño besaba la mejilla de su madre entraron Henrry, Estela, Lucia, Roberto y Harry a la casa, los primeros eran unos abuelos sumamente consentidores que disfrutaban de la compañía de su único nieto y por ello venían a verlo siempre que podían y Harry quien ya era un hombre de poco más de 20 años y se había vuelto un exelente hermano era el tío más cariñoso y alcahuete de el mundo.

Luego de dar la bienvenida a todos y que cada uno intentará acaparar la atención del niño entre sonrisa y alegría, compartieron la comida que la pareja se encargó de preparar.

Ya casi al anochecer Gabriela se retiró un poco hacia un bonito espacio que tenía la casa apartado de la misma, aún vivían en la mansión que Oliver había construido antes de casarse, ella se había convertido en toda una publicista profesional y un año después de comenzar a trabajar en la compañía con su esposo dar a luz a su niño, ahora era toda una mujer, madre, esposa, hija, nuera, profesional, amiga, confidente y una señora, tenía todo lo que en algún momento pudo haber deseado o imaginado.

Pensativa y callada mirando el maravilloso paisaje se sobresalto al sentir unas manos alrededor de su cintura en un caluroso abrazo y el mentón de su esposo en el cuello.

- Hola - susurro en su oído con ternura plantando un beso en su mejilla, Oliver estaba orgulloso de la familia que había formado, tenía una esposa hermosa y leal que lo amaba y él amaba, un hijo que era la adoración de ambos y mucho amor por parte de todos.

- Hola - dijo ella con una sonrisa que lo derretía por completo.

- Por que tan solita? - lo miro de reojo, Oliver con los años había obtenido un aspecto maduro que lo hacía ver estupendamente aunque conservaba su figura y su expresión fuerte pero lo mejor para ella era que seguía siendo el mismo hombre cariñoso, atento y enamorado que conoció.

- Estaba pensando - respondió sonriente recostandose a su cuerpo.

- En mi? - la observo tal como lo hacía su hijo cuando quería algo que le gustaba - espero que sí.

- Bueno, digamos que un poco en ti, un poco en nuestra familia, en nuestro hogar y en nuestro amor - se dió la vuelta entre sus brazos para clavar sus ojos en las pupilas verdes que tanto le gustaba ver a diario - sabes, yo nunca me imaginé nada de esto, amarte como te amo, vivir como vivimos, tener ese precioso hijo que tenemos, formar esta familia que formamos, jamás lo pensé - se sincero ante su marido.

- Y estás feliz con todo esto? - paso la mano por su cabello rozando con dulzura sus narices - estas santisfecho? - pregunto.

- Como no te imaginas - repitió riendo, provocando también una carcajada de su esposo.

- Bueno tal parece que la imaginación se nos quedó corta o no? - hizo enfasis en " imaginación "  su mujer asíntio suspirando - y los sueños se cumplieron en grande.

- Por supuesto - beso su mejilla y pegó su frente con la de él.

- Y por eso nos otorgó un bonito, duradero e inimaginable amor - se  sonrieron mutuamente y Oliver se acercó poco a poco a su esposa para juntar sus labios en beso. 



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En el texto hay: amor amistad humor

Editado: 30.09.2021

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