Está lloviendo
—por lo menos aquí llueve—.
La lluvia ha hecho de mi ventana el lienzo idóneo para una pintura cubista.
Tengo un café en las manos; siento el vapor de la bebida caliente en mis labios
—y en mis ojos—.
Tengo también un libro abierto
—una gran novela—,
y películas del siglo anterior,
y una manta caliente
—zurcida por mi abuela, pero igual de cómoda—.
Incluso tengo pizza y Coca Cola.
Futuro novio/actual novio imaginario.
¿Qué más necesitas para materializarte en mi habitación?
Ah, claro.
Esperar a que escampe.