Inmunes

7

Lacey

—¡A desayunar! —El día acababa de comenzar.

Vi al sol cubrir mi rostro desde la ventana del lugar que ahora era mi habitación.

Un cuarto con diversas muñecas y vestidos infantiles, supuse que fue de alguna hija de Gerald y Beverly, o quizás un cuarto que solía darle la bienvenida a sus nietas en los días de visitas.

Este lugar tenia demasiadas habitaciones, ropa y cosas pero todo estaba atrasado.

No había algún módem, antena parabólica, panel solar, tubería de gas y abril era la más valiente de todos al decidir cocinar en una estufa de leña.

—Buenos días Lacey —verla hacer el desayuno a la antigua fue como hacer un extraño viaje en el tiempo.

April usando esa playera de la atracción con unos jeans que sin duda fueron de Beverly. Junto a ella estaban Hunter y Levi usando la ropa de Gerald; pantalones de mezclilla, camisas de cuadros abiertos y suerteres rojos.

¿Gustas de jugo de naranja?

—Sí —Abril era la que cocinaba.

Todas las mañanas solía preparar dos huevos para cada uno y un vaso de jugo.

¿Todavía te quedan galletas? —Pregunté.

—Levi se comió el último paquete —Y como yo era de esperar él solo me ignoró—. Pero creo que aun quedan algunas barras de frutas.

—Gracias —no era el complemento que esperaba, pero al menos era algo.

Todos los días desayunamos huevos, fruta y algunas golosinas, eso sí no encontramos algo y logramos hacer que rindiera.

—Aquí tienes.

—Gracias —y una vez más la historia se repetía.

¡Huevos!

En los tres meses que llevamos aquí hemos estado desayunando y cenando lo mismo.

¿Pero qué más podríamos hacer?

Teníamos las gallinas pero no podíamos darnos el lujo de cocinarlas porque necesitábamos los huevos, de lo contrario moriríamos de hambre.

Cada mañana April se encargaba de recoger los huevos; por lo general las gallinas ponían de uno a tres y solo necesitábamos ocho para el desayuno, así que solo les quitábamos la mitad y guardábamos los sobrantes en el congelador de esa forma se podría reproducir y nosotros podríamos llegar carne en un futuro no muy lejano.

Eso sí Levi no aplastaba algún polluelo con la suela de su zapato.

¿Y qué tal? —Hablarle era como esperar a que un muñeco me respondiera.

En estos días él no hablaba mucho con los demás.

Guardaba silencio y pasaba la mayor parte de su tiempo en el granero intentando arreglar esa motocicleta que solo explotaba en cada ocasión que la encendía.

—Oye —verlo levantarse, dejar su plato y salir no fue algo nuevo, a menos de que se trate de golpear mi vaso de jugo—. Casi lo derrama.

No te enojes afectados Hunter: así es el.

Levi era más desagradable en persona que en el salón de clases.

Y tenerlo lejos de la mesa me garantizaba un buen desayuno.

Todos los días hicieronmos lo mismo.

Comimos, lavábamos los platos, tomamos lo que quedaba del jugo y conversamos sobre el plan del día.

—Bien chicas. Hoy toca salir.

Todos odiábamos esa parte.

Cada dos días requierenmos salir en búsqueda de lo que mar excepto sobrevivientes.

El primer mes creímos que tal vez encontraríamos a alguien, quizás a la niña que dejó su conejito en el hotel, pero a donde no encontramos personas.

Los camiones tienen sus guardias dos días y era sable impredecible en donde estarían; por eso era necesario salir a buscar provisiones o combustible a cualquier casetas, parque de diversiones, parada turística, etc.

Necesitábamos mantener al generador activo y encontrar algún alimento que pudiera suplementar la cena; una tarea que cada día era más difícil.

A veces encontrábamos enlatados y en otros simples sobres de catsup.

Levi solía usar esos viajes para buscar refacciones y abril los perdidos como un momento perfecto para usar su escopeta.

¿Por qué no quieres ir con nosotros? —En cambio yo me quedaba por voluntad.

No, Hunter. Alguien debe alimentar a las gallinas y limpiar el establo.

—Esta bien —Hunter sabía que tenia miedo.

Siempre dicho todo con demasiada lentitud.

¿Por qué no puedes decir lo que pensaba?

Así los acompañaría al exterior y vería como es el mundo ahora.

—Veamos a donde vamos —cada vez que salimos primero hicimos una ruta con un viejo mapa que encontramos en la oficina de Gerald y Beverly; este tenía la ubicación exacta de todas las gasolina, hoteles, paradas turísticas y casetas de cobro—. Ya abarcamos con casi toda la zona este —eso era una mala señal— en este punto encontramos golosinas y poca gasolina

La mayoría de los lugares habían sido retirados y no todos por nosotros.

—Podríamos viajar a este este abril— tal vez encontremos algo ahí.

—Es muy apartado —Cazador estaba consiente de los riesgos— recuerda que no debemos alejarnos tanto.

—Yo se —Abril estaba interesada encontrando otra cosa—. Oye —como un punto que puede ofrecernos mucho— ve esto.

-¿What?

—Este descanso. Al parecer tienen tres restaurantes, un 7 Eleven, gasolinera, taller mecánico y motel.

—Pero esta a treinta kilómetros de aquí, abril —nuestro limite eran quince—. Serían casi dos horas de viaje.

—Podríamos intentarlo —Hunter no parecía estar convencido, pero April quería que sedera— ¡Por favor!

Era una parada muy lejana y el riesgo sería muy alto, solo para tratar de rescatar algunas bolsas de papas fritas.

-¡All Right! —Pero podría haber algo más, como gasolina.

Hunter

—Recuerda. En caso de que no volvamos, procura cuidar bien a las gallinas —odiaba tener que repetirle eso a Lacey.

La granja era segura, pero necesitamosmos de tomar precauciones.

Uno de nosotros teníamos que cuidar nuestro hogar y Lacey nunca quería acompañarnos.



#3319 en Ciencia ficción
#9455 en Thriller
#3752 en Suspenso

En el texto hay: apoyo confianza, virus, uber

Editado: 17.10.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.