Inocencia Robada

19. ESPERANZAS

      JESSICA ROSS

Me siento en la soledad absoluta. Miro hacia el jardín desde la ventana de mi habitación: Mi madre corta algunas rosas.

Ella debería estar aquí conmigo, dándome consuelo, ¡pero no...! Está en su maldito jardín, cortando unas malditas flores, pareciera que sus putas flores fuesen más importante que yo.

¡Qué injusta es la vida!

Hace una semana atrás tenía a Mike conmigo, y ahora ya no tengo nada y todo por culpa de esa desgraciada que no soportó que mi Mike me amaba a mi.

Pero no sólo es la pena por perder a Mike que me abruma, si no que mi hermano favorito insiste en defender a esa asesina malnacida. La odio demasiado, ojalá y la maten en la cárcel.

Me alejo de la ventana y me tumbo en mi cama. Miro hacia el techo.

¿Por qué Christopher tiene que defender a esa maldita mujer? Él debería ayudarme hundirla más y no defenderla. Para colmo: mi padre también está colaborando para que esa perra asesina salga de presión y mi madre... ¿Qué puedo decir de Isabella? Sólo he recibido recriminaciones de ella. No entiende que me enamoré, ella y Williams piensan que yo me metí en medio de una relación entre Mike y esa malnacida... Ninguno se detiene a comprenderme, Ninguno sabe cuánto dolor siento. Nadie se pone en mi lugar, mi padre y mi hermano prefieren apoyar a una maldita asesina... Eso es lo que más me duele, mi propia familia me ha traicionado.

El sonido de mi celular interrumpe mi tristeza.

Miro el identificador. Es Lillian ¿Qué querrá?

—Hola— decido responderle.

— ¡Jess! Hasta que te dignaste en responder—me riñe.

—No estoy de humor para soportar tus quejas.— Le replico molesta.

Odio que nadie entienda por el sufrimiento que estoy sintiendo. Sólo por qué soy una cobarde no he intentado nada en contra de mi vida.

— Disculpa... ¿Cómo estás?

—Mal...—estallo en llanto.

— Oh amiga... siento tanto por lo que estás pasando. Me imagino lo doloroso que debe ser para ti.

No digo nada. El dolor en mi pecho es tan intenso y el nudo en mi garganta no me permiten emitir palabra.

— Podríamos ir de compras ¿No crees? — Añade para darme ánimos

Ni siquiera para ir de compras estoy de ánimo. Todo me parece aburrido. Sólo quiero morirme para poder estar con mi amado Mike

— Ni siquiera tengo ánimo para ir de compras—¿A qué saldría con mi cara de pan crudo?

Se lo hermosa que soy pero en estos momentos mi cara está hecha un desastre por culpa de las lágrimas que he derramado.

— ¿Aunque sea en New York? Había pensado que tal vez podríamos decirle a tu hermano, Christopher, que nos lleve a New York.

—¿Por qué Christopher haría algo así?— En estos momentos lo estoy odiando. No quiero nada que venga de él.

— Él como tú hermano verá lo triste que tú estás y hará todo lo que tú le pidas.

Lillian no llamó para saber cómo estaba, sólo pretende ir a New York y si es posible acompañada de mi hermano.

Vaya amiga, pero  Christopher es de Amanda y tú no tienes posibilidades Lillian.

Antes de mandar a "mi amiga" a la mierda me quedo pensando que puedo sacar un poco de provecho. Si le pido a Christopher que me lleve de viaje, él va a olvidar ayudar a esa maldita. ¡Si! Eso haré, llamaré a Christopher, pero esto no significa que no siga dolida con él, o pueda perdonarlo tan fácil.

—Está bien Lillian, creo que vendría bien distraerme— le respondo más tranquila.

—Eso fue lo que pensé—mentirosa. Sólo te preocupas por tí.

— Gracias, "amiga". Ahora te voy a colgar a para llamar a mi hermano... Mientras más rápido, mejor.

— ¡Oh Genial!, me devuelves la llamada para saber cuándo viajamos— me dice animada.

¿Viajamos? Me suena a manada. Yo iré a New York, pero no te diré nada, zorra egoísta.

— Claro— le respondo tratando de no ser grosera.

— Ok. Nos hablamos.

Termino de hablar con la perra de Lillian y enseguida le marco a Christopher. Solo espero que no se comporte como el gallardo caballero que quiere ser para la asesina.

Antes de marcar el número de Christopher, mi celular anuncia una llamada entrante.

Es Amanda, le contesto de inmediato.

— ¿Hola?

— ¡Jess ¿Cómo estás?!— Por fin alguien que realmente me pregunta cómo estoy con sinceridad.

— ¿No te has enterado de lo que sucedió?— Le pregunto conteniendo mis ganas de llorar.

— No ¿Ocurre algo? Christopher no me responde mi llamada pero si un mensaje ¿Está todo bien Jess?

— No... ¿No has visto los noticieros o leído alguien sitio de noticias en internet?

— No he tenido tiempo...

— Ay Amanda, no te imaginas por lo que estoy pasando— no aguanto y empiezo a llorar nuevamente.

— Me estás asustando ¿Christopher está bien?— 

— Ocurrió una desgracia... Mataron a Michael Mills— como me duele tu muerte Mike.

— Algo de eso me he enterado... Pero ¿Por qué lloras?

— Mike y yo éramos novios en secreto...

— Jessica... No lo sabía... Cuanto lo siento.

— Gracias— respondo hipando

— Según me enteré fue ¿Su exnovia?

— No me menciones a esa maldita... Por su culpa estoy sufriendo.— Añado con rabia

— ¿Ella está en la cárcel?— Me pregunta de repente

— Si

— ¿Y no te gustaría vengarte de ella? Sería muy fácil conseguir a alguien para que le dé una lección.

— No es mala idea pero debes saber algo más—

— Dime.

— Christopher se ha empeñado en defenderla, incluso ha convencido a papá para que defienda a esa maldita ramera.

— ¡¿Qué?!— Realmente te he sorprendido Amanda, pero necesitas saber todo para que me ayudes alejar a Christopher de esa bastarda.

— Creo que tuvieron algo no sé... Pero Christopher está como loco por defenderla.

La escucho dar un suspiro profundo.

— Tu déjame a mi a esa asesina... Va a conocer el infierno en vida.

— Gracias amiga— ella es una verdadera amiga

— No te preocupes por nada.




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