Nos fuimos a la recámara y allí permanecimos rezando hasta quedarnos dormidas.
Le llamaron al siguiente día por la tarde a mamá avisando que ya venían a casa.
No sé porque le pasaría eso... ¿Acaso a mí también puede pasarme? ¡Qué miedo!
— ¿María, cómo te sientes, cómo estas?
—Bien madre, no se preocupe.
— ¿Qué te pasó hija?...
José Antonio la interrumpió y se veía triste, diferente a como era en días pasados, no sonreía, se notaba que había llorado por lo rojo de sus ojos.
—No se preocupe señora, no es nada grave y en unos días su hija estará como si nada, "Estoy seguro de eso" solo que repose y no debe cargar a Kristell durante al menos una semana.
Se acercó a despedirse de María y le dijo al oído...
—Nunca te voy a perdonar lo que hiciste como nunca me volverás a ver.
María lloraba y al parecer esta vez sentía que era verdadera su tristeza, cuando nuestra madre se fue a trabajar María me mandó al teléfono público a llamarle a Jorge con el pretexto de lo que le había sucedido.
Le llamé diciéndole que María estaba muy enferma y recién había salido del hospital y eso la había hecho reflexionar, también le mandaba preguntar ¿Si podía venir para hablar del futuro de Kristell? a lo cual respondió.
—"Ahorita salgo para allá".
Platicaron durante mucho tiempo mientras nosotras jugábamos en nuestra recámara, más tarde entró María por kristell.
—Yo la llevo con su papá para que tú no la cargues María acuérdate que dijo José Antonio que no lo hicieras.
—Cállate tonta, no repitas eso frente a Jorge.
Se la entregué en brazos de su padre, el cual le dijo amorosamente:
—En cuanto tu mami pueda caminar vengo por ustedes para llevarlas a su casa de donde NO debieron irse.
Se despidieron Jorge y María dándose un gran beso en los labios y yo me sentí feliz de verlos pensando que se amaban de verdad, por fin se reconciliaron, ya estarían juntos los tres y serán felices.
Qué bueno que María no se casó con Víctor, que bueno que José Antonio la dejó y ella logró lo que quería por el bien de Kristell.
PASARON LOS DIAS:
Hoy viene Jorge por ellas y estoy muy triste porque extrañaré a Kristell, estoy muy acostumbrada a ella, ya no dormirá en mis brazos, ya no me despertaré en la madrugada para hacerle su bibi, la amo tanto como se la voy a extrañar.
Ya teníamos listas sus maletas, sentía ganas inmensas de llorar pero no quise arruinar la felicidad de María, pero mi bebé me miraba atentamente, ya hablaba un poco principalmente lo que yo le enseñé, "nalala" es naranja, "apotos" es vámonos.
Mi corazón me dolía como si clavaran espinas lentamente al escucharla decir "mamí apotos" no puedo resistir verla marcharse llorando por mí como yo estoy por ella, la vi alejarse estirando su manita para alcanzarme en brazos de su madre.
Solo yo y ella sabíamos lo que nos amábamos, lo que ambas nos necesitábamos, lo que nos divertíamos jugando.
Corrí a mi recamara y lloré amargamente en mi cama como si me hubieran arrancado lentamente la piel, mi alma y en castigo siguiera viviendo sola sin mis "ojos rasgados".
***
Un día cualquiera iba a la tienda y me encontré a Luigi, me habló y caminamos juntos platicando.
—Estoy muy triste Angélica, al parecer el destino no desea que estemos juntos, tal vez cuando seamos grandes nos vuelva a reunir y si no lo hace quiero que sepas que siempre vivirás en mi corazón, que lo que siento por ti es muy especial y nunca te voy a olvidar.
— ¿Por qué dices eso Luigi?
—Mañana me voy a Italia a vivir con mi padre.
Comencé a llorar... No puedo creerlo, no sé qué decir, no puedo hablar, siento un nudo en mi garganta horrible.
—Luigi, siempre te voy a querer y serás el amor de mi vida, el mejor recuerdo de niña...Siempre te voy a recordar yo también, "Te Quiero" y lamento el tiempo que perdimos, seguramente así tenía que ser.
Nos abrazamos llorando, disfrutamos los últimos besos con el sabor de nuestras lágrimas y se marchó para siempre, al otro lado del mundo donde yo jamás podría ir, ni volver a saber de él, se fue llevándose mi primer amor, mi primer beso y quedándome yo con el de él.
A los días llego una familia a vivir a un departamento de donde yo vivía con dos lindas niñas, similares en la edad de Claudia y mía, rápidamente me hice amiga de una de ellas llamada Nancy, una niña chaparrita de ojos cafés claros con piel morenita clara, con quien yo platicaba siempre de lo que me sucedía y como me sentía, ella me aconsejaba porque se daba cuenta de los maltratos que recibía de mi madre, de las responsabilidades que tenía sin ser justas para una niña de mi edad.
Siempre la buscaba y le pedía permiso a su mamá para que la dejara ir conmigo a la tienda, con ella me desahogaba, con ella lloraba, no duró mucho nuestra bella amistad por que se fueron a vivir a Ensenada y ahora gracias a Facebook la encontré, nos hemos reunido y sigo considerándola mi mejor amiga, el tiempo solo pasa pero nuestros sentimientos nunca cambian, recordamos algunas anécdotas de la infancia y cada una tenemos nuestra propia historia única y maravillosa.
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Mis ojitos "rasgados" creció y su belleza única era evidente, conviví con ella hasta los 17 años siendo su mejor amiga, su madre, su confidente, la protegía como si fuera mi hija, la comunicación entre ella y yo fue maravillosa, yo diría perfecta sin exagerar, nos escribíamos cartas contándonos nuestras vivencias diarias, tengo maravillosos recuerdos a su lado, después solo fueron etapas conviviendo hasta que cumplió los 25, al fin su madre logró separarnos por celos, por envidia de su amor a mí y por temor a que yo le dijera las verdades ocultas de su madre, hoy en día no nos hablamos pero tengo de ella lo que nadie más pudo tener y disfrutar como yo. "El amor más puro e inocente, su amor verdadero fue solo para mí.